viernes, 4 de marzo de 2022

EL PEREGRINO RUSO. 1853-1861. Anónimo

Nos encontramos ante uno de los libros de religión que, si fuera una película del siglo XX, entraría en la denominación de "road movie". Porque lo que nos narra es el viaje que realiza un peregrino a lo largo de Rusia en el siglo XIX y las circunstancias por las que pasa durante el trayecto del mismo.

Me ha gustado. El gran protagonista no es el peregrino ruso que sirve de hilo narrativo, sino que es la enseñanza de un tipo de oración concreta, una técnica de orar, la "oración del corazón", o la "oración de Jesús". Es una oración corta, sencilla y que habría que estar repitiendo siempre, en todo momento, incluso dormidos. Por supuesto, el libro nos narra que esto último, el repetirla durante el sueño sólo lo han logrado los grandes ascetas y santos.

Es un libro asequible de leer. Aunque es un libro religioso, también se pueden vislumbrar pinceladas de la cultura eslava del siglo XIX. Permite conocer también el pensamiento cristiano ortodoxo. 

En resumen, es un libro que enriquece en muchos sentidos. Claro está, si llegas a él sin ningún tipo de prejuicio.

viernes, 25 de febrero de 2022

DAVID COPPERFIELD. 1850. Charles Dickens

Tenemos ante nosotros una obra maestra de la literatura. Y eso se nota desde las primeras páginas. Para una sociedad como la actual, que está embotada con la acción, la espectacularidad, las tramas complicadas, es difícil entender que, únicamente describiendo las circunstancias que rodean al nacimiento del protagonista, Charles Dickens consiga enganchar al lector. Pero eso es lo que tienen los grandes escritores. No necesitan de fuegos de artificio.

Porque la narración de la novela se refiere a seres normales en circunstancias normales de la vida. La maestría de Dickens se aprecia desde las primeras líneas. Las comparaciones no aguantan con muchas de las novelas actuales. Pero es que estamos hablando al gran maestro de las letras y del relato social, junto con Victor Hugo, del siglo XIX. El que alguien, sólo con su capacidad para narrar las cosas, sea capaz de enganchar a un lector en una trama de la vida cotidiana, sin que existan grandes alaracas, ni espectáculos, ni fuegos artificiales, demuestra la gran calidad que tiene como escritor, pudiéndosele calificar no solamente de escritor, sino de artista de las letras.

Al igual que con Victor Hugo, me ha pasado con Charles Dickens. Me he acercado única y exclusivamente para conocer algo de su obra y en esas primeras páginas ya he quedado prendado, no sólo de la historia, sino de la forma tan precisa y preciosa de su forma de narrar, de relatar, de escribir una historia.

Atrévanse con ella. No les defraudará.

viernes, 18 de febrero de 2022

JERUSALÉN, SANTA Y CAUTIVA. 2021. Mikel Ayestaran

¿Qué decir de Jerusalén, la ciudad tres veces santa, que no se haya dicho ya? Pues aquí Mikel Ayestaran nos muestra Jerusalén lejos de los focos de la actualidad política, lejos de los grandes hechos ocurridos en ella, lejos de la mística que puede provocar en aquellos que la visitan, recordemos el "Síndrome de Jerusalén".

El autor nos muestra la auténtica cara de la ciudad actual de Jerusalén, que no es otra que la cara de sus gentes. Repasa a los distintos habitantes de la ciudad, sobre todo de la Ciudad Vieja de Jerusalén, pues es ahí donde se da el enfrentamiento, la competencia, la lucha entre los diferentes pensamientos y las diferentes actitudes que conforman una amalgama de emociones y sentimientos que Mikel es capaz de transmitir a través de la historia de los personajes que hace aflorar en las páginas de este libro.

Yo he tenido la suerte de viajar dos veces a la ciudad disputada por palestinos e israelíes. Y tengo que reconocer que al leer las líneas del libro me he vuelto a sentir transportado a las sensaciones que viví en mi paso por Jerusalén, he vuelto a descubrir a la gente que puebla sus calles y he vuelto a vivir, por desgracia, la distinta actitud de unos y de otros, por no hablar de la discriminación que sufren unas personas respecto a otras, y el enorme abismo de intransigencia que las separa.

Jerusalén. Su triple santidad es una maldición de la que nunca conseguirá librarse.

viernes, 11 de febrero de 2022

LA NOCHE EN QUE FRANKENSTEIN LEYÓ EL QUIJOTE. 2012. Santiago Posteguillo.

Es un libro fácil de leer. Y no porque su autor no sea uno de los mejores escritores actuales en lengua española. Sino más bien porque está estructurado en sencillos capítulos en que nos muestra una serie de anécdotas que se guardan en la Historia, con mayúscula, de la literatura de todos los tiempos.

Nos muestra, sobre todo, las peripecias de ciertos autores y de ciertas obras, y cómo algunas de las obras maestras de la literatura estuvieron a punto de perderse. Cómo ejemplo me estoy acordando en estos momentos de "La Metamorfosis" de Franz Kafka. ¿Alguno de ustedes sabe que, poco antes de morir, Franz pidió a su mejor amigo que destruyera todos y cada uno de sus escritos? Pues bien, la renuencia en cumplir con ese "último deseo" por parte de este amigo de Kafka nos ha permitido tener uno de los relatos más inquietantes de la literatura.

Igual que el ejemplo que acabo de contar, pero mucho mejor narrado, se desarrollan muchos otros episodios de la vida de las obras y sus autores en este pequeño libro que seguro ayudará a comenzar a leer a alguno de los clásicos más importantes. Porque... ¿A quién no le pica la curiosidad de leer a Kafka después de saber que podíamos no saber siquiera de la existencia de su obra?

Ahí lo dejo.

jueves, 3 de febrero de 2022

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 27: Las tijeras

El día de Navidad del 2021 mi hija me dio una sorpresa con una frase que dijo. Había cogido unas tijeras para cortar cierto papel, que tengo ahora encima de mi mesa, que eran pequeñas pero puntiagudas. Yo le advertí que podía coger otras que había que no eran tan puntiagudas, pero ella prefirió las primeras porque eran más pequeñas y las podía manejar mejor con sus manos.

Entonces le mostré, pinchándole con mucho cuidado la palma de su mano con una y con otra tijera, la diferencia entre una y otra. Vio que la puntiaguda hacía más daño. El caso es que al llevarse la puntiaguda, le volví a advertir que tuviera cuidado con esas tijeras. Su respuesta fue una pregunta:

- ¿Tú te crees que un niño de cinco años (le faltaba menos de un mes para cumplirlos) no sabe tener cuidado con las tijeras?

El tono de voz que usó fue entre irónico y afirmativo, con lo que únicamente me dejó la salida de decir que, por supuesto, no lo creía, pero que, a pesar de ello, yo prefería advertirla.

Por supuesto no se cortó, realizó un dibujo de la televisión y me lo dio como regalo.

A seguir aprendiendo.