domingo, 31 de julio de 2016

LCP XXIX: CÓMO VIVE LA TRIBU HAMER?


Queridos amigos de La Cultura de los Pueblos. Hace aproximadamente una semana acabé con esta pregunta, y prometí que en el curso de la siguiente entrada dedicada a este pueblo os lo desvelaría. Aquellos que hayáis estado siguiendo mi serie sobre los pueblos del valle del río Omo, encontrareis una gran similitud con respecto al último pueblo que vimos, los Karo. Aquí intentaré destacar aquellos aspectos en que se pueden diferenciar o que sean más importantes en el pueblo Hamer que en el pueblo Karo. Vosotros seréis los que juzgareis si lo he logrado. Por mi parte, ése será mi empeño. Pero empecemos.

Cerdo salvaje africano también conocido como Facócero

Los miembros de la tribu Hamer se ganan la vida como pastores de ganado y agricultores. Hace tiempo también se dedicaban a la caza, pero los cerdos salvajes y los antílopes pequeños casi han desaparecido de las tierras en las que viven. Por otro lado, hasta hace 20 años, la forma de cultivo y siembra que conocían era la realizada a base de palos que introducían en el suelo realizando el agujero correspondiente y echando en él la semilla.


Forma de siembre realizada con palo de perforación conocido
con el nombre de "digging-stick" por los expertos















La tierra no es propiedad de los individuos como tal; se encuentra libre para el cultivo y para el pastoreo. También ocurre esto en el caso de la recolección de frutas, como las bayas. Los poblados Hamer suelen trasladarse de sitio cuando la tierra se ha agotado o bien se ha llenado de malas hierbas y no pueden obtener una mejora de sus condiciones.

Las familias suelen poner en común su ganado y de esta forma pastorean juntos, para obtener un mejor resultado de esta actividad. Sobre todo en la estación seca, familias enteras viven en campos de pastoreo comunes junto con sus rebaños, en los cuales sobreviven gracias a la leche y la sangre del ganado. Al igual que para las otras tribus que hemos estado viendo en el valle del Omo, el ganado bovino y las cabras constituyen el corazón de la vida del pueblo Hamer. Ellos constituyen la piedra angular de la vida en los hogares. Gracias al ganado y a las cabras, por ejemplo, un hombre podrá casarse, pues con ellos puede pagar “el precio de la novia” a la familia de ésta.

Anciano Hamer con su buey a las afueras de Turmi

En el pueblo Hamer suele existir una división del trabajo según el sexo y la edad del individuo. Las mujeres y las niñas trabajan en los cultivos, sobre todo el sorgo, que es el alimento básico, al que se le suma el maíz, la calabaza y los frijoles. También serán las responsables de la recolección de agua, de la cocina y del cuidado de los niños. A partir de los ocho años deben comenzar a ayudar a la familia también en el pastoreo de las cabras.

Los hombres jóvenes trabajan en los cultivos, defienden los rebaños de las incursiones de los pueblos vecinos, o incluso son ellos los que realizan dichas incursiones a otros pueblos para obtener nuevas cabezas de ganado, robadas, por supuesto. Los hombres adultos se dedican a reunir el ganado, arar la tierra con bueyes y elevar y cuidar las colmenas en los árboles de las acacias.

En ocasiones, para un trabajo tal como levantar un techo de una choza o recoger la cosecha de sorgo, una mujer invita a sus vecinos a unirse a ella, formando un equipo de trabajo. A cambio de este esfuerzo, la mujer los agasajará bien con cerveza, o bien con una suculenta comida de cabra; cabra que será especialmente sacrificada para la ocasión.

Los padres Hamer tienen un gran control sobre sus hijos, los cuales cuidan del ganado y las cabras para la familia. De hecho, son los padres los que dan el permiso para que los hombres se casen, y muchos de ellos no se casan hasta que alcanzan los treinta y tantos años. Sin embargo, las niñas tienden a hacerlo aproximadamente a la edad de diecisiete. ¿Por qué tanta diferencia? Vamos a verlo.

Joven Hamer adornada para la ceremonia del Ukuli-Bula

El matrimonio requiere un, digamos, “precio de la novia”. Se trata de un pago que se realiza a la familia de la mujer y que generalmente se compone de cabras, ganado vacuno y de armas de fuego. Como se puede uno imaginar, el precio es muy alto, 30 cabras y 20 cabezas de ganado bovino al menos, que no puede ser devuelto normalmente en toda la vida del novio. Esta "dote" se paga como si se tratara de un préstamo bancario, y se va satisfaciendo en cuotas a lo largo del tiempo.

Una de las consecuencias de este “préstamo” es que cada vez que la familia del novio tiene una considerable cantidad de ganado, ahí estarán los hermanos de la madre de la novia para reclamar las deudas pendientes de ésta. ¿Qué ocurre entonces? Que los hombres Hamer no pueden aumentar sus riquezas y su ganado, pues ven como éste es reclamado por los parientes de su mujer. Sin embargo, hay casos en que el hombre Hamer es lo suficientemente rico, entonces puede permitirse hasta tres o cuatro esposas. Las mujeres, en cambio, sólo se casan con un hombre. Existe, por tanto, la poligamia.

Viuda Hamer. Se distingue su gargantilla de casada con la protuberancia delantera
Todas estas costumbres lleva a que los hombres sean mayores que sus esposas, incluso sacándoles varias décadas de diferencia, por lo tanto, mueren primero. ¿Consecuencia? Los hogares Hamer están encabezados por las mujeres que han sobrevivido a sus maridos. En algún poblado se ha encontrado que, de las 39 mujeres no solteras del mismo, 27 de ellas eran viudas. La mujer viuda también ejerce su influencia sobre los hermanos más jóvenes del marido, lo cual significa que tiene derecho de decisión sobre el ganado de los mismos siempre y cuando los padres de dichos jóvenes hubieran muerto, caso que no suele ser infrecuente en el pueblo Hamer. Todo esto nos habla de la importancia de la figura femenina de la viuda dentro del pueblo Hamer.

La presencia de hermanos y hermanas en la familia es importante también para los individuos de la tribu Hamer en otros momentos del transcurrir de su vida. Uno de los ejemplos más importantes, y más dramáticos desde nuestro punto de vista occidental, es el de la flagelación ritual antes de la ceremonia del salto del ganado.

Pero quizá eso sea materia para la próxima entrada.
Mientras tanto, queridos amigos, nos vemos en la red.

Nos despide hoy la sonrisa de una niña Hamer

lunes, 25 de julio de 2016

SANTIAGO APOSTOL


Resulta que hoy es una de las fiestas que más me gustan. Tanto es así que el año que decidieron retirarlas de las celebraciones, yo estaba dando clases durante los veranos, y era el último que daba clases. Pues bien, decidí que yo sí la iba a celebrar y ese día, a pesar de tener clases desde las 8 de la mañana hasta las 10 de la noche, no dí clases. Hubo algún alumno que protestó (siempre tiene que haber algún rebelde) pero, en general, la mayoría lo entendieron.
Porque la mayoría no entendían que el patrono de España, Santiago, no se celebrara. Porque igual que los irlandeses celebran a San Patricio (y no es apóstol, es un simple santo del siglo VII, lo siento pero es así) y no se sienten avergonzados por ello, no entendían porque nos tenían que quitar una de las fiestas nacionales. La sinrazón de la política.
Pero es que, además, Santiago Apóstol está en la base de dos de las devociones más importantes de España. El camino de Santiago, que pese a quién pese, se debe a la devoción a Santiago Apóstol. Y la Virgen del Pilar. Porque la fiesta de la Virgen del Pilar no es porque los maños y mañas se vistan y bailen jotas y haya una basílica allí a las orillas del Ebro. Es porque existe la devoción de que cuando Santiago Apóstol estuvo en España, decepcionado porque no conseguía ningún resultado positivo, cayo en desesperación, y la Virgen, que entonces vivía en Anatolia, se le fue a aparecer en un pilar a orillas del río Ebro para decirle que no se preocupara, que aquella tierra que le parecía tan dura de mollera, sería al final una de las más devotas.
Como veis me salto lo de Santiago Matamoros, porque es algo bastante más posterior, y es la aparición del Apóstol en la reconquista. Sólo me quiero ceñir a la época en que vivía.
Santiago, hijo de Zebedeo, junto a su hermano Juan, llamados los hijos del Trueno, por tener un carácter, digamos, muy fuerte, es el primero en ser ejecutado de todos los apóstoles. Se le corta la cabeza por orden de Herodes Agripa. Por lo tanto, es muy raro que evangelizara España, como dice la tradición. No le da tiempo. De hecho, es a partir de su ejecución cuando se produce la diáspora de los apóstoles por los distintos puntos cardinales del mapa, al considerar que Jerusalem ya no es una ciudad segura para ellos. Quedará una comunidad judeocristiana, que será la más ortodoxa, y el resto tendrá distinta suerte.
Bueno aquí queda mi pequeña contribución de hoy, día 25 de Julio del año de nuestro Señor 2016.

viernes, 22 de julio de 2016

LCP XXVIII: EL VESTIDO DEL PUEBLO HAMER

Mercado de la etnia Hamer en el valle del río Omo

Queridos amigos de La Cultura de los Pueblos: nos hallamos en medio del pueblo Hamer, en uno de sus variopintos mercados, y una de las cosas que más nos llamaban la atención eran los vestidos de las vendedoras. Y ahí es donde nos habíamos quedado en la entrada pasada.
Muchacha Hamer vestida para una celebración

Y ahí es dónde empezamos hoy. Sin más nos introducimos, como si fuéramos vulgares "paparazzis", en el mundo de la "moda" Hamer. Porque los vestidos y los adornos de las mujeres Hamer son de los más elaborados de toda la zona del río Omo. Las faldas suelen ser de piel de cabra adornados con perlas de vidrio, presentando en su parte delantera un reborde de aros o piezas metálicas, y con una pieza en forma triangular, con el pico hacia arriba. Además pueden presentar cintas recubiertas de conchas de caurí.

Muchacha luciendo el "bala"

Las muchachas jóvenes, aún no casadas, lucen las llamadas "bala". Este adorno se trata de una cinta en la cabeza que soporta una fina placa metálica ovalada que sobresale ligeramente, y que se encuentra inclinada sobre su frente.

Mujer Hamer con la gargantilla que denota su estatus de
mujer casada

Las mujeres casadas suelen lucir una tercera gargantilla en el cuello de cuero, con unas abrazaderas metálicas, de las que surge una protuberancia en la parte delantera y que denota su estado civil.


Ya sean casadas o solteras, todas ellas pueden lucir collares de semillas y perlas de vidrio, con los que también pueden realizar adornos en forma de pendientes para colgarlos en los lóbulos de las orejas. Los aros metálicos en brazos y piernas son otro de los adornos de los que gustan las mujeres Hamer. De hecho, el número y belleza de los mismos puede llegar a indicar la importancia de la mujer dentro del grupo social. 


Los cabellos se los untan con grasa junto a un colorante ocre rojizo. Y aquí volvemos a encontrar diferencias entre las mujeres solteras y las casadas. Las solteras suelen apelmazar el pelo en borlas, mientras las casadas suelen trenzarlo en multitud de cordones que por delante cubren la frente y por detrás y los lados llegan hasta tocar los hombros y la espalda.
El tocado de este hombre Hamer indica
que ha conseguido matar a una fiera
En los hombres, la decoración es más sencilla. Las escarificaciones son menores, las vestimentas son más simples, sólo los peinados son algo más complicados, pues son los que sirven para diferenciar el estatus de cada uno según el sistema de edad que rige entre los Hamer.

Como podemos ver, el pueblo Hamer, sobre todo la mujer, sabe disfrutar del concepto de "moda". ¿Y el resto de su vida?

La seguiremos viendo, pero será en una próxima entrada. Mientras tanto, queridos amigos, nos vemos en la red.


sábado, 9 de julio de 2016

LCP XXVII: LOS HAMER, EL ENTRAÑABLE PUEBLO MEDIO

Mujer casada de la tribu Hamer

Queridos amigos de "La Cultura de los Pueblos". Retomamos nuestro recorrido por los distintos grupos étnicos que viven a las orillas del río Omo, en el suroeste de Etiopía. Y lo retomamos para hablar de un pueblo al que vengo a denominar, con permiso de todos aquellos seguidores de Tolkien, "pueblo medio". No lo hago por su baja estatura, o por su distribución de vello corporal, o por una supuesta morfología puntiaguda de sus orejas, tal como describía el escritor británico a los pobladores de la tierra Media. No, no es ese el caso. Me refiero a ellos como el pueblo medio, por encontrarse justo "en el medio" de la encrucijada de pueblos que habitan los márgenes del río Omo. ¿Qué no me creéis? Juzgad por vosotros mismos:

Posición de la etnia Hamer y de sus dos pueblos importantes, Dimeka y Turmi, dentro del valle del Omo

Los Hamer tienen al norte como vecinos a los Banna y a los Bashada. Al sur se encuentran los Dassanetch, de los cuales nos ocupabamos en entradas pasadas. Si nos dirigimos al oeste desde donde ellos viven, nos encontraremos con el pueblo Karo, al que acabamos de seguir en las últimas entregas, y a los Nyangatom. Y por último, si nos dirigimos al este, y salimos de los límites de lo que hemos dado en llamar riberas del río Omo, nos encontraremos con los grupos étnicos Arbere y Tsamako. Como podéis apreciar, nuestros amigos Hamer están rodeados por todos los lados por distintos pueblos, con distintas costumbres y tradiciones; o quizá no tanto, aunque eso lo dejaremos para más adelante.
Madre con hijo, pertenecientes a la tribu Arbere

Se suelen relacionar con todos ellos, aunque estas relaciones difieren de unas tribus respecto a otras. La tribu de los Banna es con la que comparten una mayor afinidad, pues tanto su cultura como su lengua es similar. Ambas lenguas corresponden al tronco de las lenguas omóticas que veíamos tiempo atrás. Los Hamer son aproximadamente unos 15.000 personas y suelen encontrarse repartidos alrededor de los pueblos de Dimeka y Turmi, en dónde se encuentran los mercados principales, en los cuales intercambian sus productos con las otras etnias de la zona, obteniendo utensilios como, por ejemplo, vasijas de barro de gran calidad, en este caso del pueblo de los Bashada.

Los mercados son puntos de encuentro con las otras tribus. En ellos se da el intercambio de distintos productos propios de la zona como lo son frutos, miel, mantequilla, sorgo o café. También podemos encontrar otro tipo de enseres que han ido apareciendo procedente de la civilización exterior como telas, mantas, o utensilios de plástico que han entrado poco a poco a formar parte del día a día de este pueblo.

El mercado de ganado se encuentra en la misma población, pero apartado en otro lugar distinto, para no mezclar las dos clases diferentes de productos. En este caso, lo que se intercambian son cabras, ovejas y en algunas ocasiones algún bovino.
Mercado en la población de Turmi

Estos mercados suelen ser sencillos. Normalmente permiten dar salida al excedente familiar y de esa forma cubrir otras carencias de las familias cubriendo de esta manera las necesidades de las mismas. Las transacciones que se realizan en estos intercambios suelen ser de poca cuantía. Sobre todo, la mañana de mercado sirve para, por un lado la supervivencia semanal; pero por otro, y quizá más importante, para la creación y mantenimiento de lazos sociales y de amistad entre distintas familias, grupos familiares e incluso clanes de distintas tribus.

Normalmente, en estos mercados nos encontraremos a las vendedoras luciendo los vestidos y adornos más elaborados de la zona. Pero quizá eso sea tema para la próxima entrega.

Mientras tanto, queridos amigos, un saludo desde la red.


sábado, 2 de julio de 2016

EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD


APUNTES A PARTIR DE UNA IDEA INSPIRADA DURANTE LA LECTURA DE LA ENCÍCLICA “LAUDATO SI” DEL PAPA FRANCISCO.

Partimos de la existencia de Dios. Si no, no tiene mucho sentido que nos preguntemos por la Santísima Trinidad. Para la demostración de Su existencia dejo a los Padres y Doctores de la Iglesia que, en su sabiduría, intentaron demostrar de forma razonada la existencia de Dios. A mí me basta con la creencia en Él. Pues está comprobado empíricamente, y aquí caigo en contradicción, que por muy científicamente demostrada que esté una verdad, aquél que no cree en ella no hará caso ni a la verdad científica ni a las conclusiones que puedan derivarse de ella. Por lo tanto, mi razonamiento acerca de la Santísima Trinidad será filosófico, teológico incluso, pero no científico. Por eso parto directamente de la existencia de Dios e intento razonar una de sus consecuencias.

La Santísima Trinidad es un dogma de la Iglesia Católica. Se debe creer sin más. Dios es único, pero posee tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Un solo Dios, tres Personas distintas. Pero si Dios es un único Ser, ¿cómo es posible que se “divida” en tres? ¿Y esas tres personas tener vida propia? A ello la Iglesia Católica contesta que precisamente por eso se trata de un misterio. Algo que el ser humano, creatura de Dios, no alcanza a comprender; algo que sobrepasa la capacidad de entendimiento humano. Por eso se habla de Misterio. Y como es algo que sobrepasa ese entendimiento del hombre, creado por Dios, debe ser creído sin más; por ello se decidió que fuera dogma de fe. Es decir, que tenía que ser creído a pie juntillas.


Bien. Repasemos ahora la actuación de las Tres Personas de la Santísima Trinidad a lo largo de la historia de la humanidad. En términos religiosos y católicos, por supuesto; recordemos que estamos hablando de un Misterio y un Dogma de la Iglesia Católica. Por tanto, hay que jugar en su campo. Igual que para hablar de algún dogma de fe de otra creencia habría que jugar también dentro de las reglas de la creencia a la que nos refiriéramos.


Durante todo el Antiguo Testamento, Dios se manifiesta al hombre de múltiples maneras. Según el relato de la creación de la humanidad, el de Adán y Eva, se manifiesta directamente Él mismo. También ocurre lo mismo con el relato de Caín y Abel, incluso en el de Noé. Parece que la comunicación de la humanidad antediluviana con Dios es directa, sin intermediarios. Con la humanidad postdiluviana ya es otro cantar. Dios se manifiesta ante el hombre a través de catástrofes, como la destrucción de la Torre de Babel, la destrucción de Sodoma y Gomorra, o bien de fenómenos naturales, como pudieran considerarse las plagas de Egipto, la zarza ardiendo, la columna de fuego, etc. A partir de la elección de los hijos de Abrahám como su pueblo elegido, Dios suele usar mediadores entre Él y su pueblo: los profetas. Los profetas serán personas escogidas que, a través de sueños o de otro tipo de sensaciones o percepciones, que hoy podríamos llamar alucinaciones, transmiten el deseo de Dios a su pueblo. Actúan como intermediarios. Dios les envía señales de distintos tipos y ellos las transmiten a su pueblo, al pueblo de Israel. Así durante todo el Antiguo Testamento.


Pero llega el Nuevo Testamente. Y llega Jesús. Jesús habla de Dios como Padre. Y dice ser su Hijo y ser la Palabra de Dios encarnada, hecha carne. Dice que sólo Él conoce al Padre, a Dios. Y que sólo se llega al Padre, a Dios, a través de Él. En todo su mensaje destaca el deseo de presentarnos a Dios de la forma más clara, y al mismo tiempo más sencilla posible. De presentárnoslo como Alguien que ama al hombre. De presentárnoslo como Padre. Nos dice que su labor es comunicar “la voluntad del Padre”, que para eso es para lo que ha venido al mundo. San Juan, en su evangelio, ya habla de Jesús como la palabra, que existía desde el principio, que era Dios y que bajó a la Tierra y se encarnó para la salvación del hombre. Esta salvación era el acercamiento del hombre a Dios, después que aquel se hubiera alejado de Dios por el pecado. Y en ese acercamiento de Dios era necesario que Dios se “diera a conocer” de forma más directa, más personal, más íntima, si se quiere decir.


Por último, antes de la ascensión a los cielos, Jesús dice a sus apóstoles que reciban al Espíritu y exhala su aliento sobre ellos. San Lucas contará en el libro de los Hechos de los Apóstoles que el Espíritu lo recibirían después de la ascensión de Jesús, una vez que Jesús hubiera desaparecido de entre ellos. Sea de una o de otra manera, el Espíritu que reciben les hace comprender en toda su profundidad lo que Jesús les había ido contando durante su vida. Los Apóstoles ya no necesitan tener a Jesús para saber qué es lo que Dios quiere. Jesús ya se lo dijo, y con la ayuda del Espíritu lo han comprendido.


Estos tres últimos párrafos son un resumen de la actuación, dentro de la Biblia, de las Tres Personas de la Santísima Trinidad. Parecen tres entidades bien diferenciadas: Padre, Hijo y Espíritu. ¿Cómo pueden ser una sola sin dejar de ser las tres? O más bien, ¿cómo pueden constituir las tres por entero un único Dios? La clave está en la comunicación entre Dios y los hombres; y más concretamente en la manifestación de Dios a los hombres.

Durante el Antiguo Testamento vemos que Dios se manifiesta a través de intermediarios, bien fenómenos de la propia naturaleza como las catástrofes mencionadas antes, o bien mediante hombres que reciben Su mensaje por sueños, alucinaciones u otros fenómenos, y que interpretan este mensaje: los profetas. La comunicación tiene un único momento en que Dios se manifiesta directamente al hombre: en el relato de la creación y en los primeros relatos anteriores al Diluvio Universal. Después se pierde esa relación directa. Por tanto, en la mayoría de la historia bíblica, Dios escoge intermediarios para su manifestación a la humanidad. Diríamos que es como el jefe de una empresa que sólo se comunica con sus empleados a través de correo, pero que no se deja ver.

En el Nuevo Testamento, tal como nos cuenta San Juan en su evangelio, el Logos, la Palabra de Dios se hace carne. El mensaje de Dios a la humanidad toma forma humana. ¿Por qué? Porque Dios quiere hablar directamente al hombre. No han servido los intermediarios, ni fenómenos de la naturaleza, ni profetas. Y quiere que su Voz se oiga y la escuchen los hombres. Esa Voz es la que se hará hombre, esa Voz es lo que conocemos como Hijo, como Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Sigue siendo Dios, sigue siendo el mismo Ser, pero ya son dos personas, el Padre que hasta entonces se había manifestado por intermediarios, y el Hijo que es la manifestación oral del mismo Padre. Al ser la Voz del Padre, siempre ha existido con Él, siempre ha sido Él, siempre ha sido Dios, de igual manera que el Padre. Por eso Jesús dice: “nadie va al Padre sino por mí.” Igual que a una persona no la conoces hasta que “hablas” con ella, por mucho que antes te hayan contado cosas de esa persona, así el hombre no conoce a Dios hasta que se enfrenta con su Palabra. Dios no se manifiesta “a través” de Jesús. Dios se manifiesta directamente al hombre a través de su Voz, de su Palabra, de lo que hemos dado en llamar la Segunda Persona, el Hijo. Por eso Jesús habla de Dios como Padre, no porque Le conozca, sino porque es Él mismo, y está transmitiéndose y manifestándose en ese momento la Voz de Dios. Dios está hablando directamente al hombre.

Tras la muerte y resurrección de Jesús, antes o después de su ascensión, los Apóstoles reciben el Espíritu, la Tercera Persona. Pero, ¿en qué consiste esa Tercera Persona? ¿Cómo puede ser también Dios? ¿Se infunde el Espíritu de Dios de forma “mágica” a los Apóstoles? No. La explicación es mucho más sencilla. Quién acepta que Jesús es Hijo de Dios, quién cree en su Palabra, quién comprende en la profundidad de la misma, en resumen, quién piensa en Jesús como en el Verbo, en la Voz del mismo Dios, llegará a un estado de íntimo conocimiento que le permitirá saber, sin necesidad de que nadie se lo diga, el pensamiento de Dios. Igual que las parejas que se quieren y llevan una vida juntos no necesitan casi hablarse para saber lo que piensan, así ocurre a aquel que ha llegado a ese punto de conocimiento de Jesús. Los Apóstoles son los primeros que experimentan la existencia de ese Espíritu. Han visto directamente a Jesús, el Hijo de Dios, la Segunda Persona. Y, a partir de Pentecostés, a partir que Jesús exhala su Espíritu, no necesitan el Verbo, la Voz de Dios. Su nivel de “complicidad” es tan grande que no necesitan la voz física de la vida pública de Jesús, para transmitir y comunicar los sentimientos de Dios hacia ellos y hacia los hombres. Pero todo aquel que haya alcanzado esa capacidad de apreciación, se verá “invadido” por ese Espíritu, por la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, de la misma forma que experimentaron los apóstoles. Se establece un grado de relación entre Dios y los hombres en el que, como en la pareja de enamorados que pasan toda su vida juntos, no es necesaria ninguna manifestación física, ni siquiera el Verbo, para saber lo que piensan cada uno y para “sintonizar” sus pensamientos.

¿Y aquellos que no “sienten” ese Espíritu? ¿Y aquellos que no experimentan esa Tercera Persona? Hemos puesto el ejemplo de una pareja que sabe lo que piensa el uno del otro sin necesidad de mirarse siquiera. Sigamos con el mismo ejemplo. Esa misma pareja que está tan bien compenetrada en el momento actual, habrá necesitado de mucho tiempo para llegar a ese punto. Una relación así no se forja de la noche a la mañana. Habrá necesitado tiempo, y trabajo, mucho trabajo, por parte de los dos. Por ello, hay parejas que no alcanzan esos niveles de intimidad, incluso parejas que no son tales, sino simples uniones de conveniencia. Es necesario ese trabajo mutuo. Y la historia bíblica puede ser también un reflejo de la historia de cada uno de nosotros. Siendo cada uno de nosotros quien decidamos si abrimos la Biblia o no; si llegamos al Nuevo Testamento o nos quedamos en el Antiguo; si queremos que el Espíritu llegue a nosotros o nos conformamos con reducir el Verbo de Dios a unas palabras dichas hace 2.000 años y lo tomamos como discursos de la historia humana.

Las Tres Personas de la Santísima Trinidad son las tres formas de comunicarse, de manifestarse Dios a los hombres a lo largo de la historia de la humanidad. Su Presencia, su Verbo, su Espíritu. Son tres personas, no son partes de un ser, son la misma esencia de ese mismo Ser que es Dios y que es único.

Para acabar, sólo hacer constar un detalle: Dios hizo al hombre libre. Por ello, depende del hombre mismo el experimentar a Dios como la Santísima Trinidad, como un Todo; como una parte tan sólo; o como una Biblia cerrada que no abrirá.

Escrito a las 02:45 horas del 19 de julio de 2015, por Jesús Alfonso Gallego Moreno.