El siguiente texto fue escrito por mí hace aproximadamente unos dos años. Se trata de uno de los primeros intentos por valorar hasta que punto mi capacidad para la escritura era lo suficientemente adecuada para emprender un blog como el que estáis leyendo. Vosotros decidiréis si es un buen estilo, o necesita aún retoques, muchos o pocos. Cualquier opinión vuestra será bienvenida. Un gran abrazo a todos.
EL FINAL DE LA PRIMAVERA
Cuando el Sol sale por el horizonte, toda la campiña se inunda de luz, y los verdes campos señalan el final de la primavera. Desde hace algunos días, las temperaturas han comenzado a subir. Y los verdes pastos de ahora, se convertirán pasado un tiempo, en ardientes secarrales que, después de la siega, dará su último tributo de malas hierbas al sol, que impenitente, continuará día tras día, surgiendo en el horizonte para realizar la tarea vivificadora y mortal a un tiempo que tiene encomendada.
EL FINAL DE LA PRIMAVERA
Cuando el Sol sale por el horizonte, toda la campiña se inunda de luz, y los verdes campos señalan el final de la primavera. Desde hace algunos días, las temperaturas han comenzado a subir. Y los verdes pastos de ahora, se convertirán pasado un tiempo, en ardientes secarrales que, después de la siega, dará su último tributo de malas hierbas al sol, que impenitente, continuará día tras día, surgiendo en el horizonte para realizar la tarea vivificadora y mortal a un tiempo que tiene encomendada.
No hay árboles. La llanura está cubierta de cultivos.
Las plantas, que gracias a la mano del hombre, han invadido y sustituido de
forma exitosa a los árboles de mayor porte no permiten ninguna zona de sombra.
Hambrientas de la energía solar, acaparan toda ella para transformarla en
tejido vegetal, y éste, a su vez, desarrollarse y criar el fruto, el milagro de
la vida.
El fruto, la semilla de donde nacerá la nueva planta,
se rodea de tejido vegetal transformado en sustancia nutritiva para que llame
la atención a los otros seres que comparten su hábitat con la planta. A los
animales. Éstos, consumiendo el fruto, el tejido nutritivo que rodea a la
semilla, serán los encargados del transporte, y de la extensión del cultivo de
estas plantas. Algo que permitía a las plantas dispersarse y ocupar nuevas
tierras.
Sin embargo, las plantas no han podido calcular su
efecto sobre una especie animal. El hacerse tan apetitosas ha marcado su
futuro. Y su futuro es la esclavitud. La esclavitud por parte de un ser que
sabe modificar por sí mismo el ambiente que le rodea. Y que lo sabe modificar
con una rapidez nunca vista antes sobre la faz de la tierra. Esclavitud que la
llevará a ser la protagonista única de multitud de tierras, de sembrados.
Esclavitud en que será cuidada para que dé el máximo fruto. Esclavitud que le
permitirá descuidar el sacrosanto empeño en salir adelante, pues ya no lo
necesita. Esclavitud en que será mejorada día a día, se le apartarán las
hierbas rivales y producirá ciento por uno. Esclavitud en la que tendrá todo
para ser feliz. Pero que, al fin y al cabo, será esclavitud.