El empleo cada vez mayor de procedimientos intervencionistas mínimamente invasivos ha supuesto que, con más frecuencia, fragmentos de los materiales utilizados se rompan y permanezcan retenidos en el organismo, tanto en el órgano donde se está interviniendo como a distancia (por embolización de dicho fragmento); en otras ocasiones se trata de materiales que han sido mal implantados.
Estos “cuerpos extraños” pueden estar localizados
en el territorio vascular más frecuentemente como: fragmentos de catéteres
venosos centrales o de catéteres diagnósticos, fragmentos de catéteres-balón,
stents vasculares, coils de embolización, filtros de vena cava, guías, etc.,
aunque también pueden localizarse en territorios no vasculares como la vía
biliar, vía urinaria, tracto gastrointestinal, cavidad abdominal, etc.
Estos materiales deben ser retirados inmediatamente
o de forma programada (antes de la primera semana) con control fluoroscópico
para prevenir posibles complicaciones graves (que pueden aparecer en el 70% de
los casos, con una mortalidad del 25%-60%), como formación de trombos con
potencial de embolización periférica repetida, endocarditis, arritmias,
perforación cardíaca o vascular, infección, etc. [1]. En caso de que algún
fragmento no haya podido extraerse, se requerirá un seguimiento clínico estrecho
por parte del médico responsable del enfermo durante, al menos, dos años. La
posibilidad de extraer íntegro ese cuerpo extraño es mayor al 90% en ambos
territorios, utilizando un material o una combinación de diferentes materiales.
Es
recomendable que se haga en el mismo acto del procedimiento diagnóstico o
terapéutico que se viene realizando. En caso de que la liberación del cuerpo
extraño ocurra en otra unidad dentro del propio hospital u otro hospital,
deberá programarse su extracción antes de la primera semana para evitar que
éste produzca complicaciones agudas o para prevenir una posible emigración
distal que provoque “impactación” del mismo en territorios mucho más lejanos
que impidan su extracción [1].
Los cuerpos extraños dentro del espacio
intravascular se pueden clasificar en no iatrogénicos (ej.: proyectiles,
fractura de agujas en pacientes drogadictos) e iatrogénicos, los cuales a su
vez se subclasifican según que su fin sea diagnóstico (ej.: cuerda guía,
catéter diagnóstico, agujas) o terapéutico (ej.: filtro de vena cava, stent,
coils, balón de angioplastia, hilos de sutura, válvulas o electrodos de
marcapasos, entre otros).
Una vez que se identifica un cuerpo extraño
intravascular, se debe realizar una exhaustiva anamnesis para determinar el
tiempo de evolución de dicha complicación. A mayor tiempo de permanencia de un
cuerpo extraño dentro del espacio intravascular, mayor es el riesgo de la tasa
de fracaso y aparición de complicaciones durante su extracción [2].
La decisión de cuándo recuperar un cuerpo extraño
debe tomarse de manera particular en cada paciente [2]. La prevalencia de
infección de cuerpos extraños endovasculares no está claramente definida, pero
existen descripciones en la literatura de porcentaje de colonización de los
materiales extraídos entre un 28 % y un 52 %. La probabilidad de trombosis a
largo plazo tampoco está definida, pero existen múltiples publicaciones que
sugieren que dejar un CE que se encuentra firmemente adherido a la pared del
vaso y/o completamente endotelizado no implicaría mayores riesgos [3].
La canulación arterial es una práctica común en
anestesiología y cuidados intensivos y está indicada cuando se requiere un
monitoreo hemodinámico continuo de la presión arterial. Las complicaciones
principales son hemorragia o hematoma en la inserción del catéter, oclusión
temporal de la arteria, trombosis, gangrena digital y necrosis de la piel,
pseudoaneurisma, parálisis del nervio mediano, infección local, sepsis o
complicaciones mecánicas como la migración del catéter o fractura [4].
La arteria radial es el sitio más común para el
cateterismo arterial [5]. Se prefiere la canulación de la arteria radial [6]
debido a la presencia de circulación colateral desde la arteria cubital, lo que
reduce el riesgo de lesión isquémica. Sin embargo, el acceso radial se asocia
con complicaciones como oclusión de la arteria, sepsis, infección local,
hematoma, pseudoaneurisma o hemorragia [7].
La
complicación más común fue la oclusión temporal de la arteria radial (19,7%) y
el hematoma (14,4%), seguido de infección del sitio de punción (0,72%),
hemorragia (0,53%) y bacteriemia (0,13%) [5]. Hay casos que informan sobre la
aparición de síndrome de dolor regional complejo debido a lesión arterial
después de la punción [8]. La presencia de fragmentación del catéter
intraarterial es muy rara [5].
La presencia de un fragmento de catéter en la
arteria radial puede provocar complicaciones graves. Si la circulación
colateral de la arteria cubital es insuficiente, puede causar claudicación de
la mano o isquemia aguda debido a trombosis o embolización. La presencia de un
cuerpo extraño intraarterial también puede causar daño a la íntima (la capa
interna de la pared arterial), ya sea debido a la pérdida de integridad en la
introducción o la reacción local del cuerpo extraño [9].
La recuperación percutánea de cuerpos extraños
intravasculares es una técnica segura, efectiva y asequible. Su tasa de éxito
puede variar de 50% a 100% [9].
BIBLIOGRAFÍA
[1] Zurera LJ. “Extracción percutánea de cuerpos
extraños. Estándar de procedimiento”. Comisión científica de SERVEI. Estándares
de trabajo. servei.org/mdocs-posts/extracción-percutanea-de-cuerpos-extraños/.
[2] Kass J, Sherkat A, Nahum E, Hartman M. “Search
and Rescue: A Case Report and Discussion of Iatrogenic Intravascular Foreign
Bodies”. Curr Probl Diagn Radiol. 2018; S0363-0188(18)30160-9.
[3] Carroll MI, Ahanchi SS, Kim JH, Panneton JM.
“Endovascular foreign body retrieval”. J Vasc Surg. 2013; 57(2):459-463.
[4] Nuttall G, Burckhardt J, Hadley A, Kane S, Kor
D, Marienau MS, et al. “Surgical and Patient Risk Factors for Severe Arterial
Line Complications in Adults.” Anesthesiology. 2016 Mar; 124(3):590-7.
[5] Scheer B, Perel A, Pfeiffer UJ. “Clinical
review: complications and risk factors of peripheral arterial catheters used
for haemodynamic monitoring in anaesthesia and intensive care medicine”. Crit
Care. 2002 Jun; 6(3):199-204.
[6] Bengezi OA, Dalcin A, Al-Thani H, Bain JR.
“Unusual complication of radial artery
Cannulation”. Can J Plast Surg. 2003; 11(4):213-5.
[7] Luo CF, Mao CC, Su BC, Yu HP. “An iatrogenic
complication of radial artery cannulation”. Acta Anaesthesiol Taiwan. 2010 Sep;
48(3):145-7.
[8] Lazaro RP. “Complex regional pain syndrome and
acute carpal tunnel síndrome following radial artery cannulation: a
neurological perspective and review of the literatura”. Medicine (Baltimore).
2015 Jan; 94(3):e422.
[9] Nuno N., Reis D., Carreira C., Bernardino A.
“Intravascular fracture of an arterial catheter: an uncommon nevertheless real
complication”. Rev Chil Anest 2020; 49: 915-918.
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