jueves, 4 de agosto de 2022

EL CERCANO ORIENTE. 1968. Isaac Asimov


Hasta ahora no había incluido un audiolibro en estas reseñas de libros, porque, entre otras cosas, considero que un libro está hecho para ser leído, no para ser oído. Quizá esté equivocado, pero es mi humilde opinión. Sin embargo, de vez en cuando, me pica la curiosidad de oír algún libro o relato en un formato que se ha popularizado en los últimos tiempos. Y así encontré esta pequeña joya de la divulgación histórica. Y hoy, al descubrir que está escrito en 1968, me reafirmo en la calificación de "joya".

¿Por qué lo califico de joya?

Lo primero que hay que tener en cuenta que no es un libro de historia, como algún otro que ha aparecido en este blog, sino un libro de divulgación.

Lo segundo porque consigue resumir en menos de 400 páginas toda la historia del Cercano Oriente, haciendo hincapié en las civilizaciones más antiguas, que son las menos conocidas, y eso es de agradecer.

Lo tercero es que explica estupendamente la distinta sucesión de reinos e imperios que dominaron toda esa zona a través de los siglos y de los milenios, cosa que no suele ser fácil en absoluto.

Lo cuarto, que define perfectamente conceptos como "la media luna fértil" que de tanto usarlos, ciertos historiadores, e incluso divulgadores, creen que todo el mundo reconoce el lugar de la Tierra al que hacen referencia con esa expresión.

Lo quinto, y como colofón, el que explica de una manera lógica y sencilla cómo fue la transformación del cazador y recolector paleolítico al ganadero y agricultor neolítico; explica de forma sencilla el por qué los niveles históricos de una ciudad son más antiguos cuanto más bajos, ¿que eso es fácil? Pues quizá Asimov descubre unos detalles que nunca se nos hubieran ocurrido. Pero claro, ahí radica la genialidad de su literatura, sea histórica o de ficción.

sábado, 30 de julio de 2022

CAMINO DE PERFECCIÓN. 1564-1567. Santa Teresa de Jesús


Es un libro que llevaba tiempo queriendo leer. Me intrigaba saber qué es lo que había plasmado la Doctora de la Iglesia en unas páginas para enseñar un camino para la perfección. Y verdad sea dicha que no me ha defraudado.

En primer lugar, hay que destacar la forma de escribir de Santa Teresa. Me habían dicho que era una forma sencilla, llana, directa, sin expresiones rebuscadas. Pero lo que no me imaginaba, y que ha resultado ser una grata sorpresa para mí, era el estilo campechano, rallando lo pueblerino, dicho con mi mayor respeto, de su escritura. Sobre todo, al principio, cuando se refiere a cosas más comunes y que se pueden aplicar a los cristianos en general, y no sólo a sus monjas, a las que va dirigido el texto. En estos primeros capítulos había momentos en que me parecía estar escuchando al gran actor Paco Martínez Soria. Sí, ese de "La ciudad no es para mí" y "El turismo es un gran invento". Porque la santa habla con tal naturalidad de la actitud y comportamiento que deben tener sus monjas ante las tentaciones del mundo que te parecen razonamientos escritos por los guionistas de esas películas y recitados por ese gran referente, aunque a algunos les pese, de la España de la recuperación económica y del éxodo rural hacia las ciudades.

Más adelante, una vez que te acostumbras a ese lenguaje, te das cuenta que el "Camino de perfección" está escrito para sus monjas, y para toda aquella persona que quiera profesar en una orden monástica contemplativa. Pues les indica la forma de orar, cómo comunicarse con Dios, los problemas que les van a surgir en este "camino" y les exhorta a la paciencia, la humildad, la sencillez y el alejamiento del mundo. Por ello es uno de los textos más cercanos a la vida contemplativa y que son más entendibles a pesar de que hayan pasado ya más de cuatro siglos desde su escritura.

Una pequeña reflexión. Al leer este libro, entiendes el por qué la princesa de Ebolí fue expulsada del convento por Santa Teresa, por muy noble que fuera la tal señora. ¡No era nadie Santa Teresa!

domingo, 24 de julio de 2022

EL COMBATE ESPIRITUAL. 1589. Lorenzo Scupoli


Cuando uno cree haber encontrado una pequeña joya de la ascética cristiana, como la que acabo de leer, de pronto, husmeando un poco por internet me encuentro con que este libro, "El combate espiritual" de Lorenzo Scupoli es, detrás de "Imitación de Cristo", el libro ascético por excelencia de la cristiandad occidental y que, incluso, ha tenido influencia en la cristiandad ortodoxa, oriental.

Empecé a leer el libro con algo de reserva. Ya había leído algunos otros que eran arduos y que estaban dirigidos directamente a las personas consagradas (curas, monjes y monjas) y he de reconocer que me resultaron complicados y difíciles para adaptarlos a mi situación y existencia, como laico normal y corriente en este siglo XXI.

Pero tras unos primeros capítulos, venciendo la reticencia de descubrir que su autor se dirige siempre a una persona en femenino, con lo que, a veces, parece que está escrito para monjas, cosa que no es cierta; tras los primeros capítulos, digo, conseguí encontrar estupendas lecciones de comportamiento, actuación y actitud para enfrentarse a problemas del día a día que son tan comunes actualmente como en el siglo XVI, que es la época en que se escribió este manual.

Porque sus recomendaciones no sirven sólo para los cristianos, sino también para las personas que no profesan ningún tipo de religión, sobre todo la primera mitad del libro. En la segunda mitad ya el autor habla de conflictos más propios de las personas religiosas que de aquellas que no siguen los dictados del cristianismo.

Otra de las cosas que me sorprendió en los resultados de mi búsqueda de internet fue el hecho de que Lorenzo Scupoli fue acusado y calumniado de violar las Reglas de su comunidad en 1585. Fue suspendido "a divinis", lo que significa que le prohibieron ejercer como sacerdote y le obligaron a realizar los trabajos domésticos de la comunidad. Además, debía de vestir el atuendo de fraile lego, es decir, de aquellos que no tenían estudios. Por tanto, le rebajaron al puesto más bajo que puede ocupar una persona en una congregación religiosa. ¿Cuál fue su reacción? Se mostró humilde, sencillo, soportó la pena que le tocó en suerte, se dedicó a la oración y empezó a escribir este libro. Es importante señalar que anteriormente a la condena, había ejercido su labor como sacerdote en ciudades tan importantes en ese siglo XVI como Milán, Génova, Venecia y Roma. Es decir, de ser una figura destacada de su orden, la de los Teatinos, pasó a ser un mero servidor de todo el mundo, incluso de los que lo acusaron.

Tuvo que esperar 25 años, en abril de 1610, para ser absuelto de su pena en un Capítulo General que celebró la Orden. Pero esta rehabilitación le llegó ya muy tarde, pues Lorenzo Scupoli moría el 28 de noviembre de ese mismo año. Quizá únicamente por lo que sufrió en su vida y por la ejemplaridad de su conducta ante la adversidad, merezca la pena acercarse a su pensamiento a través de la lectura de este libro.


jueves, 7 de julio de 2022

GERONA. 1874. Benito Pérez Galdós.


Y vuelvo a los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. Un nuevo asedio. El de Gerona, en la segunda mitad de 1809. Y he de declarar que las impresiones han sido encontradas. De momento, es el que menos me ha gustado. No se centra tanto en el asedio por parte de las tropas napoleónicas, sino en las penurias y miserias que pasaron sus habitantes. El protagonista no es el mismo que en las anteriores novelas, de hecho, es una historia dentro de una historia. Se centra en los enfrentamientos entre dos de los personajes, uno de ellos el narrador, por conseguir comida y arrebatársela el uno al otro. Donde en "Zaragoza" era heroicidad, entrega, valor; aquí, en cambio, es egoísmo, envidia, enfrentamiento. Por otro lado, el defensor de Gerona, D. Mariano Álvarez de Castro lo describe casi como una caricatura de lo que se entiende por patriotismo. Tanto es así que al final de la narración consigue que se le deteste, entre las loas a su rigidez en la defensa de la plaza como los comportamientos de servilismo y cuasi adoración hacia su persona.

En fin, reseña pequeña, no lo recomiendo y he de confesar que conseguí acabarlo por cabezonería, y por distraerme de otras preocupaciones que ocupaban mi mente cuando no me dedicaba a la lectura.

jueves, 30 de junio de 2022

GUERRA Y PAZ. 1869. León Tolstói. Traducción por Lydia Kúper


Una obra magistral que se encuentra entre los grandes clásicos de la literatura mundial. Tanto es así que en 2009 (sí, el siglo XXI) estuvo entre las 100 novelas más vendidas. 

Y a Mario Muchnik, el que editó el libro con la traducción de Lydia Kúper (ambos ya fallecidos) y que tiene la portada que aporto, debo agradecerle el haberme aportado (sigo con el juego de palabras) la mejor versión hasta la actualidad de Guerra y Paz.

Aviso a navegantes: La edición de Random House es una traducción de un borrador, con menos páginas, ausencia de capítulos enteros, y un final distinto que desluce totalmente la obra. Lo digo porque estuve a punto de sufrirlo en mis carnes. La compré, y al empezar a leerla la tuve que dejar, pues me perdía. Me parecía infumable.

Cuando me decidí a retomar la obra, decide comenzar de nuevo, y con otra edición. Quedé sorprendido cuando, en las primeras páginas me noté que la historia, el relato, me enganchaba, que me resultaba interesante de leer y que, sobre todo, valía la pena continuar la aventura de sus personajes. Era la versión que aquí dejo, tanto con la portada como señalando que es la traducción de Lydia Kúper. Son más de 1800 páginas que se te hacen cortas. Sin embargo, las 1200 de Random House se me hicieron interminables, de hecho, no lo terminé.

Se trata de un relato de la vida aristocrática, pues sus protagonistas son aristócratas, de la aristocracia rusa de principios del siglo XIX, inmersa en aquella vorágine de emociones a las que se tuvo que enfrentar toda Europa con el advenimiento de Napoleón. La maestría de Tolstoi, que de pequeños en la escuela le apodábamos "León Tostón", se halla precisamente en la forma de contar todos los acontecimientos que viven sus personajes, la verosimilitud de dichos acontecimientos, así como el día a día de los mismos. Quedan retratados todos los que eran en aquel momento, típicos aristócratas: el soldado con un amplio sentido del deber; el hijo juerguista que usa la influencia de su padre para librarse incluso de penas de cárcel; el intelectual que se ha formado en París; el bastardo que le cuesta ser aceptado en los círculos de la alta sociedad; la hija abnegada que sólo vive para cuidar a su padre; la hija risueña y que está siempre entre nubes, sin bajar a la tierra y darse cuenta del significado de las cosas; el noble que despilfarra su herencia por mantener una posición social; el joven mujeriego y juerguista; el muchacho que desea conseguir la gloria en el combate; el que pretende hacer carrera militar pero en puestos relativamente cómodos sin contacto con el frente de guerra.

Es capaz de relatar el desarrollo de una batalla con toda su crudeza, la relación romántica entre dos jóvenes, o la situación de una ciudad en guerra, tomada por las tropas enemigas, Moscú, sin que exista ninguna pérdida de estilo, de calidad o de interés en la forma en que lo narra.

No hay que asustarse de la longitud de la novela. Más bien, hay que felicitarse por que podamos leer una obra de estas características.