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El jardín de las delicias |
Acabé el libro sobre El Bosco y, la verdad sea dicha, fue una buena adquisición. Hace un recorrido por la vida del Bosco y su obra, y a través de ambas cosas se descubre la sociedad y el hombre de su tiempo, cómo pensaba, qué miedos le atacaban, qué esperanzas mantenía, todo ello aderezado con una serie de figuras fantásticas. Figuras fantásticas aunque no inventadas, porque El Bosco usa la naturaleza y los objetos cotidianos de la vida de sus congéneres, distorsionándolos, aumentando o disminuyendo su tamaño, jugando con los distintos planos que permite la pintura, para al final, provocar en la persona que admira su obra una reacción de estupor, incredulidad, miedo o asco.
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San Juan Bautista en meditación |
Y es que, aunque algunas veces parezca que las figuras que componen sus obras están elegidas y colocadas al azar, esto no es así. Según los críticos y los últimos estudios, todas o casi todas sus composiciones tienen una razón de ser. Y ésto es lo que trata de explicarnos el autor del libro.
También se nos explica en el libro la sociedad que le tocó vivir al Bosco y que se debatía entre una vida mundana y pecadora por un lado, en la que El Bosco no deja títeres sin cabeza, de hecho el Emperador y el Papa se encuentran reflejados en su tríptico de "El carro del heno", y por otro lado el sentimiento de culpa y de perdición por esa misma vida pecadora.
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Panel central de "El carro del heno". A la izquierda se pueden ver las figuras del Emperador y del Papa a caballo. |
Las valoraciones que, a lo largo de la historia, ha sufrido la obra pictórica de El Bosco también son explicadas por el autor, lo que hace que conozcamos las peripecias sufridas por algunas composiciones del pintor, y la razón por la cuál se encuentran en los distintos museos y pinacotecas en que están hoy en día.
No se trata de un libro sesudo, sino que se lee con más facilidad de la que pueda pensarse en un principio y que viene ilustrado adecuadamente con las fotos de los distintos cuadros de los que, a lo largo del libro, se va hablando.
Por todo ello, se puede concluir que es un libro magnífico para aquellos que disfruten con la pintura de El Bosco y tengan un poco de curiosidad por conocer al hombre y a los hechos que hay detrás de cada una de sus composiciones.
Queridos amigos, nos vemos en la red.
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San Jerónimo en oración |
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