martes, 3 de septiembre de 2024

MEDICINA: Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)

 


La cirugía ginecológica está en continuo cambio y, por ende, algunas de sus complicaciones. La laparoscopía y la histeroscopia tienen unas posibles complicaciones que no son superponibles a la cirugía abierta, sino que son específicas de las mismas.

La tasa de mortalidad operatoria en las intervenciones ginecológicas es baja, inferior al 1% [1]. La tasa de complicaciones asociadas a la cirugía varía entre el 0,2y el 26% [2]. Son más frecuentes en la cirugía oncológica o cuando la anatomía está distorsionada debido a infección o a endometriosis. El factor más importante, que determina el éxito de su tratamiento, es el reconocimiento precoz de las complicaciones. Por ello, es tan importante la observación sistemática y cuidadosa del post-operatorio, particularmente: pulso, presión sanguínea, función respiratoria, temperatura, diuresis y hemograma.

La histeroscopia es una técnica endoscópica desarrollada para la visualización directa de la cavidad uterina y el canal endocervical mediante la introducción de una óptica y un medio de distensión. Dentro de sus complicaciones, la más frecuente es la perforación uterina, cuya frecuencia varía de 0,76% a 1,4% [3]. Puede aparecer tanto en el proceso de dilatación cervical como durante la utilización posterior del resector histeroscópico, de forma mecánica o como injuria eléctrica.

En el caso de las Interrupciones Voluntarias del Embarazo (IVE), la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI) establece, en su“Protocolo para la práctica sanitaria del aborto provocado. IVE.” [4] de 2019, que, en el caso de los IVE de más de 14 semanas de gestación y/o de alto riesgo, se debe realizar una preparación cervical, bien con el uso de dilatadores osmóticos naturales o sintéticos, o bien con el uso de fármacos como el misoprostol. Tras la evacuación del contenido uterino, y por encima de las 16 semanas generalmente se administra una perfusión de 20 a 40 UI de oxitocina por vía endovenosa, en suero glucosado o glucosalino de 500 cc, a pasar en un periodo aproximado de una hora. Por último, antes del paso a la sala de observación postoperatoria, se realizará una ecografía abdominal o vaginal. La ecografía abdominal se usa al terminar la intervención como confirmación del éxito de la IVE; la ecografía vaginal, según recoge el Protocolo, “en algunos casos será necesaria”, sin indicar qué casos.

Tras el procedimiento de IVE, la mujer permanece en el área de recuperación o área de adaptación al medio, donde se realizan controles de tensión arterial, pulso, seguimiento de dolor o de sangrado, si lo hubiera, y recuperación de la sedo-analgesia. El tiempo de observación después del procedimiento puede oscilar entre 15 min. y 2 h. y depende de varios factores como son:

 Técnica usada.

 Analgesia y/o anestesia elegida.

 Semanas de gestación.

 Estado de salud de la usuaria.

 Estado emocional de la usuaria.

 Aparición o no de complicaciones.

 

El mismo Protocolo de la ACAI al que nos estamos refiriendo comenta, respecto de las complicaciones del método instrumental que el aborto provocado es uno de los procedimientos más seguros de la práctica médica actual, teniendo una tasa de mortalidad menor del 1 por 100.000, las complicaciones que requieren hospitalización son 7 por 10.000 [4], y que, en caso de complicación que requiera cirugía y/o ingreso hospitalario se derivan a los hospitales de referencia.

La perforación uterina se puede considerar como complicación menor o mayor, dependiendo de si precisa cirugía para su resolución (complicación mayor) o no la precisa (complicación menor). La perforación uterina no complicada (o complicación menor) se resuelve con antibióticos, uterotónicos, reposo, vigilancia del dolor y control hemodinámico. Por otro lado, las perforaciones pueden ser difíciles de identificar, por lo que, ante la sospecha, se debe proceder como si existiera una perforación hasta que dicha posibilidad se excluya. En el segundo trimestre, y sobre todo al sobrepasar las 18 semanas de gestación, es cuando se da la mayor frecuencia de perforación uterina como complicación inmediata [4].

La derivación al hospital debido a una perforación uterina complicada se observa con más frecuencia en el aborto de segundo trimestre y en aquellos realizados con la técnica instrumental. Los factores que influyen en dicha derivación son:

Inestabilidad hemodinámica (Tensión arterial, pulso)

 Sangrado no controlado, tanto por vía vaginal como intraabdominal.

 Hematoma intraabdominal en expansión.

 Vísceras abdominales en cavidad uterina, cuello uterino, vagina o tubos de succión.

La “Guía para la interrupción voluntaria del embarazo (IVE)” [5], publicada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) en 2019, coincide con el Protocolo de la ACAI, pues se basa en la misma legislación, corroborando todo lo dicho más arriba.

BIBLIOGRAFÍA

[1] Magrina JF. “Complications of laparoscopic surgery.” Clin Obstet Gynecol 2002; 45: 469-480.

[2] Webb M, Symmonds R. “Wertheim hysterectomy: a reappraisal.” Obstet Gynecol 1979; 54; 140-145.

[3] Recari E., Oroz L. C., Lara J.A. “Complicaciones de la cirugía ginecológica.” An. Sist. Sanit. Navar. 2009; 32 (Supl. 1): 65.79.

[4] García Gallego F., Rodríguez Armario E., Stolzemburg Ramos A. “Protocolo para la práctica sanitaria del aborto provocado. IVE.” Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del embarazo. Abril, 2019.

[5] Sociedad Española de Ginecología y Obstetricía. “Guía para la interrupción voluntaria del embarazo (IVE)”. Prog Obstet Ginecol 2019;62(4):410-424.

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