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jueves, 26 de enero de 2023

LOS APOSTÓLICOS. 1879. Benito Pérez Galdós

 

A fines del reinado de Fernando VII, y dada la deriva liberal, más bien moderada, que iba tomando el régimen, se fue formando un partido de ideas radicales absolutistas, que tras la revuelta "apostólica" del verano de 1827 se amalgamó alrededor de la figura del infante D. Carlos María, hermano menor del rey, al que le llevaba 4 años de diferencia, y posible sucesor del mismo si éste, como ocurría hasta ese momento, no tenía descendencia.

Sin embargo, con el cuarto matrimonio de Fernando VII llegó la descendencia y se acentuó el carácter de los partidarios del infante D. Carlos María, pues la cuarta mujer del rey, Dª María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, traía aires de monarquía constitucional, algo que era anatema para las fuerzas absolutistas que regían el país. Los otros dos puntos que acentuaron la unión de estas fuerzas fue el nacimiento en 1830 de la que sería Isabel II, y la publicación de una ley, que ya había sido aprobada por Carlos IV, padre de Fernando VII, en 1789, la llamada Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica originaria de Francia y permitía acceder al trono de España a la mujer, en ausencia de descendencia masculina directa.

Por supuesto, los "apostólicos" no sólo no aceptaron esta sanción de Fernando VII, sino que se alinearon en contra, con lo que las fuerzas vivas empezaron a agruparse en dos bandos irreconciliables: los partidarios de la reina Cristina, o "cristinos", y los del infante D. Carlos, "carlinos", que cuando comience la guerra serán llamados más propiamente carlistas.

Esta novela de Galdón recorre desde la llegada de la futura reina María Cristina a Madrid hasta la proclamación de Isabel II como Princesa de Asturias en la iglesia de los Jerónimos en Madrid, a la corta edad de 3 años.

Respecto a los personajes creados por Galdós, éste da un penúltimo giro de tuerca a las vidas de Soledad, Salvador Monsalud y Benigno Cordero. Hacen aparición, casi como artistas invitados, Genara y Pipaón. Y como ya creo que he dicho demasiado, lo que debo aconsejar es que se lea la novela.

jueves, 15 de diciembre de 2022

LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS. 1877. Benito Pérez Galdós.


Pérez Galdós parece aquí cansado de batallas y de hechos de guerra. Y aprovecha que la entrada de "Los cien mil hijos de San Luis" en España fue, en su mayor parte, un paseo militar, con pocos enfrentamientos, ninguno de ellos significativo, salvo la recuperación del Rey, que estaba retenido por las fuerzas constitucionales en Cádiz; aprovecha, digo, para hacer un ejercicio literario que muchos otros también han intentado hacer en sus obras.

Galdós da voz a una mujer en esta novela, pues una mujer es la narradora de todos los hechos que en ella ocurren, salvo unos pocos capítulos que sirven, según avisa el autor al principio de la narración, para ser puente de unión entre las dos historias de la protagonista, debido a que una parte de las hojas en que se reflejaba la historia, se ha perdido.

Así nos encontramos conque Galdós intenta reflejar los sentimientos, comportamientos, pensamientos, cavilaciones, razonamientos y locuras, pues hace que la protagonista se obceque tanto con su objetivo que roce la locura, de una mujer enamorada, aunque, eso sí, caprichosa, soberbia y egoísta, tal como ella se reconoce en las líneas que escribe.

Asistimos al ambiente que se vivía en los ejércitos del Norte de España, antes que se desmantelaran tras el avance de las tropas francesas, pues los "100.000 hijos de San Luis" fue un contingente de tropas francesas al que, conforme avanzaban a lo largo de la península Ibérica, se le iban uniendo destacamentos que defendían el régimen absolutista que se quería implantar y que luchaban contra las tropas regulares constitucionales.

Pasará nuestra protagonista, desde el Norte, por Madrid y Sevilla, para terminar su viaje en Cádiz, concretamente a sus afueras y será la testigo de la desbandada, nunca mejor dicho, del bando constitucional, que sólo se batirá, y de forma muy ligera, en Cádiz donde nació la Constitución de 1812 y donde irá a morir, 11 años después.

Nos queda por decir el nombre de la protagonista: Dª Jenara Baraona, la novia de juventud de Salvador Monsalud. Como vemos, éste sigue siendo el hilo que va uniendo los relatos que permiten a Galdós describir los años convulsos del reinado de Fernando VII.

jueves, 20 de octubre de 2022

MEMORIAS DE UN CORTESANO DE 1815. 1875. Benito Pérez Galdós

Esta novela viene de la mano de un personaje que Galdós caracteriza muy bien como el típico trepa, que no le importa la corrupción del régimen que dice defender, siempre y cuando le beneficie a él, que intenta ascender en la escala social de todas las maneras posibles, que llega a formar parte incluso de la camarilla del rey y que por eso se cree que es alguien con influencia, cuando, en realidad, es un ser servil, tal como tildan a los de su calaña la otra parte de la sociedad española decimonónica, que asciende haciendo favores, despreciando al más débil que él y que, sin embargo, no consigue la posición real que cree tener, pues cuando es necesario, se prescinde de él sin ningún tipo de miramiento.

El protagonista se llama Juan Bragas, amigo de Salvador Monsalud, que ya apareció en "El equipaje del rey José" en sus primeras páginas, y que aquí se muestra relator de su historia a lo largo de 2014 y 2015, que acaba en un hilarante baño en el lago de la Casa de Campo. Pero quizá me he adelantado demasiado. D. Juan Bragas, consciente que su apellido hace que la risa salga nada más mentarlo, lo cambia por D. Juan de Pipaón.

Esta novela es un panegírico, una oda al absolutismo de Fernando VII, que se instauró en 1814 mediante "El manifiesto de los persas" y los acontecimientos del 4 de mayo de dicho año, en Madrid y que acabaron con la suspensión de la Constitución de Cádiz y la restauración de la monarquía absolutista, totalmente calcada de los reinados del siglo XVIII. Pero, sin embargo, las ideas ya no eran las mismas. Muchos se habían dejado convencer o se habían convencido de que las ideas liberales, traídas a España por los ejércitos Napoleónicos, eran mucho más naturales, y, por tanto, más justas, que el dominio absoluto de un hombre por mor de su nacimiento o por gloria de Dios.

Aunque lo que prima en esta novela, siendo un elogio de la monarquía absolutista por parte del narrador, es la suave ironía y la crítica más mordaz que aplica Galdós a este sistema de gobierno, pues saca a la luz todos los fallos, defectos y corrupciones a las que se llega. Hay un capítulo muy destacado: D. Gabriel Araceli, el protagonista de la serie de novelas anteriores, por petición del narrador, lee y crítica el manuscrito de sus memorias. Y el discurso que le suelta a D. Juan de Pipaón deja bien claro que la lucha del pueblo español contra el ejército francés no tenía por objetivo la instauración de un régimen tan corrupto y tan de espaldas al pueblo. Por supuesto, la respuesta de Pipaón a esto, en una persona tan cínica como él, es la indiferencia ante dichas críticas, suponiéndolas, incluso, originadas de una envidia a su persona. Nada más lejos de la realidad.

lunes, 6 de junio de 2022

LA CORTE DE CARLOS IV. 1873. Benito Pérez Galdós

Y me fui a otro escritor consagrado ya en la historia de la literatura. Cuando era pequeño, me mandaron en la escuela leer la novela "Trafalgar", novela con la que comienza Benito Pérez Galdós sus Episodios Nacionales, en los que relata de forma novelada toda las vicisitudes político-militares que sufrió España y los españoles a lo largo del s. XIX, desde la batalla de Trafalgar a la restauración borbónica con Alfonso XII. Después, habiendo pasado mucho tiempo, leí alguna otra, como "El 19 de marzo y el 2 de mayo", y "Bailén". Como resulta que me picaba la curiosidad de saber las circunstancias en las que se mueve el que es el protagonista de estas primeras novelas, me decidí a empezar a leer "a corte" como se suele decir, o lo que es lo mismo, de forma cronológica, las que me quedaban.

Pues bien, la primera que me tocaba era ésta en que, a pesar de su título, no habla tanto de la corte de Carlos IV, sino que más bien presenta el ambiente que existía en Madrid desde el desastre de Trafalgar hasta que se produjeron los hechos de Aranjuez y de Madrid en 1808. Nos presenta la vida de los cómicos en ese principio de siglo, gracias a que Gabriel se hace criado de una de las actrices más importantes del momento, y una de las cosas que llama la atención es que no eran tanto las representaciones teatrales, sino las que se hacían en las casas de la gran nobleza la que permitían vivir de forma holgada a esos cómicos.

Por otro lado, y a partir de esos cómicos, Pérez Galdós nos muestra los tejemanejes que existían en la corte de Carlos IV, la existencia de dos partidos definidos, unos a favor de los reyes y Godoy, su válido; y otro a favor del futuro Fernando VII, más popular que el anterior.

Una vez que ha ambientado la novela, ha creado el marco adecuado y, sin que nos demos cuenta, nos ha hablado de los personajes principales, pasa a la acción política que realmente quiere contar: el intento de golpe de Estado protagonizado por Fernando VII contra su padre Carlos IV y su valido Godoy, que no paso de un ridículo pronunciamiento, y en el cual ya presenta Galdós la pusilanimidad que caracterizó la personalidad de Fernando VII, sobre todo en su juventud y primera madurez.

Así, de una forma amena, con intrigas de la corte, con un protagonista que es el hilo principal y que mezcla adecuadamente su historia con las vicisitudes que están pasando los últimos días de la corte de Carlos IV y Godoy, Galdós nos ha permitido aprender un trocito de la historia de España, que, al estar rodeado de hechos tan punteros, suele dormir el sueño de los justos en las explicaciones de los profesores de Historia.