Lo que sigue es un proyecto que quedó truncado por un hecho luctuoso. Sólo quiero dejar constancia de las tres entradas antes de borrar el blog. Querida hija, tal como adelanté en la última entrada reflejada en este post, no ha podido continuarse. Un abrazo fuerte.
El porqué de este blog. 6 de Noviembre de 2022
Querida hija:
Tu padre nació en un pueblo hace ya la gran cantidad para un ser humano de 55 años. Durante todo ese tiempo ha vivido no sólo en su pueblo sino en otra multitud de sitios, con personas diferentes y costumbres distintas.
Pero tu padre tiene una familia que, por desgracia, se había reducido, cuando tu viniste al mundo, a su madre, que actualmente tiene demencia y no tiene nada que ver con la persona que fue en un día. De hecho, tienes mucha más relación con tu otra familia. También tu vida es enormemente distinta. Has nacido en la época de internet, de teléfonos inteligentes y portátiles, de la información inmediata. Das a un pequeño botón y la diversión que quieras la tienes en una pantalla. Nada que ver con mi infancia. Decirte, y así empiezo el tema, que tu padre nació en un pueblo en el que aún las calles eran de tierra, en el que se veían coches de tarde en tarde, y que si tenías uno era porque lo necesitabas para trabajar con él, no para desplazarte al trabajo, de fiesta, o de visita, como ocurre ahora. Un mundo en el que no existía nada más que un aparato de televisión en la casa, y eso la casa que lo tenía. En él sólo podían verse dos canales. Sólo tenías dos opciones para elegir, y, por supuesto, no siempre era lo que te gustaba. Además, durante la tarde se suspendía la emisión, así como durante la noche, y no solía comenzar hasta la hora de la comida, salvo los sábados y domingos en que empezaba por la mañana para que los niños pudiéramos ver dibujos y programas infantiles, el dibujo o programa infantil que ponían en ese momento, no podíamos elegir.
Son este tipo de diferencias las que me han decidido escribir este blog, para que puedas conocer a la mitad de tu familia, la vida que llevó tu padre, y el pueblo del que procede. Espero que te guste y que saques algunos minutos al día para poderlo leer, poco a poco, con tranquilidad. Una tranquilidad que se echa de menos en estos tiempos en que parece que todo lo queremos de inmediato y no nos tomamos tiempo ni siquiera para respirar.
Primer recuerdo. 11 de Noviembre de 2022.
Querida hija:
¿Qué puedo contarte como primera historia? Me ocurre como les ocurren a los depredadores, cuando van a atacar una bandada de aves o una manada de antílopes, que la gran multitud les impide concentrarse en aquella presa que puede ser más accesible en ese momento. Por eso, los herbívoros, las aves, las presas saben que el unirse en multitud es un seguro de vida frente a los cazadores. No es que siempre vayan a evitarlos, es que los evitarán muchas más veces que si anduvieran por el campo o volaran por el aire en solitario. En fin, que quizá el principio pueda comenzar por el primer recuerdo que tengo de mi vida. Lo que no significa que más adelante hable de hechos que ocurrieron en el pueblo antes que yo naciera.
¿Cuál es ese primer recuerdo, el de una persona nacida en el año 1967? Aunque muchos digan que exagero, o directamente que miento, mi primer recuerdo data de la temprana edad de año y 10 meses. Y se trata, al contrario de lo que pudiera pensarse en un niño nacido en un pueblo, de una imagen televisiva. Pero una imagen que valía la pena.
En aquel entonces la televisión acababa de llegar a España 12 años antes, y ya se había distribuido por los hogares españoles. Era raro ya el lugar dónde no hubiera uno de esos aparatos electrónicos, que permitían tener el cine en casa, y mucho más que cine. Ofrecía las noticias con imágenes, no solamente mediante la dicción de un locutor, como ocurría en la radio. Cuando se veía una novela, se veían los personajes, ya no había que imaginárselos, como en las radionovelas, las cuales siguieron teniendo éxito. Las novelas de la televisión se llamaron de otra manera: series. Y, más que el esquema de una radionovela, tenían el formato de un o unos protagonistas que vivían aventuras, normalmente inconexas unas de otras. A cada aventura de estas, que solía durar aproximadamente 1 hora, se le llamaban episodios. ¡Ah! Algo importante que se me olvidaba. No existía el color. Las imágenes eran de blanco y negro. Era algo que nos permitía distinguir la realidad, con todos sus tonos y brillos, de la ficción. Los mandatarios, también se veían en blanco y negro, por supuesto, pero eso daba igual, pues tampoco es que tuviera alguna posibilidad de verlos en mi pueblo. El mandatario más cercano que podías ver era el alcalde, y eso si ibas a los plenos del ayuntamiento o frecuentabas los mismos lugares que él, que si no, ni eso.
Pues mi primer recuerdo fue una imagen televisiva, una escena en que, a través de una transmisión en directo, se veía a un ser humano, vestido con una especie de armadura moderna, bajar por una escalera de una especie de pequeño barracón, y pegar saltitos en la superficie, mientras las molestas interferencias, que eran líneas blancas que de forma intermitente aparecían en la pantalla, impedían un visionado más claro. Pero es que se hallaba muy lejos. Estaba fuera de la órbita terrestre. Había llegado a la luna, y en ese preciso momento estaba poniendo el pie en la superficie lunar.
Ocurrió el 21 de julio de 1969, el módulo Eagle, de la misión espacial estadounidense Apollo había alunizado en el llamado Mar de la Tranquilidad, y el astronauta Neil Amstrong, no confundir con el trompetista y músico Louis Amstrong, era el primer hombre que pisaba la superficie de nuestro satélite.
Se me quedó grabada, en mi mente de niño pequeño, de prácticamente bebé, lo importante que era para el hombre haber conseguido llegar tan lejos. Se quedó grabado en una de las profundas conexiones neuronales de mi mente lo importante que era para la especie humana explorar, descubrir, alcanzar metas cada vez más lejanas. El progreso, el avance científico había permitido que la especie humana fuera la primera que viajara, de forma voluntaria, de un planeta a otro de nuestro sistema Solar, y, quizá de nuestro Universo. Creo que desde entonces me ha gustado viajar, conocer otros lugares, descubrir cosas, llegar a sitios donde nadie haya llegado antes.
No he tenido mucho tiempo, la verdad, de hacer lo que acabo de decir. La vida da muchas vueltas. No es como la imaginamos, es como nos va sucediendo conforme avanzamos por ella. Pero siempre que he podido, he aprovechado la ocasión para perderme por los lugares que más me han atraído. Siempre que he tenido oportunidad, he procurado intentar descubrir algo, ir más allá de lo conocido hasta entonces. Pocas veces lo he conseguido. Esos triunfos son solamente de algunos seres humanos elegidos por la fortuna. Pero lo que nunca ha muerto en mí es esa curiosidad por saber lo que hay más allá de lo conocido.
Querida hija:
Nada más empezar a escribir este blog, las cosas se torcieron, y al último mes del año 2022 se llevó a la que ha sido mi madre y tu abuela paterna. A mí me pasó parecido con mi abuelo paterno, falleció en el mismo mes de diciembre cuando yo tenía 8 años. Tú tienes ahora mismo 6 recién cumplidos, y recordando que yo me acuerdo muy poco de aquellos momentos, me imagino que a tí te pasará lo mismo conforme vaya pasando el tiempo. Aún es temprano para poderte hablar de ella largo y tendido. Es normal, habiendo sido mi madre. Solo que con ella desaparece la última persona de mi familia a la que veías de forma más o menos regular, con lo cual, tal como decía en la primera entrada, ya sólo estarás de manera frecuente con tu familia materna. Yo, por otra parte, me he liado demasiado con esta droga del leer y del escribir y quiero, a la vez que leer un montón de libros, escribir otro que, por lo que me está costando arrancar, no sé si lo conseguiré o no. Pero ahora tengo que pasar aquello que los entendidos llaman "duelo" y no es, ni más ni menos, que el período de tiempo en que a la persona que querías y que ha fallecido vas recordándola poco a poco con menos dolor y con más sensación de fortuna por haberla conocido. O más sensación de que querías seguir más tiempo contando con ella. Estas letras escritas son, en fin, para contarte desde la distancia del tiempo en que las leas, el por qué he parado de escribir este blog. No sé si continuaré o no. Todo dependerá de cómo me vaya yendo en la vida y cómo me encuentre de "entero" para poder contarte tantas cosas como te quiero contar sin que la nostalgia me provoque la sensación de vacío intenso que siento ahora al haber perdido a un ser tan querido: mi madre.
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