jueves, 16 de febrero de 2023

EL QUIJOTE APÓCRIFO. 1614. Alonso Fernández de Avellaneda

 

Escojo esta foto del Quijote de Avellaneda porque creo que refleja el concepto, en su integridad, del libro. Cualquier información sobre este libro, su autor, que firmó con el pseudónimo que en el título de esta entrada se puede leer, se puede encontrar en internet con sólo poner en un buscador "Quijote apócrifo" o "El Quijote de Avellaneda". Por eso me voy a referir solamente a mi impresión personal al acabar de leer esta obra. Una aclaración. Una vez acabada, recordaba de mis años mozos haber leído el auténtico Quijote de Cervantes, y tenía una ligera idea de las diferencias entre uno y otro. Pero para confirmar, o no, estos recuerdos, me decidí a comenzar a leer la segunda parte del Quijote y poder, de esta forma, tener una idea más reciente de las mismas. Pues ahí va.

Conforme leía el Quijote de Avellaneda, siendo una novela que parodia los libros de caballerías, como el auténtico Quijote, sin embargo, habría que indicar que más parodia el personaje del Quijote que la literatura de caballerías. El Quijote lo presenta auténticamente loco, con alteración completa en la forma de ver lo que son las cosas, y dispuesto a reñir con cualquiera por nimiedades. No era así como conocía al Quijote auténtico, el cual tenía una forma de ver el mundo distinta, y aunque en ciertas ocasiones se dejara llevar de la imaginación y de una percepción alterada de la realidad, que le hacía realizar locuras. Sin embargo, solía tratar de razonar de forma convincente, lo que hacía que hubiera momentos en que pareciera cuerdo, el más cuerdo del género humano.

Una de las cosas que más me gustó del Quijote fue el enfrentamiento de dos personalidades tan distintas como Sancho Panza y Don Quijote, y las conversaciones que se traían entre ellos. Y una de las cosas que más me sorprendió fueron todos los consejos acertados que le da Don Quijote a Sancho, sobre todo en la segunda parte del Quijote. Además, Sancho me pudo parecer paleto, iletrado, pero nunca carente de la cultura popular que hace que la gente sin letras de aquella época pudiera hacer frente a la vida saliendo airosa de las difíciles situaciones que la vida nos depara.

En el Quijote de Avellaneda no hay nada de eso. La relación entre Don Quijote y Sancho Panza es un continuo enfrentamiento entre un loco y un tonto. Así de sencillo. Sancho Panza, que era la parte más cuerda de la pareja en la primera parte del Quijote, aparece en el de Avellaneda como un mentecato soez, vulgar y muy interesado, cubriendo a su amo cuando no tiene más remedio y sin ningún atisbo de la fina inteligencia de que luce en la primera parte.

Al fin y al cabo, se trataría de una buena novela picaresca la de Avellaneda, si no fuera porque intenta remedar a la mejor novela que se ha escrito en la historia de la literatura. Cervantes quiso hacer una parodia de la literatura caballeresca y le salió una obra de arte. Avellaneda quiso hacer una parodia de Don Quijote y acertó, su libro es una parodia, y como tal, se encuentra muy lejos de la calidad y maestría que D. Miguel de Cervantes nos muestra en "El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha."

jueves, 9 de febrero de 2023

UN FACCIOSO MÁS... Y UNOS FRAILES MENOS. 1879. Benito Pérez Galdós

El cierre de la segunda serie de Episodios Nacionales viene dado por el primer levantamiento anticlerical de Madrid, en el que perdieron la vida más de 50 frailes. Pero eso es el final de la novela. Ésta comienza con el reclutamiento, o más bien el paso, de Zumalacárregui del ejército regular español al bando carlista que see está organizando en el norte de España. El tiempo Histórico que abarca la novela corresponde al principio del reinado de Isabel II, cuando comenzó la regencia de su madre María Cristina y al comienzo de la Primera Guerra Carlista, a la cual dedica Galdós pocos párrafos.

Porque, aparte de los dos hechos antes mencionados, Zumalacárregui y los sucesos del 16 de julio de 1834 en Madrid, los cuales, según las fuentes que se consulten, ocurrieron el 16 o el 17 de ese mes de julio, Galdós se dedica a cerrar el ciclo de sus personajes de esta segunda serie: Carlos Navarro, Genara, Salvador Monsalud, Soledad y Benigno Cordero.

Para el penúltimo capítulo, pues el último es un texto a modo de despedida y fin del proyecto, deja Galdós una conversación entre Salvador y Benigno en la que se expresa, a modo de contraste de opiniones, lo que el propio autor piensa de todos los sucesos ocurridos en ese primer tercio del siglo XIX y de cómo se desarrolló el germen del enfrentamiento que teñiría de sangre la tierra de España durante el resto del siglo. En el momento en que acaba de escribir esta novela, 1879, queda satisfecho y le parece suficiente todo lo narrado hasta ese momento para entender el siglo en que vive.

Va a ser otro acontecimiento dramático, la pérdida de las últimas colonias, Cuba y Filipinas, la que le decidirá, en 1898 a reiniciar y continuar la saga de los Episodios Nacionales donde los dejó. Pero eso es ya otra historia.

jueves, 2 de febrero de 2023

LAS MORADAS o EL CASTILLO INTERIOR. 1577. Santa Teresa de Jesús

Las Moradas, también titulado El Castillo Interior, por lo que las distintas ediciones que se han hecho del mismo libro presentan pequeñas variaciones en cuanto al título, viene a ser escrito por Santa Teresa a lo largo del año 1577, por orden del padre Gracián, su confesor y en él nos narra las distintas "moradas" por las que va pasando la persona en su peregrinar hacia Dios. También llamado Castillo interior porque la Santa lo compara a un castillo que tiene siete moradas, rodeadas por siete murallas concéntricas, cada una en el interior de otra, y que, de esa manera nos van acercando a Dios, conforme el creyente va superando las murallas, o pasando las puertas que hay en ellas.

Pero ese acercamiento se realiza mediante un ejercicio diríamos ahora de introspección, y diríamos mal, tal como señala muchas veces Teresa, pues ella misma dice que las comparaciones que pone son para que "sus hijas", las monjas descalzas del Carmelo, puedan comprender más adecuadamente lo que ella misma ha ido experimentando en ese "camino interior". Santa Teresa nos muestra el camino para ir pasando por las puertas de esas murallas, los instrumentos necesarios, que sobre todo son la oración y la humildad, y, en último lugar, el método de oración y de acercamiento a Dios, que es, en resumen, lo que lleva el atravesar las distintas murallas. Sería un proceso similar a nuestra "meditación Occidental" que está tan en boga ahora, pero sin los objetivos "materiales" de dicha meditación moderna. No busca reducir nuestras pulsaciones cardiacas, alcanzar un estado de "identificación" o "integración" con el Universo, o, lo que es mucho más orgánico, conseguir un estado de tranquilidad mental que permite enfrentarte a tus problemas de una forma "estoica".

Nada de eso. La auténtica meditación es la que busca la unión del ser creado con su creador, el sentirse uno con Él, el sentirse unido o formando parte de Él mismo. Pero Santa Teresa nos avisa: No a todos se le da este don, este regalo. Puedes pasar toda tu vida "meditando" y no pasar de un leve sopor vespertino. No. Ese sentirse unido con el Creador se da, según Santa Teresa, sólo a algunas almas escogidas, por lo que no se debe ambicionar como se ambicionan los tesoros materiales, es decir, que queremos tener siempre más y mejor. No.

Y aquí entra a jugar un papel fundamental la humildad. La humildad nos permite aceptar que no seamos los grandes elegidos por Dios, por el Ser Supremo, para formar parte de un Uno con Él. La humildad nos ayuda a aceptar los sinsabores de la vida, y nos ayuda a no creernos meritorios a ningún bien ni a ningún mal. En fin, la humildad, si la practicáramos, nos ayudaría a conocernos mejor a nosotros mismos. Pero la humildad es muy difícil de comprender, de practicar y, mucho más, de lograr.

jueves, 26 de enero de 2023

LOS APOSTÓLICOS. 1879. Benito Pérez Galdós

 

A fines del reinado de Fernando VII, y dada la deriva liberal, más bien moderada, que iba tomando el régimen, se fue formando un partido de ideas radicales absolutistas, que tras la revuelta "apostólica" del verano de 1827 se amalgamó alrededor de la figura del infante D. Carlos María, hermano menor del rey, al que le llevaba 4 años de diferencia, y posible sucesor del mismo si éste, como ocurría hasta ese momento, no tenía descendencia.

Sin embargo, con el cuarto matrimonio de Fernando VII llegó la descendencia y se acentuó el carácter de los partidarios del infante D. Carlos María, pues la cuarta mujer del rey, Dª María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, traía aires de monarquía constitucional, algo que era anatema para las fuerzas absolutistas que regían el país. Los otros dos puntos que acentuaron la unión de estas fuerzas fue el nacimiento en 1830 de la que sería Isabel II, y la publicación de una ley, que ya había sido aprobada por Carlos IV, padre de Fernando VII, en 1789, la llamada Pragmática Sanción, que derogaba la Ley Sálica originaria de Francia y permitía acceder al trono de España a la mujer, en ausencia de descendencia masculina directa.

Por supuesto, los "apostólicos" no sólo no aceptaron esta sanción de Fernando VII, sino que se alinearon en contra, con lo que las fuerzas vivas empezaron a agruparse en dos bandos irreconciliables: los partidarios de la reina Cristina, o "cristinos", y los del infante D. Carlos, "carlinos", que cuando comience la guerra serán llamados más propiamente carlistas.

Esta novela de Galdón recorre desde la llegada de la futura reina María Cristina a Madrid hasta la proclamación de Isabel II como Princesa de Asturias en la iglesia de los Jerónimos en Madrid, a la corta edad de 3 años.

Respecto a los personajes creados por Galdós, éste da un penúltimo giro de tuerca a las vidas de Soledad, Salvador Monsalud y Benigno Cordero. Hacen aparición, casi como artistas invitados, Genara y Pipaón. Y como ya creo que he dicho demasiado, lo que debo aconsejar es que se lea la novela.

lunes, 23 de enero de 2023

LA CIENCIA SAGRADA. 1894. Swami Sri Yukteswar

 

Es un libro corto. De apenas cien páginas. Pero difícil de leer. Más que de leer, de comprender. El libro presenta muchos conceptos del hinduismo y explica el sistema en como entienden el tiempo y el espacio los hindúes, los swami (maestros o monjes) y los brahmanes (hombres santos, que no santones, como les llaman algunos). El tiempo viene a ser un concepto circular, tal como le he entendido yo. Y el espacio es la representación de la idea concebida por el Ser Supremo o Dios.

El autor, Swami Sri Yukteswar, plenamente concienciado en que el futuro de la humanidad pasa por la fusión entre el hombre científico occidental y el hombre espiritual oriental, pretende establecer puentes de unión entre el hinduismo y el cristianismo. El libro está escrito en 1894. 128 años después, el autor se escandalizaría de lo separado que está el hombre occidental de la espiritualidad que le quería aportar. No sólo no ha adoptado conceptos de espiritualidad oriental, sino que está en el punto más alejado de su espiritualidad cristiana, siendo lo peor de todo el que el hombre occidental está orgulloso y se jacta de esa separación.

Pero volvamos al autor. Lo escribió con 39 años, después de un estudio metódico de la Biblia y del Bhagavad Guita. Buscó todos los paralelismos existentes y profundizó en la figura de Jesús de Nazaret. Siempre manifesto que este libro se lo había encargado el gurú de su gurú, que se le apareció ese año de 1894 y le pidió que pusiera por escrito todo el estudio que estaba llevando a cabo. La historia se cuenta en el libro "Autobiografía de un Yogui" de Paramahansa Yogananda, libro éste mucho más extenso y que leí en 2020.

En realidad, para poder entender mejor "La Ciencia Sagrada", es preciso leer con anterioridad la autobiografía, pues ésta permite imbuirte del espíritu y el ambiente que se vive entre los hindúes cuando se toman sus creencias en serio. Realmente, la "Autobiografía de un Yogui" es un libro muy recomendable, aunque se tenga una sólida formación intelectual occidental y no se piense renunciar a ella. Simplemente, y con eso ya es mucho, permite ver que existe otro mundo distinto al nuestro. Eso viene muy bien si estamos acostumbrados únicamente a mirarnos el ombligo. Pero claro, hay que comenzar su lectura con una mirada amplia y sin prejuicios de ninguna clase.