Novela en la que Agatha Christie muestra la sociedad que empezaba a nacer en los sesenta del siglo pasado. Una sociedad que rompía con las reglas de la generación anterior. También lo hace la autora. Pasa de situar la acción en las casas de la aristocracia inglesa o en las clases pudientes, a situarla en los suburbios de una gran ciudad, así como en las casonas desvencijadas de un pueblo de la periferia de un gran centro industrial.
Pero no deja de tocar uno de sus temas preferidos en su literatura. La parapsicología, en este caso encarnado en un trío de mujeres que viven en la casona a la que me he referido en el párrafo anterior. Pero también refleja la evolución que ha habido en la sociedad respecto a esas creencias parapsicológicas, desde los años veinte, después de la I Guerra Mundial, en que había mucha gente que creía a pie juntillas en la existencia de la misma, a los principios de los sesenta, en que la sociedad en general las toma más bien como un espectáculo o como unas creencias curiosas de conocer, pero no de seguir.
El caso es que la urdimbre viene a ser muy sesentera, a pesar de que la escribe al comienzo de la época. No alcanza la brillantez de otras novelas suyas, pero el que profundice en el tema de la parapsicología, aunque sea de forma negativa sobre la misma, hace que valga la pena darle una oportunidad a esta novela. A todo esto, se une el que no está protagonizada por sus personajes fetiche, ni Poirot, ni Marple.
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