Definición.
La enfermedad mano-pie-boca es una infección vírica, propia de la
infancia, que afecta sobre todo a niños de 1-3 años. Suele aparecer en forma de
brotes, y aunque se dan casos durante todo el año, son más frecuentes en
primavera y verano.
Etiología
Puede ser producida por varias especies de virus, como Coxackie
A16 y enterovirus 71 [1], pertenecientes a la familia de los enterovirus.
Mecanismo de contagio
Se transmite con facilidad de una persona a otra a través del
contacto con las heces y las secreciones de la nariz (mucosidad) o la boca
(saliva); también por las gotitas que se lanzan al toser. Los niños pueden
eliminar y transmitir el virus antes de comenzar con los síntomas (durante el
periodo de incubación), mientras están enfermos e incluso varias semanas
después de curarse. Además, este tipo de virus también puede sobrevivir mucho
tiempo en los objetos (pañuelos, juguetes, mesas, sábanas, toallas, etc.)
facilitando su transmisión.
Sintomatología
Desde que una persona se contagia hasta que comienza con síntomas
(periodo de incubación) pasan de 3 a 6 días [3]. Tras unos días de fiebre
moderada y malestar general, aparece una erupción con pequeñas ampollas o
pápulas en unas partes concretas del cuerpo: por fuera y dentro de la boca
(paladar, encías, lengua), palmas de las manos, plantas de los pies y nalgas
[1]. Por eso es por lo que se llama enfermedad mano-pie-boca. Suelen afectarse
más las manos que los pies, y en algunas ocasiones, las lesiones se extienden a
las piernas y los dedos. Las ampollas se rompen y posteriormente se curan solas
en 5 a 10 días. No suelen picar mucho. Además, muchos niños pasan la enfermedad
sin presentar síntomas (asintomáticos).
Es preciso acudir al médico cuando el niño presenta mal estado
general, si no puede comer o beber por las lesiones en la boca y si tiene
dificultad para respirar.
Tiene una forma atípica [2] que se presenta de cuatro maneras
diferentes:
Lesiones vesículo-ampollosas diseminadas.
Lesiones concentradas en áreas de piel eccematosa.
Múltiples pápulas eritematosas aisladas, de superficie plana,
que se distribuyen simétricamente en la cara, las nalgas y la superficie
extensora de los miembros, que se conoce como erupción tipo Gianotti-Crosti.
Lesiones purpúricas.
Evolución de la enfermedad
Generalmente es un proceso leve y sin secuelas. En ocasiones,
entre las 5-6 semanas de la aparición de las lesiones en la piel, aparecen
surcos transversales amarillos en las uñas. A veces, estas se despegan desde la
raíz y se caen (onicomadesis). Se pueden afectar varias uñas, preferentemente
de las manos. Las uñas crecen de nuevo solas en semanas o meses, sin ningún
tratamiento. Excepcionalmente se producen complicaciones neurológicas o
pulmonares.
Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad se realiza a partir de los
síntomas y de las características de la erupción, sin necesidad de hacer
ninguna prueba.
Tratamiento
No existe ningún tratamiento para curar la enfermedad, pero sí se
pueden administrar medicamentos para aliviar los síntomas
(antitérmicos/analgésicos). Los niños con inmunodeficiencias (disminución de
las defensas contra las infecciones) y los recién nacidos pueden precisar
medidas especiales.
Prevención
Actualmente no existe una vacuna específica contra estos virus.
Para evitar la transmisión del virus, es necesario lavarse las manos
frecuentemente (sobre todo después del cambio de pañales), toser en el codo,
usar pañuelos desechables y desinfectar las superficies contaminadas.
Tras ver las características de la enfermedad mano-pie-boca, su
facilidad de transmisión, las lesiones que produce y la falta de tratamiento
curativo de la misma, junto con su carácter autolimitado de 5 a 10 días de
duración, repasemos las características del cuadro de la paciente, un shock
séptico y los protocolos actuales para su manejo.
BIBLIOGRAFÍA
[1] Maroñas Jiménez L. “Enfermedad boca-mano-pie: ¿la nueva “gran
imitadora”?” Más Dermatol. 2016; 25: 35-39.
[2] Tesini B.L. “Exantema vírico de manos, pies y boca”. MANUAL
MSD Versión para profesionales. Revisado/Modificado jun. 2023.
[3] Messacar K, Abzug MJ. “Nonpolio enteroviruses”. Nelson
Textbook of Pediatrics. 21st ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2020: chap 277.