El mioma es el tumor benigno más frecuente en las
mujeres en edad fértil. Alrededor del 80% de las veces se manifiesta por
menorragias o menometrorragias asociadas a la presencia de un mioma en la
cavidad uterina, representado por miomas submucosos de tipo 0, 1 ó 2 de la
nueva clasificación FIGO [1]. Estos miomas también pueden descubrirse en el
marco de una evaluación de infertilidad. Deben tratarse mediante histeroscopia.
La histeroscopia (HSC) se ha convertido, en 20
años, en una técnica quirúrgica indispensable en la cirugía ginecológica. Con
procedimientos cada vez más complejos, como el tratamiento de las sinequias de
tipo IV, los miomas de tipo 2 ó 3, o algunas malformaciones genitales, debe
introducirse el concepto de HSC quirúrgica avanzada, tal como se define para
las laparoscopias más complejas. A pesar de la complejidad de algunos
procedimientos, el 80% de las intervenciones deben practicarse de acuerdo con
el concepto de cirugía ambulatoria.
La miomectomía a través de histeroscopia es una
opción que permite la preservación del útero, por lo que es comúnmente
considerada el procedimiento de elección para el tratamiento de esta enfermedad
[3]. Sin embargo, la miomectomía es, entre los procedimientos que se pueden
realizar por histeroscopia, uno de los que presentan mayor tasa de
complicaciones.
La principal complicación
es la hiponatremia secundaria a la irrigación endoscópica peroperatoria de
grandes volúmenes de glicina hipotónica, causada por la sobrecarga de líquidos.
Se manifiesta por trastornos neurológicos, visuales y cardiovasculares
relacionados con la hiponatremia dilucional y la toxicidad directa de la
glicina. Requiere la interrupción inmediata del procedimiento y el ingreso en
una unidad de cuidados intensivos para su tratamiento [2].
Entre las complicaciones tempranas se encuentra el
sangrado excesivo, la perforación uterina, la infección postoperatoria y la
sobrecarga de fluidos. Este tipo de complicaciones alcanzan, según estudios,
1%-3,6% [4]. Entre las complicaciones uterinas, las sinequias uterinas (tractos
fibróticos que se extienden entre las paredes uterinas y que dificultan o
impiden la gestación), son las más frecuentes. La tasa global de prevalencia de
complicaciones, según estudios, alcanza el 2,7% [5].
BIBLIOGRAFÍA
[1] Munro MG, Critchley HOD, Fraser IS. “The
flexible FIGO classification concept for underlying causes of abnormal uterine
bleeding.” Semin Reprod Med 2011; 29:391–399.
[2] Neveu ME., Vigoureux S., Debras E., Fernandez
H. “Histeroscopia quirúrgica.” Ginecología – Obstetricia, 2022-07-01, Volumen
58, Número 3, Páginas 1-21, Copyright © 2022 Elsevier Masson SAS.
[3] Indman PD. “Hysteroscopic treatment of
submucous myomas.” Clin Obstet Gynecol. 2006;49(04):811–820. Doi:
10.1097/01.grf.0000211960.53498.29
[4] Goldstein SR. “Significance of incidentally
thick endometrial echo on transvaginal ultrasound in postmenopausal women.
Menopause.” 2011;18(04):434–436. Doi: 10.1097/gme.0b013e31820ad00b
[5] Propst AM, Liberman RF, Harlow BL, Ginsburg ES.
“Complications of hysteroscopic surgery: predicting patients at risk.” Obstet
Gynecol. 2000;96(04):517–520. Doi: 10.1016/s0029-7844(00) 00958-3
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