lunes, 23 de enero de 2023

LA CIENCIA SAGRADA. 1894. Swami Sri Yukteswar

 

Es un libro corto. De apenas cien páginas. Pero difícil de leer. Más que de leer, de comprender. El libro presenta muchos conceptos del hinduismo y explica el sistema en como entienden el tiempo y el espacio los hindúes, los swami (maestros o monjes) y los brahmanes (hombres santos, que no santones, como les llaman algunos). El tiempo viene a ser un concepto circular, tal como le he entendido yo. Y el espacio es la representación de la idea concebida por el Ser Supremo o Dios.

El autor, Swami Sri Yukteswar, plenamente concienciado en que el futuro de la humanidad pasa por la fusión entre el hombre científico occidental y el hombre espiritual oriental, pretende establecer puentes de unión entre el hinduismo y el cristianismo. El libro está escrito en 1894. 128 años después, el autor se escandalizaría de lo separado que está el hombre occidental de la espiritualidad que le quería aportar. No sólo no ha adoptado conceptos de espiritualidad oriental, sino que está en el punto más alejado de su espiritualidad cristiana, siendo lo peor de todo el que el hombre occidental está orgulloso y se jacta de esa separación.

Pero volvamos al autor. Lo escribió con 39 años, después de un estudio metódico de la Biblia y del Bhagavad Guita. Buscó todos los paralelismos existentes y profundizó en la figura de Jesús de Nazaret. Siempre manifesto que este libro se lo había encargado el gurú de su gurú, que se le apareció ese año de 1894 y le pidió que pusiera por escrito todo el estudio que estaba llevando a cabo. La historia se cuenta en el libro "Autobiografía de un Yogui" de Paramahansa Yogananda, libro éste mucho más extenso y que leí en 2020.

En realidad, para poder entender mejor "La Ciencia Sagrada", es preciso leer con anterioridad la autobiografía, pues ésta permite imbuirte del espíritu y el ambiente que se vive entre los hindúes cuando se toman sus creencias en serio. Realmente, la "Autobiografía de un Yogui" es un libro muy recomendable, aunque se tenga una sólida formación intelectual occidental y no se piense renunciar a ella. Simplemente, y con eso ya es mucho, permite ver que existe otro mundo distinto al nuestro. Eso viene muy bien si estamos acostumbrados únicamente a mirarnos el ombligo. Pero claro, hay que comenzar su lectura con una mirada amplia y sin prejuicios de ninguna clase.

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