Nos adentramos en una obra de hace la friolera de 42 años. Y, a pesar del tiempo que tiene a sus espaldas, resulta ser de perfecta utilidad. Porque a pesar que las generaciones son distintas, evolucionan y tienen sus propias características, hay algo de lo que nunca podrán desprenderse: el proceso del aprendizaje.
Y en este libro las dos autoras nos dan una serie de consejos que son muy útiles a la hora de enfrentarse a los problemas que plantean los "cachorros" humanos durante sus primeros años de vida, durante su infancia. No es que funcionen sus "recetas" al 100% -ya nos lo avisan ellas-; no es que podamos adoptar la actitud más adecuada según sus premisas; ni siquiera el que se sepa en cada momento qué estrategia es la más adecuada, de las que nos recomiendan, para afrontar un conflicto con esos "duendes" que habitan nuestro hogar y forman parte de nuestra vida.
Simplemente nos indican que es importante usar distintas perspectivas para afrontar distintos problemas, y que lo más importante no es solucionarlos, sino que nuestros retoños crezcan seguros de sí mismos y sepan afrontar la vida que les va a tocar vivir con la mejor de las posibles actitudes.
Al fin y al cabo, la educación consiste en eso: enseñar a crecer no sólo físicamente, sino mental y socialmente, con una personalidad firme que permita al ser humano desarrollar todas sus facultades y aptitudes.
¡Casi "ná"!