Río Omo |
Queridos amigos de "La Cultura de los Pueblos". Dejamos atrás al entrañable pueblo sam, para viajar a otra zona de nuestro planeta. No abandonamos África. Nos dirigimos hacia el norte, desde el árido desierto del Kalahari hasta un valle. Un valle que se encuentra en la confluencia de tres naciones, Etiopía, Kenia y Sudán del Sur. Pertenece geográficamente al suroeste de Etiopía; pero, sin embargo, es una zona habitada desde hace cientos de años por una serie de tribus cuyo contacto con el ser humano "civilizado" ha sido escaso. Sólo en las últimas décadas ha comenzado a mantener una relación con nuestra civilización y a partir de ahí han aparecido los problemas. Pero comencemos por el principio.
Recorrido río Omo hasta su desembocadura en el lago Turkana |
Este valle al que me refiero está surcado por el río Omo, del cual recibe el nombre. Recorre de norte a sur la región suroeste de Etiopía, que era una de las más aisladas del país. Desemboca en el norte del lago Turkana, en la frontera con Kenia, y en su margen occidental, marcado por el río Kibish, se encuentra la frontera con Sudán del Sur.
Vittorio Bottego |
El río Omo es un gran río que en Europa era conocido ya desde el siglo XVII, pero que, como todo lo relativo a estas regiones del África Oriental, no se sabía adonde llegaba, dónde desembocaba. Las teorías más populares señalaban al Océano Índico como destinatario de sus aguas; una segunda teoría era que el río Omo era un afluente del río Nilo; y una tercera que vertía sus aguas en el recién descubierto por aquellas fechas lago Rodolfo, que es el actual lago Turkana. Pues bien, tuvieron que pasar casi dos siglos y medio hasta que en 1896, la expedición dirigida por el explorador italiano Vittorio Bottego y patrocinada por la Sociedad Geográfica Italiana confirmara como auténtico fin y desembocadura del río Omo el lago Turkana, confirmando al mismo tiempo que este río era la gran fuente de la que se nutrían las aguas de dicho lago.
Menelik II |
A partir de finales del siglo XIX, Menelik II, Negus de Etiopía -que ese es el título que ostentaba el monarca de Etiopía- integró la región del Omo a su reino. Sin embargo, la zona continuó aislada y ajena al devenir histórico y político de Etiopía. Cuando en los años setenta y ochenta del siglo XX los antropólogos se interesan por esta región y comienzan los estudios de los distintos grupos étnicos que la forman, se encuentran con una gran sorpresa. Existe tal diversidad de grupos étnicos-culturales que intentar sistematizarlos es algo así como resolver un intrincado rompecabezas de miles de piezas. El tamaño reducido de los grupos; la evolución independiente de los mismos; las relaciones entre ellos bien amistosas o bien conflictivas, los desplazamientos de los grupos, todo ello hace que los pueblos del río Omo constituyan uno de los grupos culturales más apasionantes en los que nos podamos sumergir.
Y a ello nos dedicaremos en las próximas entradas.
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