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lunes, 24 de julio de 2023

AL LLEGAR AL NÚMERO 300, LA QUEJA DE UN LECTOR

Así es. Esta entrada es la que hace la número 300 en este instante del blog. Y es verdad, tengo la queja de un lector. Ese lector soy yo. ¿Por qué? Pues porque ya es la tercera novela histórica que dejo a las pocas páginas de leer. ¿A qué es debido eso? ¿No me gusta el argumento, la temática, el ambiente no es el adecuado? Nada de eso, no señores. Nada de eso. 

Lo que ocurre es que nos muestran el mundo pasado, sobre todo el mundo medieval, como si el hombre fuera únicamente una fiera no domada, que, llevado de sus más bajos instintos, mata, destruye, viola, etc., etc., etc. Aunque muchos hombres se comportaran así, había muchos otros que intentaban mantenerse en una sociedad justa, en la que se pudiera convivir, en donde un apretón de manos era tanto o más importante que una firma en un contrato, y lo venía a sustituir.

Y las mujeres no eran un objeto de usar y tirar. Que se ejercía más violencia que ahora, lo dudo. Que pasaba más desapercibida, lo dudo. Que la mujer era un ser totalmente impotente ante la lascivia del hombre, lo dudo. Porque en todas civilizaciones, desde la más antigua a la más moderna se cumplen una serie de normas de convivencia. Y sin esas normas de convivencia sería imposible la Grecia clásica, el Imperio Romano, la Cristiandad o el Islam medieval, y las sociedades que surgen durante el mal llamado periodo del Renacimiento.

¿Ustedes creen, realmente, que si la mayoría de los hombres se hubieran dedicado a matarse unos a otros, a follar (sí, a follar) con toda mujer o muchacho que se les pusiera por delante, tal como nos los presentan las "verosímiles" novelas históricas actuales, hubieran tenido tiempo de desarrollar, no ya la filosofía, la matemática, el derecho, sino también las armas que permitían guerrear, las naves que permitían ir cada vez más lejos en los mares, los distintos tipos de caminos, puentes y pasos montañosos que permitían viajar entre puntos cada vez más lejanos? ¿Ustedes creen que hubieran conseguido alcanzar las alturas de genios arquitectónicos, comerciales, culturales? ¿De verdad creen que somos nosotros, en nuestro privilegiado siglo XXI, los que hemos descubierto el derecho y la dignidad de las mujeres? ¿La igualdad entre ambos sexos?

Esta entrada es porque en el último libro que he dejado de leer hoy, y ya es la tercera vez, se presenta un tópico que por desgracia parece que está teniendo éxito en la novela histórica actual, y de ahí, pasará al acervo cultural occidental de este principio de milenio. El que la mujer medieval o era monja o era puta. Y si no era monja, ya se ocupaba algún hombre de hacerla puta en un granero, un desván o una habitación oscura de las casas hechas de boñigas de vaca. ¿De verdad nuestra sociedad acepta esta mentira con toda la naturalidad del mundo? 

Hace algunos años hice una serie entradas en este blog sobre los Maasai, al igual que sobre otros pueblos de África, y hablaba de sus costumbres originales, anteriores a conocer la "civilización" y la "colonización" europea. Estaban técnicamente más retrasados que en el Edad Media europea, pero, aunque con ciertas costumbres no se pueda estar de acuerdo (me refiero a la tan traída y llevada circuncisión femenina), respetaban la dignidad de sus mujeres mucho más de lo que nuestros "sabios" del siglo XXI muestran que los europeos medievales respetaban a las suyas.

Si pueblos que estaban anclados en lo que los historiadores han dado en llamar sociedades agricultoras y ganaderas, propias del Neolítico europeo, respetaban a sus mujeres, ¿nos vamos a creer que en sociedades más avanzadas no iba a existir ni un atisbo de este respeto?

Se ha dicho que la historia la escriben los ganadores. Parece que en este siglo XXI, la historia la están escribiendo los insensatos, aquellos que no aceptan que las generaciones anteriores a ellos ya sabían amar a los suyos, respetar su dignidad, su diferencia, ya sabían valorar a las personas como seres humanos, no como trozos de carne de usar y tirar. Que había gente destructiva, inhumana, por supuesto. Pero tengamos en cuenta una cosa, una sociedad no avanza si sus miembros no se respetan mutuamente. Y de estos últimos, tanto en la Edad Media, Antigua, como actualmente, hay un montón, siempre.

Queridos amigos, enhorabuena si habéis llegado hasta aquí, y nos veremos en la red.