En esta ocasión he vuelto a la literatura anglosajona, pero la del siglo XXI, a una autora de best-sellers, y de literatura femenina. Al menos, eso es lo que parece por sus libros. También por este que acabo de leer. Me llamó la atención la portada y el título, y para despejarme de otra serie de libros más sesudos que estoy leyendo, me decidí a internarme en el mundo que nos ofrece la autora.
Se trata de narraciones paralelas de dos mundos distintos, la Rusia de principios de siglo XX, hasta la I Guerra Mundial, y la Inglaterra de finales de los cincuenta, principios de los sesenta de ese mismo siglo XX. La trama está muy bien engarzada. De hecho, cuando ya había superado la mitad del libro, me decidí por buscar a su autora y encontré que lleva publicando novelas desde finales del siglo XX, muchas de ellas tienen como marco el Distrito de los Lagos, en el oeste de Inglaterra, donde ha estado viviendo durante mucho tiempo. Y digo ha estado porque en estos momentos, si no me engañan mis indagaciones por la web, está regentando un olivar en España. Así que aquí la tenemos, en la vieja piel de toro.
Pero volvamos al libro. Las dos protagonistas son mujeres, viviendo en épocas distintas pero unidas por un lazo de familia. Sus perfiles están muy bien trazados, sobre todo de la protagonista principal, la joven de finales de los años 50. Aunque para aquellos que les guste la novela de época, como es mi caso, les atraerá mucho la parte del argumento que transcurre en la rusia zarista. El argumento permite dos o tres giros y se van desvelando poco a poco las intrigas y misterios, no policíacos ni detectivescos, que les ocurren a las protagonistas. Y los hechos históricos, aunque influyen bastante en las protagonistas, sobre todo en la de más edad, no se tratan sino de manera tangencial, lo cual no desmerece un ápice la narración que nos presenta Freda Lightfoot.
En resumen, un libro muy agradable de leer y para iniciarse en la amplia bibliografía de su autora.