jueves, 31 de mayo de 2018

LCP Cap. 79: LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAASAI



Las mujeres también responden al sistema de grupos de edad, como los hombres. Sólo que en ellas el recorrido es más corto. La primera etapa es la de la niñez, que dura hasta la circuncisión, que se llevará a cabo cuando la muchacha haya alcanzado la pubertad. Este ritual de iniciación, la circuncisión femenina, al que dedicamos un capítulo completo tiempo atrás, no es tan vistoso y ceremonial como el del hombre, pero es más cruento. Una vez haya pasado la iniciación, ya está en disposición de casarse con un hombre. Normalmente con uno bastante mayor que ella.

Como la promiscuidad sexual está permitida, las mujeres se casan muy jóvenes para evitar el nacimiento de hijos fuera del matrimonio. De hecho, tanto si el hijo es legítimo como ilegítimo (es decir concebido con otro hombre distinto de su marido) se considera que pertenece al marido y a la familia de éste.

Porque la sociedad Maasai es fuertemente patriarcal y la mujer está sometida al dominio del hombre. Tanto es así que después de la boda, a la mujer se la va a considerar como un bien patrimonial del hombre. De ahí que el marido pueda tener varias mujeres, todo depende de la riqueza que posea. Todas las mujeres tendrán el mismo estatus. Ninguna predomina sobre la otra. Y dentro de ese grupo familiar poseen una serie de derechos.

Entre sus derechos como esposas se encuentran el ordeño de un número determinado de animales, de su única competencia y la asignación de cabezas del ganado familiar a sus hijos. Ésta es la otra razón por la que es bueno para la mujer maasai traer hijos al mundo inmediatamente después de la boda.


Pero ocurre algo curioso. Desde que la mujer quede embarazada, el hombre no mantendrá relaciones sexuales con ella hasta que el bebé haya nacido. La mujer da a luz en su propia cabaña, a la que el hombre, en épocas históricas, no podría entrar hasta años después del parto. Otra curiosidad es que el padre tampoco puede comer en la casa del bebé hasta que éste dé sus primeros pasos.

Una vez que se produce el nacimiento, éste es celebrado por toda la comunidad mediante una fiesta. En esta fiesta se sacrifican dos bueyes y se danza alegremente. Antes de todo esto, como rito de introducción en la comunidad, un anciano de la misma bendecirá al niño de forma muy especial. Le escupe en su cabeza o pecho. De esta forma, el nuevo bebé forma ya parte de la comunidad y es aceptado por todos.


¿Qué ocurrirá con estos niños? Pasan la infancia jugando en el poblado, en el enkang. Suelen vestir únicamente con cinturillas y collares de cuentas y el bullicio que arman cada mañana sirve para animar a todo el poblado. La crianza es comunitaria. Cualquier persona del poblado puede reprender a los niños y castigar a los desobedientes. Se les enseña a respetar a los ancianos, y a seguir las costumbres. En el caso de las niñas aprenderán las tareas domésticas, y los niños, tal como vimos al principio con Makutule y Lengwesi, aprenderán a su vez a cuidar y proteger el ganado. Conocerán los distintos rituales y también su cultura, que les será transmitida por los mayores.

Todavía quedan algunos retazos sobre los que hablar de las costumbres y creencias del pueblo Maasai. Pero ellos constituirán, como podéis imaginar, el contenido de la próxima entrega de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS. Hasta entonces, queridos amigos, pasad un buen tiempo. Y no os olvidéis. Nos vemos en la red.


jueves, 24 de mayo de 2018

LCP Cap. 78: EL MATRIMONIO MAASAI


Hasta ahora, Makutule y Lengwesi, nuestros principales protagonistas, han vivido la experiencia de los distintos rituales de iniciación que los convertían, sucesivamente, en morani, el Emorata, y en maasais adultos, el Eunoto. A partir de este último, pasarán a tomar esposa, a casarse. Pero, ¿cómo es el matrimonio en el pueblo Maasai?

Los matrimonios, dentro de la etnia Maasai, suelen estar decididos generalmente por el padre, y suele hacerse durante la infancia de los niños, incluso a veces antes del nacimiento. En el caso del sexo femenino, ellas suelen casarse con hombres muy mayores respecto a las muchachas y que tienen ya varias mujeres.


Si no se da ninguno de esos antecedentes, suele celebrarse una feria de matrimonios, dónde los jóvenes buscan pareja. Se busca pareja en otros clanes, para evitar la consanguinidad y los problemas que suele conllevar.

Para comunicar su intención de casarse a la candidata correspondiente, tanto Makutule como Lengwesi tendrán que hacer sonar delante de ella sus campanillas, que llevan al efecto, tantas veces como ganados tenga su padre. Antes de casarse, nuestros protagonistas deben haber alcanzado cierta riqueza, que se traduce en el ganado que poseen por sí mismos, o del que pueden disponer. Normalmente, aunque la dote se suele discutir, suele contar, al menos, con tres vacas, un buey y dos ovejas.

Campanilla Maasai de hierro con cuero

Hasta aquí hemos hablado desde el punto de vista del hombre Maasai. ¿Pero qué ocurre con la mujer, con el sexo femenino? Aunque ya dimos algunas pinceladas en capítulos anteriores, vamos a explicarlo un poco más en profundidad.

Pero para eso necesitáremos un tiempo un poco más largo que el de parte de una entrada. De ahí que la próxima entrada la dedicaremos a ellas. Hasta entonces, queridos amigos, nos vemos en la red.


jueves, 17 de mayo de 2018

LCP Cap. 77: EL EUNOTO, Y EL PASO A LA CONDICIÓN DE ANCIANO ENTRE LOS MAASAI


En la entrada anterior, número 76 de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS, veíamos como se desarrollaba el Eunoto. El Eunoto, la ceremonia más importante en la vida de un guerrero maasai, supone la transición a maasai adulto y, a partir de ese momento, la asunción de una serie de responsabilidades que hasta entonces competían tan solo a sus progenitores.

Dejábamos a Makutule y Lengwesi en el momento más importante de la ceremonia y prometíamos seguir con ella. Pues bien, aquí está la continuación de dicho ritual, que comenzamos justo en el momento culmen del mismo.

Las madres se disponen a cortar, y cortan el cabello de sus hijos. Las trenzas, cuidadas de forma tan minuciosa, llevadas tan orgullosamente por los morani, desaparecen de sus cabezas.


Este acontecimiento simboliza que abandonan, de alguna forma, la condición única de guerreros, abandonando además el vínculo que les unía a sus madres, para comenzar una nueva vida. La vida social del poblado Maasai, con responsabilidades como la familia, los hijos y el ganado. Como colofón a este ritual, un anciano les dará el primer consejo de adultos, que suele ser siempre el mismo, y no por ello, tópico, sino muy importante:

"Ahora que eres un adulto, arroja tus armas y en su lugar emplea la cabeza y la sabiduría"

A partir de este momento, Makutule y Lengwesi han sido declarados oficialmente adultos. Además de guerrear, o, más bien, en lugar de guerrear, deberán asumir las tareas de proteger su casa, velar por el suministro de agua al poblado, y defender al rebaño del ataque de fieras salvajes o de ladrones de ganado.

Pero nos hemos olvidado de Ikoneti, el patriarca. El padre de estos dos muchachos a los que hemos ido siguiendo en su maduración hasta convertirse en maasais adultos. Para Ikoneti, y para todos los padres de los morani que celebran el Eunoto, también habrá una ceremonia propia. Ese mismo día se celebrará un ritual por el que se convertirán en responsables de la comunidad, en ancianos de la misma.

Durante los cuatro días anteriores, Ikoneti cambiará de vivienda y asumirá el nombre de sus hijos. Al cuarto día se vestirá con una piel negra de ternero, se adornará con cuentas de colores, y lucirá una capa de piel de hiena, leopardo, colobo o mono azul. Además lucirá pendientes y collar de cuentas negras y sujeto con una cadena, se colgará un recipiente cilíndrico para el tabaco.

De esta guisa, volverá a su casa y lo hará apoyándose en un bastón, indicando que se ha vuelto un hombre más viejo, más anciano. En una mano llevará una cola de algún animal para espantar moscas y en la otra, una calabaza de cerveza de miel.

De esta manera, Ikoneti ha pasado al grupo de los ancianos del poblado. A medida que han pasado los años, se han tenido más en cuenta la comunidad sus opiniones. Pero no es hasta este momento, en que su grupo de edad pasa a considerarse anciano, cuando sus opiniones van a tener un peso importante en toda la comunidad.

Grupo de ancianos en una de sus reuniones. Cortesía de John Ageddes.

Los ancianos son los que toman, de forma igualitaria y reunidos en consejo, todas las decisiones importantes para el poblado. De ahí la importancia del Eunoto, no solo para los morani, sino para todos aquellos que alcanzan la condición de ancianos.

La jubilación o el retiro de los maasai les llega a los sesenta y cinco años. Desde ese momento se dedican a descansar, beber y jugar, sobre todo a un juego muy popular entre ellos y que es similar a las damas. El nombre de este juego es "eskeshui".

Sin embargo, aún nos queda algunos detalles más que contar de los maasai. Pero eso, queridos amigos, será en una próxima entrada de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS.

Hasta ese momento, disfrutemos de la nueva condición de cada uno de nuestros protagonistas. Nos vemos en la red.



jueves, 10 de mayo de 2018

LCP Cap.76: EL EUNOTO. EL PASO A LA MADUREZ DEL MORANI


Habíamos dejado a nuestros queridos Makutule y Lengwesi en la Gran Reunión Maasai, donde se decidió el abandono de las prácticas guerreras y de las razzias contra los poblados de otras etnias distintas a la suya propia.

En ese momento estaban llevando la vida típica de morani, de guerrero Maasai. Y así lo harán durante quince años hasta que lleguen al siguiente paso en su maduración, dentro de la sociedad maasai.

Como pudimos ver, la sociedad Maasai está estructurada en los llamados grupos de edades, que son aquellos grupos de varones, y también de mujeres, que pasan los rituales de iniciación (circuncisión, Emorata) y de maduración (Eunoto) en el mismo momento.

Pues bien. A nuestros dos hermanos ya les ha llegado el momento de pasar ese ritual de maduración, el Eunoto, el cual se celebra, aproximadamente, a los 15 años de haber realizado el Emorata. Con este rito los morani pasan a adquirir responsabilidades dentro de la vida del poblado. Ya no son simples guerreros que luchan contra los enemigos, o contra las fieras salvajes. Desde el momento en que se celebre el Eunoto, podrán formar una familia, casarse (siempre fuera del clan de la familia, y, por supuesto, al no ser monógamos, con varias esposas). También podrán adquirir ganado propio. Y si todo sale según las expectativas, engendrarán hijos que continúen su legado.

Por tanto, el Eunoto es la ceremonia más importante en la vida de un morani. Supone la transición de guerrero joven a adulto y desde ese momento podrá, tal como he dicho antes, casarse, tener hijos y tener posesiones. Si alguien pensaba que el ritual más importante era el Emorata, la circuncisión, se equivocaba.

Pero pasemos al ritual propiamente dicho. Metámonos en la piel de nuestros dos hermanos y vivamos con ellos el Eunoto.

En un primer momento, todos los morani van a pintar sus rostros con pintura rojiza. Con ello quieren simbolizar su ferocidad y su arrojo en la lucha. Abandonan sus lanzas y solamente van armados con largos palos. Hay que indicar que la ceremonia se va a celebrar en un recinto construido por las madres de los guerreros. Este recinto se rodea de chozas, y se celebrarán festivas danzas.

Por tanto, aquí tenemos a Makutule y Lengwesi que están pintándose sus cabezas de ocre, de rojo para destacar su valentía, dentro del resto de los compañeros del grupo de edad.

En el ritual toman parte cuarenta y nueve guerreros. Es una ceremonia de toda la comunidad; y, al igual que en otras ocasiones, centenares de personas, procedentes de enkangs distintos, asistirán a la misma. Los detalles de la ceremonia se preparan con sumo cuidado.


En un primer momento nos encontramos con el ritual de la fiesta del buey negro. ¿Por qué negro? Ya sabemos de entradas anteriores que los Maasais adoran a Ngai, su Dios supremo. Pues el color bueno de Ngai, de Dios, es el negro. De ahí la necesidad de que el buey tenga también el mismo color. Una vez escogido el buey, desde bastantes días antes de la ceremonia se le va a engordar a base de cerveza de miel mezclada con hierbas, pero no con unas hierbas cualquiera, sino con hierbas escogidas específicamente para este ritual.

Se procede a la punción de la yugular, acontecimiento que todos hemos podido ver en los documentales. Y todo el grupo de morani, dirigidos por el laibón, va tomando pequeños sorbos de la sangre del buey, que se ha mezclado con leche. Después, cada uno de ellos, uno por uno, deberán beber la sangre directamente de la yugular del buey.

Una vez se sacrifica el buey en el recinto que se ha preparado para ello, todo él es empleado durante la ceremonia. La piel será consagrada por el laibón, y llevadas por mujeres mayores, parientes de los morani que están celebrando el Eunoto, fuera del poblado, en donde la clavarán en el suelo. Una vez seca, empiezan a cortar la piel en trozos suficientes para que todos los graduados en la ceremonia puedan exhibirlos.

Para mostrar la cohesión del grupo, y la obediencia a sus hermanos de grupo de edad, todos ellos deberán morder el corazón y los pulmones del buey sacrificado.

Una vez que Lengwesi y Makutule han pasado por todo ello, no llega al fin de la ceremonia, sino que asistiremos con ellos al culmen de la misma. ¿Y cuál es ése?

Ése, queridos amigos, lo veremos en la próxima entrada de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS.



jueves, 26 de abril de 2018

A VUELTAS CON LA "CALIDAD DE VIDA"



Tras el importante episodio de la reunión Maasai de los años 50 del s. XX, en la cual los principales líderes Maasai decidieron, bajo juramento, dejar de atacar y robar el ganado de otras tribus que estaban en sus territorios; tras ello, digo, hago un pequeño paréntesis para introducir una reflexión sobre la "calidad de vida" en las personas mayores, que escribí allá por diciembre, y que creo que llegadas fechas en que debe hacer buen tiempo, puede ser adecuada. O polémica. Como siempre, seréis vosotros, queridos lectores, quienes decidáis. Allá va:

Me parece que en estos momentos de la vida, el que una persona pueda caminar cientos de pasos es algo que a nosotros no nos debería importar. Sin embargo, no hay nada más radiante, nada más ilógico, nada más bucólico, que el que un viejo de noventa y tantos años pueda caminar, trotar, correr por el campo detrás de un rebaño de ovejas. Y eso, precisamente eso es lo que nosotros, con nuestra ciencia, con nuestros cálculos, con nuestras estadísticas pretendemos que hagan los viejos, después de una larga vida de lucha, de trabajo y de cansancio. Después de años de llegar a su casa derrengados tras haber estado cargando sacos, cajas de pescado, u otro tipo de tareas que han hecho que sus huesos se comben e incluso, en el peor de los casos se fracturen y se suelden de mala manera. Y entonces, llegamos nosotros, en la flor de la edad, con nuestros papeles debajo del brazo a decirles que si no andan más de una hora diaria, si no corren, si no saltan, si no se relacionan con su vecino, sí con ese que no le pueden ni ver porque tienen un litigio desde hace años y que nunca se soluciona, si no hacen todo ese tipo de cosas, no están viviendo una vejez sana. Y cuando algunos de ellos nos manda al carajo, nosotros nos preguntamos, si es que llegamos a hacerlo, ¿por qué se porta así cuando sólo queremos brindarle una mejor calidad de vida a su vejez?


Quizá, y solo quizá, la mejor calidad de vida es dejar descansar a ese viejecito de noventa y tantos y dejarle decidir de qué se quiere morir. No martirizarle con tanta vida sana, sino más bien permitirle gozar sus últimos años de aquello que más le apetezca, le guste o le llene de gozo. Por supuesto, luego que no venga diciendo que no se le avisó que el tabaco provocaba cáncer de pulmón, el alcohol cirrosis hepática, y las grasas “malas” infartos de miocardio. Eso ya no cuela, querido anciano mío.