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sábado, 8 de mayo de 2021

MEDIO SOL AMARILLO. 2006. Chimamanda Ngozi Adichie


Siempre había tenido curiosidad por saber dónde estaba Biafra. Fuí de aquellos niños que crecieron con la leyenda de que en un lugar de África, los niños se morían de hambre porque no tenían qué comer. Pero nadie nos explicaba la causa. Yo, en mi infantil mente, me imaginaba un desierto sin una mata de hierba, pedregoso y en él, muchos hombres, mujeres y sobre todo niños pasando hambre.

Posteriormente, en los estudios de bachillerato, al tratar la nutrición humana surgió una palabreja muy complicada, Kwasiorkor, una enfermedad que afectaba a aquellos niños de África, concretamente de Biafra, que únicamente tenían para comer hidratos de carbono, y la falta de proteínas les provocaba una delgadez extrema con un tripa similar a un balón de fútbol.

Más adelante descubrí, al gustarme siempre las historias africanas, la causa del hambre en Biafra. No fue un desierto, de hecho la zona de Biafra se corresponde en parte con el delta del río Níger, río de los más importantes de África y que da nombre a dos países, Níger y Nigeria. La causa no fue una sucesión de malas cosechas en unas tierras cercanas al desierto. No. La causa era la guerra, el enfrentamiento entre una población que quería independizarse de otra que quería mantener la zona unida a Nigeria, principalmente porque habían encontrado yacimientos de petróleo y eso constituía el principio de un crecimiento y una riqueza que, por desgracia, no se ha visto reflejada en el nivel de vida de los habitantes de Nigeria. Pero que me salgo del tema (¿o no?).

Pero no ha sido hasta leer este libro cuando he llegado a comprender lo que supuso la guerra de Biafra para los habitantes de la región, lo que significaban esos vientres hinchados y las penurias que se llegó a pasar. Porque Chimamanda Ngozi Adichie plasma la vida de unos personajes que son golpeados sin piedad por la guerra. Los secundarios reflejan las distintas suertes que corren cada uno de los individuos que dirigen la guerra, luchan en ella, o, simplemente, les toca esa maldita suerte de vivir en la zona en conflicto.

No se van a ver grandes batallas. De hecho sólo hay un enfrentamiento, cuando uno de los personajes principales es reclutado para el ejército, que no pasa de una simple escaramuza. Pero ahí está la maestría y calidad de la pluma de Chimamanda. Sin usar ningún enfrentamiento, creando unos personajes que no protagonizan ninguna batalla, ninguna gesta heroica, consigue describir la guerra en toda su crudeza y salvajismo, en todo su sinsentido. La calidad literaria es tal que, en las primeras páginas, ya te encuentras imbuido en las peripecias de uno de los personajes principales, y no decae el interés en ningún momento. Su prosa es tan vigorosa que pueden pasar las horas sin darte cuenta, leyendo los hechos que narra la autora.

Pero la novela trata también de la mujer, algo que no es de extrañar viniendo de una de las autoras defensoras del feminismo más conocidas dentro del ámbito de la literatura africana. No en vano, su ensayo "Todos deberíamos ser feministas" es uno de los de mayor calidad sobre el tema.

En la novela nos presenta la historia de dos hermanas, a las que la guerra golpea de manera distinta. Tienen distinto carácter, y sabe meterse en la mente de cada una de ellas y contarnos, desde el punto de vista femenino, que a veces es el más humano, lo que supone la guerra para las poblaciones que la sufren. Y una cosa que es de agradecer, no hay soflamas feministas ni escenas sexuales morbosas. Hasta en ese aspecto la autora sabe presentar toda la sensualidad femenina sin la procacidad u obscenidad que se puede leer en otras novelas supuestamente "feministas" y que lo único que hacen es describir lo más crudamente posible la acción, pero sin conseguir que el sentimiento aflore y se adueñe de la escena, elevándola a la categoría de arte, como sí lo consigue Chimamanda.

Pero lo más importante, como digo más arriba, es que la autora nos describe el horror que supone una guerra, el sinsentido de la misma, y a aquellos que realmente la sufren.

Totalmente recomendable en todos los sentidos.