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lunes, 7 de agosto de 2023

LAS PARADOJAS MR. POND. 1936. G. K. Chesterton (obra póstuma)


Las paradojas de Mr. Pond son un conjunto de relatos en los cuales se pone de manifiesto, nuevamente, el ingenio y la finura de mente, de Chesterton. De las distintas historias, todas planteadas como paradojas y que cuando, al final de la trama, se descubre el desenlace, más que paradojas son hechos de un gran sentido común, de todas ellas mi preferida es la primera. Habla sobre la gran fidelidad del soldado prusiano a la hora de cumplir órdenes, gracias a la cual una orden no se cumplió. El principio no puede ser más "paradójico". Y no, no hay truco de mago ni de prestidigitador, sino de gran observador de la naturaleza humana.

Pero más que explicar el resto de las historias, lo que creo es que merecen ser leídas. Quedarán satisfechos. Seguro.

lunes, 17 de julio de 2023

ORTODOXIA. 1908. Gilbert Keith Chesterton


Este libro, se trata de un ensayo, es un viaje del autor a través de todas aquellas cosas que le fueron llamando la atención de una creencia, el cristianismo. De tal forma le maravillaron, desde su mente de intelectual agnóstico y cercano al ateísmo, con un pensamiento político cercano al laborismo, que terminó profesando el cristianismo y catorce años después de este libro, se convirtió a la fe católica. Pues aquí están los cimientos que dieron lugar a su conversión.

Muestra su sorpresa, ya pasada la adolescencia, al encontrar que el cristianismo en general, y el catolicismo en particular, no era esa asociación de mentes que procuraban tener sojuzgada a la población mediante el castigo de las malas acciones que cometían. No eran un grupo de gentes que amenazaban a todos aquellos que no siguieran sus normas con un fuego que nunca se extingue y con una eternidad llena de horrores. 

Al profundizar en la historia del cristianismo, al lado de jerarquías autoritarias, de azote de pecadores y de otro tipo de personajes, existían otras personas, incluso eminentes y con cargos importantes dentro de la Iglesia, que lo que defendían era al pobre, al necesitado, que defendían los derechos de los hombres frente a la barbarie de la violencia. En fin, se dio cuenta de algo que hemos olvidado actualmente. Que en el curso de más de dos mil años de historia hay cabida para malos y para buenos. Que, en dos mil años, una misma bandera puede ser izada por defensores de los derechos de las personas y por aquellos que no aceptan tales derechos. Pero, que hay un detalle más importante.

El origen de esta creencia, el germen a partir del cual se fragua todo este intrincado mundo de mandamientos, normas, oraciones, deberes, salvación, etc.; el principio de todo se encuentra en un humilde carpintero de una más humilde aún aldea de una zona geográfica de paso entre los grandes imperios del momento (Egipto, Persia, Roma), y que fue ejecutado como un malhechor. Esa, y no otra, es la grandeza del cristianismo. Un Dios que se hace hombre para sufrir como un hombre y para acabar muerto en una ejecución denigrante para todos los que le habían conocido, de cerca o de lejos.

Ese es el mensaje de Chesterton en este libro, y es muy recomendable leerlo. No me resisto a transcribir sus últimas líneas. Son auténtica poesía del siglo XX.

"Hubo en Él algo que escondió a todos los hombres cuando subió a orar a la montaña. Había algo que constantemente ocultó con un silencio repentino, o con un impetuoso aislamiento. Cuando caminó sobre nuestra tierra, había en Él algo demasiado grande para que Dios nos lo mostrara; y algunas veces imaginé que era Su alegría." Ortodoxia. 1908. G. K. Chesterton

lunes, 10 de julio de 2023

¿POR QUÉ SOY CATÓLICO? 1922-1935. G. K. Chesterton


Y después de conocer al original Padre Brown, por supuesto me decidí a conocer al autor del mismo, Gilbert K. Chesterton, un gigante de metro noventa y tantos de altura y de peso superior a 100 kg. Pero más gigante aún como intelectual de su tiempo, un tiempo convulso, con un mundo cambiante, si no con la rapidez del actual, sí con la variedad de ideologías que pululaban a finales del siglo XIX y principios del XX. Porque el libro que presento aquí incluye ensayos y artículos publicados por el autor desde su conversión al catolicismo hasta el año anterior a su muerte.

Lo primero que hay que decir de este libro es que se trata de un conjunto de escritos que no han sido creados para ser leídos conjuntamente, sino que responden a unas fechas y a unos hechos concretos. En ellos se puede apreciar los duelos intelectuales que mantenía el autor contra aquellos que atacaban su nueva fe católica, como el que se hubiera convertido a la misma. También hay referencias muy claras a las dos corrientes, o tres, autoritarias que surgían en los últimos años de su vida: el fascismo, el nazismo y el comunismo bolchevique, que pretendían dar solución al hombre como entidad, pero no como individualidad. Esta última reflexión la he recogido de Chesterton, no es mía propia.

El caso es que, en algunas ocasiones, resulta algo anacrónico, pues los fascismos y el nazismo, cree este humilde bloguero, están ya superados en el primer cuarto del siglo XXI. Si no están superados, al menos, no son tan evidentes y soberbios (entendido soberbio como pecado, no como grandeza) como lo eran entonces, ya que tienden a disfrazarse de otro tipo de creencias.

Sin embargo, siempre encontraremos el fino humor y la fina ironía de Chesterton en su enfrentamiento con sus contemporáneos, a la vez que el respeto hacia los mismos, los cuales podían pensar diferente de él, pero ello no significaba que fueran enemigos a batir, sino amigos con quién dialogar. Dialogar, algo que se está perdiendo en el mundo actual y que el conjunto de escritos de Chesterton que contiene este libro nos enseña a practicar, de forma natural, con respeto y sin odios.

lunes, 12 de junio de 2023

EL PADRE BROWN (Relatos completos). G. K. Chesterton. Editorial Encuentro. 2017


"El conjunto de los relatos del padre Brown, escrito a lo largo de más de veinte años, constituye quizá la obra más popular de Chesterton." Así comienza la reseña oficial de la recopilación de relatos del Padre Brown, de G. K. Chesterton, que la editorial Encuentro lanzó en el 2017. Y como me he encontrado con que tan importante como la escritura del autor de la obra es la maestría del editor que pone a la venta el libro, esa razón me ha llevado a incluir la editorial y el año de publicación de esta recopilación. Por supuesto, los relatos están escritos en el primer cuarto del siglo XX (entre 1911 y 1935), y llevan el sello personal del autor.

He de decir que estos relatos me han sorprendido, además de por los problemas planteado y resueltos con maestría a la par que, con sencillez, me ha sorprendido, repito, el lirismo que manifiesta Chesterton al describir los paisajes, los ambientes donde ocurren las andanzas del menudo sacerdote que sale de su pluma. Los paisajes, los amaneceres, los atardeceres, las noches, todo está detallado con gran maestría que hace que lo vivamos con si estuviéramos introducidos en un cuento de hadas, en el cual tan pronto puede surgir como protagonista del relato un ogro o una princesa. De ahí que, al estarlo leyendo, no estoy tan sólo metido en una intriga más o menos enrevesada, con un final inesperado y, a veces, genial. Me veo dentro de las aventuras del pequeño sacerdote del paraguas, o de los relatos en los que participa como narrador o inquisidor (dicho esto con el puro significado de la palabra: el que inquiere, el que pregunta).

Hay unas constantes en la actitud del sacerdote del paraguas que puede sorprender a aquellos que no tengan una relación directa con alguno de los miembros del clero. Me refiero a su rechazo de los milagros como explicaciones de situaciones en un momento determinado inexplicables. Así como a la negativa de usar lo sobrenatural a la ligera, el buscar los poderes sobrenaturales como los causantes de hechos que, en realidad, y como se explican más tarde, tienen unas razones más naturales, más simples y más sencillas.

Esto es debido a la humildad que debe tener un cristiano, y en esto creo que Chesterton dio en el blanco, a la hora de valorar los hechos que ocurren en su vida y dar a la intervención directa divina la importancia suficiente para saber que ocurre pocas veces, y que la propia persona no es lo suficientemente importante como para que esté Dios continuamente controlando su devenir personal. A través del padre Brown, Chesterton traslada, entre otras muchas cosas, que la humildad ante Dios no es bajar el cuello considerándose pecador, sino, más bien, considerar que nos deja libertad más que suficiente como para que nuestras acciones sean las que modulan la evolución de nuestra propia vida. Porque en la vida siempre suele tenerse alternativa, siempre puede escogerse, incluso aunque se escoja entre dos males. A veces el creer que no tenemos otra opción que tomar una decisión determinada, así lo expresamos, no consiste en que no exista esa otra opción a escoger, sino, más bien, que esa otra opción es tan dolorosa o denigrante que ni siquiera se tiene en cuenta. Y aunque para el resto del mundo, la alternativa sea aceptable, para el sujeto no lo es, vive esa alternativa como la destrucción de su persona y por eso no está dispuesto a tenerla en cuenta.

Me viene a la mente, hablando de opciones, el hecho del suicidio. Los suicidios que vivimos actualmente en el siglo XXI, y muchos, muchísimos de los de épocas pasadas, surgen de esa "cerrazón" a aceptar que otra opción distinta a la de quitarse la vida es posible. Aquel que intenta suicidarse es una persona que está experimentando un tremendo sufrimiento mental, moral, social y de su propia personalidad. Tanto es así que la única salida viable que ve, tanto para él como para todo su derredor social, es abandonar el mundo material, acabar con todo de una forma definitiva. Él, esa persona dejará de sufrir y todos los que están conviviendo con él vivirán mejor cuando la persona no esté, no exista.

Ese es el continuo caballo de batalla con los suicidas. Hacedles ver que su vida vale la pena y que hay otras opciones más que la simple desaparición de la faz de la tierra. Y que esas opciones distintas están realmente a su alcance, que pueden elegirlas. Que, al instante, su sufrimiento disminuirá. En un principio, para evitar dar el paso fatal. Después para adaptarse a esa opción, a esa alternativa adoptada. Y, al final, para que esa parte de su vida en que quería poner punto final quede como aquellas épocas de la vida, como la niñez o la juventud que, una vez pasadas, nunca volverán.