Hoy he confirmado que alguien querido para mí, C.C., a quién conocí en un sanatorio, ha fallecido. Rezo una oración por su alma, y le pido que me ayude en mis circunstancias, porque estoy seguro, sin necesidad de canonización ninguna; estoy seguro de que está al lado del Señor.
Gracias por tus llamadas y tu existencia, C. Siempre estaré en deuda contigo.
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