Me he decidido a volver a adentrarme en los escritores clásicos del siglo XIX, tras el libro que leí el año pasado, titulado "El peregrino ruso". Y he comenzado con una historia que me llamaba la atención por varias razones. Una es que tiene una película, rodada a finales de los cincuenta del pasado siglo, protagonizada por Yul Brynner y María Schell. Otra es que no conocía la historia; no vi nunca la película y quería saber qué ocurría, cómo era la trama. Y la última ya le he señalado antes; quería leer algo de la literatura rusa clásica. Y me enfrenté al reto.
Me encontré con que la trama es sencilla: un asesinato, un supuesto culpable, una resolución distinta. No adelanto más, pues temo haber dicho ya demasiado. Pero lo que sí diré es que a mí me parece que el final del libro indica una especie de continuación de la historia, continuación que su autor, Fiódor Dostoyevski no pudo realizar, pues murió en 1881. De hecho, al buscar información sobre el autor, resulta que sí que había prevista una segunda parte de la obra, que no pudo escribir. Por otro lado, en esa misma información me encontré con que, de manera fortuita, me había enfrentado a la obra magna, no sólo a la última, del gran escritor ruso.
Pero lo más importante de la obra no es la trama en sí, sino el estudio profundo de la personalidad de los rusos del siglo XIX. Porque en la novela plantea un enfrentamiento entre el pensamiento liberal y socialista que venía desde Francia, debido a la emigración de estudiantes rusos a aquel país, y el pensamiento religioso, existencial y costumbrista ruso, no folklórico, sino de filosofía de vida. Ese pensamiento oscila entre los dos extremos: el religioso, por un lado, y el disipado, inmoral y ausente de normas por otro.
Dostoyevski presenta también un retrato de la sociedad de su época, desde aquellos más pobres y desheredados, que viven en un mísero granero acondicionado con una chimenea para tener calor en el invierno, hasta los mejor posicionados y más acaudalados de la ciudad, de la cual únicamente sabemos que se encuentra lejos de Moscú, unida a la capital por el ferrocarril. Y es aquí, en la caracterización de los personajes donde Dostoyevski alcanza la gran calidad y los méritos que le acreditan como uno de los mejores escritores rusos de su época. Porque no se conforma sólo con describirlos física y conductualmente, sino que se introduce en la mente de los personajes y consigue, narrando desde tercera persona, transmitirnos todos los sentimientos, emociones, turbaciones que inundan a sus personajes. Este hecho sólo lo había visto hasta ahora en aquellas novelas escritas en primera persona.
Es de destacar el gran número de citas que hace de otros escritores rusos, y el uso de las mismas para reflejar los estados de humor de los personajes, lo que muestra la gran cultura y dedicación a las letras por parte de Fiódor. Otro de los aspectos que me han llevado a admirar la cultura de este escritor es cómo es capaz de reflejar la doctrina cristiana ortodoxa vigente en aquel momento y que sólo habiendo leído tratados sobre la misma puede describirse como la describe Dostoyevski de la mano de uno de los personajes secundarios, el starets Zósima; el cual sirve para dar rienda suelta a todo el sentimiento ortodoxo ruso y contraponerlo a las filosofías que invadían en aquel entonces a Rusia procedentes del resto de Europa.
Por último, la relación entre los personajes es tan directa, tan humana y tan "sincera" en sus planteamientos que produce la magia de parecer que estás con ellos en la habitación, calle o campo donde está ocurriendo la acción en ese momento.
En resumen, por algo es considerada la obra magna de Dostoyevski, y por algo es un libro que merece la pena, a pesar de su tamaño, leerlo disfrutando de cada una de sus páginas.
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