sábado, 11 de marzo de 2023
CRIMEN Y CASTIGO. 1866. Fiódor Dostoyevski.
jueves, 23 de febrero de 2023
EL MISTERIOSO CASO DE STYLES. 1920. Agatha Christie
El primer caso del investigador Hércules Poirot. La novela que lanzó a la fama a Agatha Christie. Dos hechos que por sí mismos serían suficientes para leerla. En ella, a través de uno de los testigos de la acción que ocurre en la mansión Styles, Christie narra un hecho enrevesado. Un vodevil propio de los años 20 del siglo pasado (XX), pero que en lugar de tener el centro en la infidelidad de la pareja y en el triángulo amoroso, se centra en la consecución de un asesinato aparentemente tan bien realizado que al principio pasa por un suicidio.
Hércules Poirot se nos presenta como un veterano de la I Guerra Mundial que está pasando unos días de asueto y recuperación en un pueblecito inglés y que es llamado por una camarada de su antiguo regimiento para intentar solucionar un asesinato en el que no saben quién ni cómo ha sido. Se nos muestra hasta un plano de la casa donde ha ocurrido la muerte, para que al lector le sea más fácil el seguimiento de los hechos y de las deducciones que va realizando el protagonista conforme se van descubriendo las distintas pistas que llevarán a la solución del enigma.
Una novela que dejará un buen sabor de boca.
jueves, 16 de febrero de 2023
EL QUIJOTE APÓCRIFO. 1614. Alonso Fernández de Avellaneda
Escojo esta foto del Quijote de Avellaneda porque creo que refleja el concepto, en su integridad, del libro. Cualquier información sobre este libro, su autor, que firmó con el pseudónimo que en el título de esta entrada se puede leer, se puede encontrar en internet con sólo poner en un buscador "Quijote apócrifo" o "El Quijote de Avellaneda". Por eso me voy a referir solamente a mi impresión personal al acabar de leer esta obra. Una aclaración. Una vez acabada, recordaba de mis años mozos haber leído el auténtico Quijote de Cervantes, y tenía una ligera idea de las diferencias entre uno y otro. Pero para confirmar, o no, estos recuerdos, me decidí a comenzar a leer la segunda parte del Quijote y poder, de esta forma, tener una idea más reciente de las mismas. Pues ahí va.
Conforme leía el Quijote de Avellaneda, siendo una novela que parodia los libros de caballerías, como el auténtico Quijote, sin embargo, habría que indicar que más parodia el personaje del Quijote que la literatura de caballerías. El Quijote lo presenta auténticamente loco, con alteración completa en la forma de ver lo que son las cosas, y dispuesto a reñir con cualquiera por nimiedades. No era así como conocía al Quijote auténtico, el cual tenía una forma de ver el mundo distinta, y aunque en ciertas ocasiones se dejara llevar de la imaginación y de una percepción alterada de la realidad, que le hacía realizar locuras. Sin embargo, solía tratar de razonar de forma convincente, lo que hacía que hubiera momentos en que pareciera cuerdo, el más cuerdo del género humano.
Una de las cosas que más me gustó del Quijote fue el enfrentamiento de dos personalidades tan distintas como Sancho Panza y Don Quijote, y las conversaciones que se traían entre ellos. Y una de las cosas que más me sorprendió fueron todos los consejos acertados que le da Don Quijote a Sancho, sobre todo en la segunda parte del Quijote. Además, Sancho me pudo parecer paleto, iletrado, pero nunca carente de la cultura popular que hace que la gente sin letras de aquella época pudiera hacer frente a la vida saliendo airosa de las difíciles situaciones que la vida nos depara.
En el Quijote de Avellaneda no hay nada de eso. La relación entre Don Quijote y Sancho Panza es un continuo enfrentamiento entre un loco y un tonto. Así de sencillo. Sancho Panza, que era la parte más cuerda de la pareja en la primera parte del Quijote, aparece en el de Avellaneda como un mentecato soez, vulgar y muy interesado, cubriendo a su amo cuando no tiene más remedio y sin ningún atisbo de la fina inteligencia de que luce en la primera parte.
Al fin y al cabo, se trataría de una buena novela picaresca la de Avellaneda, si no fuera porque intenta remedar a la mejor novela que se ha escrito en la historia de la literatura. Cervantes quiso hacer una parodia de la literatura caballeresca y le salió una obra de arte. Avellaneda quiso hacer una parodia de Don Quijote y acertó, su libro es una parodia, y como tal, se encuentra muy lejos de la calidad y maestría que D. Miguel de Cervantes nos muestra en "El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha."