Nos adentramos en el terreno del mito y la leyenda. A ello hay que unir la hagiografía, que es la vida de alguien escrita desde el prisma de destacar todo lo bueno de ese alguien y añadiendo hechos extraordinarios, que pueden ser reales o no, pues no había un notario dando fe escrita de ellos.
Nos encontramos con unos textos que se pueden dividir en dos grupos. Unos escritos a finales del siglo I y sobre todo en el siglo II después de Cristo, y que corresponden al primer volumen que se muestra en la fotografía. La memoria oral de la vida del Fundador del cristianismo había quedado reflejada en una serie de relatos, algunos escritos por los Apóstoles, que así se llamó a sus seguidores más fieles, escogidos por Él mismo. Sin embargo, conforme fueron muriendo los Apóstoles, en las comunidades que compartían la fe en Cristo surgieron voces que creyeron necesario poner por escrito sus vidas y la esencia de lo que ellos enseñaban. Fue un intento de mostrar las nociones básicas de los cristianos a través de los discursos escritos y puestos en boca de los Apóstoles, cuando supuestamente éstos hablaban con los emperadores, reyes, magos, sacerdotes del culto pagano, etc.
Es una manera de mostrar cómo debía comportarse un cristiano, en qué debía creer, y las consecuencias que conllevaba el hacer las cosas correctamente o no. Estos relatos, además de milagros y conversiones, están cargados de discursos doctrinales en los cuales, los entendidos del siglo XXI, han creído ver referencias a las sectas gnósticas que surgieron de un cristianismo mal entendido. Y es verdad que se puede ver en estos escritos referencias muy evidentes a dichas creencias presentes en ese momento. Pero, a veces, el sabio, de tanto buscar, ve fantasmas hasta donde no los hay. Lo digo porque he usado la edición de la BAC, una edición estupenda, pero uno de los dos sabios que han dirigido la traducción y edición de los textos, tiende demasiado a obsesionarse por el gnosticismo, si se leen las notas al pie. Tanto es así que esta persona, que es un gran estudioso de la época y de todo lo relacionado con ella, llega a calificar de influencia, e incluso de origen, gnóstico a expresiones, recomendaciones o afirmaciones que aparecen en los distintos discursos de los Apóstoles que, sin embargo, se pueden explicar claramente con una lectura del evangelio en los fragmentos en que Jesús de Nazareth se refiere a esos temas. Ahora, eso sí, la lectura debe ser sencilla y libre de todo prejuicio, que por desgracia parece que es lo que abunda en la cabeza de este, por otro lado, gran estudioso de los textos relacionados con el cristianismo primitivo.
El segundo volumen de la BAC se refiere a los textos que se escribieron a partir del siglo IV d.C. Presentan algunas historias repetidas, contadas de forma distinta, bien más cortas, bien con un desarrollo diferente, aunque el final sea el mismo. Son historias más directas, con más acción diríamos en nuestro siglo XXI. Se ve que las influencias gnósticas han desaparecido. Quedan más patentes las persecuciones que habían sufrido los cristianos en general, y los Apóstoles en particular, durante sus vidas. Cuando se escriben se está en la época en que el cristianismo está permitido. Ya no es perseguido como antaño, pero aún no es la religión oficial del Imperio Romano, algo que ocurrirá a finales del siglo IV, bajo el mandato del emperador Teodosio.
El caso es que hay que mostrar el poder del Dios de los Apóstoles sobre los dioses páganos. Por eso, sobre todo en los relatos de los que hemos hablado más arriba, hay grandes enfrentamientos entre los Apóstoles y los sacerdotes del culto pagano, asociando los dioses de ese culto a diablos que están en el interior de las estatuas de los ídolos y que ejercen desde allí su poder sobre las poblaciones a las que pertenece el templo o santuario dedicado a ese dios. Por todo ello, vemos como las estatuas acaban destruidas y los demonios expulsados de los lugares que habitaban. También hay abundantes relatos de expulsión de demonios que habían poseído a hombres y mujeres. A partir de la presencia de esos demonios en su cuerpo se explica su comportamiento contrario a las leyes de Dios.
Todo ello no impide que, de vez en cuando, encontremos en los actos y en los dichos de los Apóstoles, pequeñas perlas de sabiduría para aplicarlas a la vida humana.