El dolor neuropático es muy complejo y se define como un dolor crónico secundario a una lesión, cambio patológico o enfermedad del sistema nervioso o somatosensorial, tanto a nivel central como periférico [1]. Además de producirse a cualquier nivel del sistema nervioso, también puede implicar el que se conoce como sistema nervioso vegetativo, que es el responsable del control de distintas funciones orgánicas que, en condiciones normales, pasan desapercibidas (digestión, movilidad intestinal, producción biliar, etc.).
Esta condición dolorosa crónica se caracteriza
frecuentemente por una discrepancia entre los signos objetivos de daño tisular
(daño en los tejidos), la magnitud del dolor y la discapacidad que produce.
Normalmente se trata de un dolor desproporcionado respecto de la lesión
orgánica, junto con disestesias (sensación de malestar localizado en la zona
del dolor, alteración de la sensibilidad a estímulos táctiles que se
experimentan como quemazón, hormigueo, etc.) y alodinia (estímulos menores se
interpretan por parte del sistema nervioso periférico como dolor sustancial y
afectan a una zona más amplia que en la que se ha aplicado dicho estímulo).
El dolor neuropático localizado se describe como un
tipo de dolor neuropático que se caracteriza por áreas consistentes y
circunscritas de dolor máximo [2]. Existen también síndromes específicos de
dolor neuropático como puede ser la Mononeuropatía traumática dolorosa, en que
se ve afectado un único nervio del organismo; y los Síndromes de dolor
postquirúrgico, que tal como indica su nombre, aparecen, sin causa aparente,
tras una intervención quirúrgica.
Esta enfermedad afecta aproximadamente a un 7-8% de
la población europea, siendo la incidencia anual de casi el 1% de la población
[3]. Se trata de una condición dolorosa crónica que suele ser difícil de
tratar.
Los dolores post-traumático
y post-quirúrgico tienen potencial de progresión a dolor neuropático crónico de
tal forma que el 1 a 3% de los pacientes sometidos a cirugías general u
ortopédica cursan con dolor neuropático [4]. La depresión, ansiedad y
trastornos del sueño son también significativamente más prevalentes en
pacientes con dolor neuropático comparado con otros tipos de dolor [5], y
podrían ser considerados factores de exacerbación de la clínica dolorosa.
BIBLIOGRAFÍA
[1] Treede R-D, Jensen TS, Campbell JN, Cruccu G,
Dostrovsky JO, Griffin JW, et al. Neuropathic pain: Redefinition and a grading
system for clinical and research purposes. Neurology. 2008; 70(18):1630-5.
[2] Mick G, Baron R, Finnerup NB, Hans G, Kern K-U,
Brett B, et al. What is localized neuropathic pain? A first proposal to
characterize and define a widely used term. Pain Manag. 2011; 2(1):71-7.
[3]
Dieleman J, Kerklaan J, Huygen F, Bouma P, Sturkenboom C. “Incidence ratesand
treatment of neuropathic pain conditions in the general population”. Pain 2008;
137: 681-8.
[4] Sadler A, Wilson J, Colvin L. “Acute and
chronic peuropathic pain in the hospital setting. Use of screening tools.” Clin
J Pain 2013; 29: 507-11.
[5] Freynhagen R, Baron R,
Gockel U et al. “painDETECT: a new screening questionnaire to identify
neuropathic components in patients with back pain”. Curr Med Res Opin 2006; 22:
1911-20.
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