sábado, 31 de diciembre de 2022

EL TERROR DE 1824. Benito Pérez Galdós. 1877

 

Muy ilustrativa la portada que he elegido para esta novela de Galdós. Respecto al título de la obra de Galdós, nos podríamos preguntar: ¿La quiere igualar Galdós a los años del terror de la Revolución francesa, 1792, sólo que en este caso los que provocan ese terror es justo la facción política contraria a los revolucionarios franceses del Directorio? Muy posiblemente así sea.

Pero a Galdós, sin embargo, le sale una obra dulce, diría que entrañable y que hace que se eleve a las mayores cimas de la novela romántica. ¡Sí, señoritas o mujeres del siglo XXI! Romántica. Y sin necesidad de sexo, de comportamientos rastreros, de puñaladas por la espalda. Pero claro, en el ambiente que se respira en el siglo XXI no se concibe que exista un amor sin sexo, un amor que no es platónico, sino real. Un amor que se expresa en el comportamiento del uno frente al otro, en la voluntad con que se hacen las cosas del día a día, en la forma de enfrentarse a los enfados entre ambos, en la anteposición del amado o la amada por delante de los intereses propios. En suma, amor por encima del mezquino egoísmo que nos lleva día a día a competir unos contra otros.

De verdad, y tal como leí en una reseña mientras buscaba la imagen que ilustra esta entrada, esta novela es una obra de arte olvidada entre las novelas del siglo XIX. ¿Quiénes son los protagonistas de la novela y de ese amor que tanto me ha sorprendido? Lo dejo para que sean descubiertos al leer la novela.

Una última cosa, igual que al principio de la novela nos muestra lo miserable del ser humano, el final de la misma es insigne, con el pleno significado de dicha palabra.

jueves, 22 de diciembre de 2022

EL SÉPTIMO CÍRCULO DEL INFIERNO. 2017. Santiago Posteguillo

 

Posteguillo vuelve a entrar aquí en el universo literario, acordándose, sobre todo de los escritores, varones o mujeres, que han sido olvidados, discriminados o simplemente silenciados a lo largo de la historia de la literatura.

Y consigue realizar un ejercicio de imparcialidad que le honra, teniendo en cuenta que, por la mayoría de ellos, si no por todos, profesa una profunda admiración.

He de reconocer que yo me he encontrado con escritores que no conocía y que me han causado una honda impresión. Tanta que he hecho algo que hace tiempo no hacía. Marcar la zona en que se encuentra el texto del autor con un doblez en la hoja correspondiente. Por si alguna vez quiero releer el texto.

Es un gran acierto el que Posteguillo introduzca estos textos de los autores a los que está describiendo en los distintos capítulos del libro. De esa manera tenemos una muestra directa de lo que describe y de lo que nos transmite: La admiración por la literatura.

jueves, 15 de diciembre de 2022

LOS CIEN MIL HIJOS DE SAN LUIS. 1877. Benito Pérez Galdós.


Pérez Galdós parece aquí cansado de batallas y de hechos de guerra. Y aprovecha que la entrada de "Los cien mil hijos de San Luis" en España fue, en su mayor parte, un paseo militar, con pocos enfrentamientos, ninguno de ellos significativo, salvo la recuperación del Rey, que estaba retenido por las fuerzas constitucionales en Cádiz; aprovecha, digo, para hacer un ejercicio literario que muchos otros también han intentado hacer en sus obras.

Galdós da voz a una mujer en esta novela, pues una mujer es la narradora de todos los hechos que en ella ocurren, salvo unos pocos capítulos que sirven, según avisa el autor al principio de la narración, para ser puente de unión entre las dos historias de la protagonista, debido a que una parte de las hojas en que se reflejaba la historia, se ha perdido.

Así nos encontramos conque Galdós intenta reflejar los sentimientos, comportamientos, pensamientos, cavilaciones, razonamientos y locuras, pues hace que la protagonista se obceque tanto con su objetivo que roce la locura, de una mujer enamorada, aunque, eso sí, caprichosa, soberbia y egoísta, tal como ella se reconoce en las líneas que escribe.

Asistimos al ambiente que se vivía en los ejércitos del Norte de España, antes que se desmantelaran tras el avance de las tropas francesas, pues los "100.000 hijos de San Luis" fue un contingente de tropas francesas al que, conforme avanzaban a lo largo de la península Ibérica, se le iban uniendo destacamentos que defendían el régimen absolutista que se quería implantar y que luchaban contra las tropas regulares constitucionales.

Pasará nuestra protagonista, desde el Norte, por Madrid y Sevilla, para terminar su viaje en Cádiz, concretamente a sus afueras y será la testigo de la desbandada, nunca mejor dicho, del bando constitucional, que sólo se batirá, y de forma muy ligera, en Cádiz donde nació la Constitución de 1812 y donde irá a morir, 11 años después.

Nos queda por decir el nombre de la protagonista: Dª Jenara Baraona, la novia de juventud de Salvador Monsalud. Como vemos, éste sigue siendo el hilo que va uniendo los relatos que permiten a Galdós describir los años convulsos del reinado de Fernando VII.

viernes, 9 de diciembre de 2022

HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓSTOLES. Siglos II al IV d.C. VV. AA.

 

Nos adentramos en el terreno del mito y la leyenda. A ello hay que unir la hagiografía, que es la vida de alguien escrita desde el prisma de destacar todo lo bueno de ese alguien y añadiendo hechos extraordinarios, que pueden ser reales o no, pues no había un notario dando fe escrita de ellos.

Nos encontramos con unos textos que se pueden dividir en dos grupos. Unos escritos a finales del siglo I y sobre todo en el siglo II después de Cristo, y que corresponden al primer volumen que se muestra en la fotografía. La memoria oral de la vida del Fundador del cristianismo había quedado reflejada en una serie de relatos, algunos escritos por los Apóstoles, que así se llamó a sus seguidores más fieles, escogidos por Él mismo. Sin embargo, conforme fueron muriendo los Apóstoles, en las comunidades que compartían la fe en Cristo surgieron voces que creyeron necesario poner por escrito sus vidas y la esencia de lo que ellos enseñaban. Fue un intento de mostrar las nociones básicas de los cristianos a través de los discursos escritos y puestos en boca de los Apóstoles, cuando supuestamente éstos hablaban con los emperadores, reyes, magos, sacerdotes del culto pagano, etc.

Es una manera de mostrar cómo debía comportarse un cristiano, en qué debía creer, y las consecuencias que conllevaba el hacer las cosas correctamente o no. Estos relatos, además de milagros y conversiones, están cargados de discursos doctrinales en los cuales, los entendidos del siglo XXI, han creído ver referencias a las sectas gnósticas que surgieron de un cristianismo mal entendido. Y es verdad que se puede ver en estos escritos referencias muy evidentes a dichas creencias presentes en ese momento. Pero, a veces, el sabio, de tanto buscar, ve fantasmas hasta donde no los hay. Lo digo porque he usado la edición de la BAC, una edición estupenda, pero uno de los dos sabios que han dirigido la traducción y edición de los textos, tiende demasiado a obsesionarse por el gnosticismo, si se leen las notas al pie. Tanto es así que esta persona, que es un gran estudioso de la época y de todo lo relacionado con ella, llega a calificar de influencia, e incluso de origen, gnóstico a expresiones, recomendaciones o afirmaciones que aparecen en los distintos discursos de los Apóstoles que, sin embargo, se pueden explicar claramente con una lectura del evangelio en los fragmentos en que Jesús de Nazareth se refiere a esos temas. Ahora, eso sí, la lectura debe ser sencilla y libre de todo prejuicio, que por desgracia parece que es lo que abunda en la cabeza de este, por otro lado, gran estudioso de los textos relacionados con el cristianismo primitivo.

El segundo volumen de la BAC se refiere a los textos que se escribieron a partir del siglo IV d.C. Presentan algunas historias repetidas, contadas de forma distinta, bien más cortas, bien con un desarrollo diferente, aunque el final sea el mismo. Son historias más directas, con más acción diríamos en nuestro siglo XXI. Se ve que las influencias gnósticas han desaparecido. Quedan más patentes las persecuciones que habían sufrido los cristianos en general, y los Apóstoles en particular, durante sus vidas. Cuando se escriben se está en la época en que el cristianismo está permitido. Ya no es perseguido como antaño, pero aún no es la religión oficial del Imperio Romano, algo que ocurrirá a finales del siglo IV, bajo el mandato del emperador Teodosio.

El caso es que hay que mostrar el poder del Dios de los Apóstoles sobre los dioses páganos. Por eso, sobre todo en los relatos de los que hemos hablado más arriba, hay grandes enfrentamientos entre los Apóstoles y los sacerdotes del culto pagano, asociando los dioses de ese culto a diablos que están en el interior de las estatuas de los ídolos y que ejercen desde allí su poder sobre las poblaciones a las que pertenece el templo o santuario dedicado a ese dios. Por todo ello, vemos como las estatuas acaban destruidas y los demonios expulsados de los lugares que habitaban. También hay abundantes relatos de expulsión de demonios que habían poseído a hombres y mujeres. A partir de la presencia de esos demonios en su cuerpo se explica su comportamiento contrario a las leyes de Dios.

Todo ello no impide que, de vez en cuando, encontremos en los actos y en los dichos de los Apóstoles, pequeñas perlas de sabiduría para aplicarlas a la vida humana.

viernes, 2 de diciembre de 2022

EL 7 DE JULIO. 1876. Benito Pérez Galdós

 

Esta vez me ha tocado dudar entre varias portadas. Por fin he escogido una que refleja una de las acciones, previas al 7 de julio, que dieron lugar a éste. Se trata del asesinato, el 30 de junio de 1822, del teniente Mamerto Landáburu por parte de tres granaderos de la Guardia Real, a la que éste pertenecía, cuando intentaba mediar entre la multitud que asediaba el Palacio Real, y la Guardia, que estaba dispuesta a cargar contra la misma. Se corrió la voz de que lo hacía debido a sus ideas liberales y unos cuantos soldados exaltados le maltrataron, golpearon y cuando Landáburu buscó refugio hacia la columnata de Palacio, le alcanzaron y le asestaron varios tiros que acabaron con su vida. Según describe Galdós en esta novela, y al contrario de lo que se ve en la ilustración, los disparos fueron realizados por la espalda. Una vez que se supo, fue la gota que colmó el vaso y que decidió a la Milicia Nacional a defenderse mediante las armas de la Guardia Real, de la cuál se sospechaba que estaba preparando un levantamiento.

Este levantamiento se produjo el 7 de julio de 1822. No pasó de ser una asonada, pues no sólo salió mal, sino, además estaba mal organizado, mal dirigido y fue peor ejecutado.

Galdós, en esta novela, nos presenta los dos cuerpos militares que se enfrentaron: la Guardia Real, cuerpo de ejército regular; y la Milicia Nacional, que, aunque estaba constituida por voluntarios, supo defender el régimen constitucional frente a los Guardias sublevados.

Un nuevo personaje aparece en escena. El primo asturiano de Soledad, con el cual está ella prometida, que representará el bando realista, y que romperá con ella por nuevas calumnias vertidas por el simpar, y sin corazón añado yo, maestro de escuela D. Patricio Sarmiento. Es curioso como Galdós consigue que te caiga mal alguien que, teóricamente, defiende las libertades. Es como si quisiera decir a su lector que las conductas personales van más allá y pesan más en la balanza de la vida, que los ideales que puedan defender tal o cual persona.

Salvador Monsalud sigue siendo protagonista y protector de Soledad y D. Urbano, sin que lo sepa este último y, aunque durante toda la novela se muestra juicioso y con la cabeza bien asentada, habrá un hecho que, al final, volverá a hacer salir todo la impetuosidad e indecisión de su personalidad. También aquí Galdós parece decir al lector que, por muy juicioso que alguien se haya vuelto, ello puede deberse a la ausencia de los estímulos para desviarse del camino correcto, y no a una honrada y correcta transformación.

Por último destacar que en esta novela de "El 7 de julio", Galdós despliega todo su conocimiento del Madrid decimonónico y esta ciudad entra como protagonista de su narración, al igual que Paris es la protagonista, por ejemplo, de "Los tres mosqueteros", por poner un caso de literatura coetánea, aunque harto distinta, del relato detenido y detallado de los sucesos del siglo XIX que Galdós nos hace en sus Episodios Nacionales.

En fin. Auténticas joyas.