Escribo esta reseña cuando se cumple un mes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. ¿Qué porque comento la fecha? Porque al estar leyendo esta novela de Galdós me he dado cuenta, o, mejor dicho, he confirmado algo que venía pensando desde hace mucho tiempo. Se está poniendo de "malo" al invasor ruso, y no seré yo el que diga lo contrario. Quién invade es el agresor y el causante de las desgracias que se están produciendo. Pero se está poniendo la resistencia de Ucrania como algo ejemplar. Bien. Aquí tengo alguna cosa que decir, como, por ejemplo, lo tan manido de que la gente no conoce la historia, más concretamente "su" historia. Y es que en el mundo de tanta inmediatez que hemos inventado en Occidente, en que todo lo queremos para ya, no somos capaces de reflexionar, pensar, y mirar a un pasado que no es tan lejano.
Hace unos 200 años y pico, hubo una nación invasora que se encontró con la misma resistencia que se está encontrando el ejército ruso. Y que fue el principio del fin para ese régimen expansionista. También hubo un pueblo que se empleó a fondo en la defensa de su tierra y de su idiosincrasia. Que defendió palmo a palmo su lugar en el mundo, su identidad, y que no se doblegó, en este caso incluso sin tener un líder carismático como lo está teniendo hoy en día Ucrania.
Si quieren saber de qué hablo, lean, por favor, "Zaragoza", de Benito Pérez Galdós. Más que una novela, una descripción, punto por punto, de la defensa civil, no militar, de un pueblo, de una ciudad, frente a un ejército poderoso que quiere tomar a toda costa dicha ciudad. Galdós cuenta, paso por paso, cómo se organizó la defensa, las miserias a las que se enfrentó la población, las distintas posturas frente a la invasión francesa, la forma en que se defiende, casa por casa, habitación por habitación, una ciudad frente a unas tropas extranjeras, y las desgracias y sacrificios de los que son protagonistas todos los hombres y mujeres que defendían, de diciembre de 1808 a febrero de 1809, la ciudad de Zaragoza. Había momentos en que se me venían imágenes de la colección de otro genio español, que sufrió en sus carnes la invasión napoleónica. Me refiero a "Los desastres de la guerra", de Francisco de Goya.
En resumen, si nos causa profunda admiración la defensa del pueblo ucraniano frente a la agresión rusa, deberíamos, debiéramos estar orgullosos de la lucha del pueblo español frente al invasor napoleónico. Pero, por desgracia, o no lo conocemos siquiera, o no "está de moda". No sé cuál de las dos cosas es la peor.