Que un libro haga que busques información sobre el periodo histórico en que se basa ya es un mérito en sí mismo, pues significa que el escritor ha conseguido transmitir al lector la inquietud necesaria para que éste realice alguna acción referente al trabajo de ese escritor. Y Baptiste Touveray lo ha conseguido. Una vez terminado el libro, y tuve que hacer esfuerzos importantes para no buscar antes, me puse a informarme sobre el periodo de tiempo al que esta novela se refiere: la Constantinopla del primer tercio del s. VII, concretamente ocurre en dos momentos de ese periodo: el año 610 y el año 627.
Lo que encontré, aunque me hizo ver las distintas licencias literarias, me sirvió para darme cuenta que el autor había urdido muy bien toda la trama del libro. Pues casi todos los personajes son históricos, casi todos responden a cómo fueron en realidad, y, además, el autor sabe mostrarnos la humanidad de los mismos. No son héroes, más que el resto, o villanos, sino que responden a la sociedad y el tiempo en que les ha tocado vivir.
No me resisto a comentar algunas licencias literarias. Hay personajes que el autor hace sobrevivir bastantes años después de que se diera su muerte real. Las uniones se mantienen en cuanto a los lazos de parentesco que les unían, pero no respetan el tiempo en que se produjeron. La conjunción de tres ejércitos como se muestra en la segunda parte de la novela no se produjo realmente, pero, sin embargo, esos ejércitos se enfrentaron en el sentido que nos relata Touveray. En fin, una serie de licencias para que la novela tenga un ritmo trepidante, con acción en cada una de sus páginas, pero sin inventarse ninguna batalla o hecho histórico, sino plasmándolos de tal forma que permite que el lector actual del s. XXI se sienta atraído por una sociedad y un tiempo que son desconocidos para la mayoría de nosotros.
Tenía ganas de leerla y no me ha decepcionado.