jueves, 18 de agosto de 2022

CADIZ. 1874. Benito Pérez Galdós.

 
Y llegó el momento de recuperar a D. Gabriel de Araceli y los días que pasó en Cádiz mientras se daba cuerpo a la que será la primera Constitución del Estado Español, conocida popularmente por la Pepa, al ser promulgada por las Cortes de Cádiz el 19 de marzo de 1812.

La trama se sitúa en el año anterior a 1812, y como viene siendo habitual, y no por ello disminuye su mérito, el autor consigue pintar un fresco extraordinariamente detallista de todo lo que ocurría y de lo que "bullía" en las gentes que vivían en Cádiz en aquel 1811. Y consigue enlazarlo de tal forma con la historia del protagonista de esta serie de relatos, Gabriel de Araceli, que sin darnos cuenta pasa de realizar una crónica muy precisa de aquella ciudad durante aquel tiempo, pasa digo, a meternos de lleno en la historia particular del protagonista y su lucha por hacer realidad su amor por la protagonista, quizá no tanto, de estas novelas, y que tiene un nombre sonoro: Inés.

El caso es que al acabar la novela uno queda con la impresión de haber estado allí durante los días en que se establecieron las Cortes de Cádiz y de saber, más o menos, del pie que cojeaban cada uno de los habitantes, nativos o foráneos, de aquella ciudad sitiada, al igual que Zaragoza y Gerona, por los franceses, pero con un asedio mucho más ligero. Por dos razones principales, habían pasado tres años desde el levantamiento del 2 de mayo, la guerra se había convertido en una guerra "de desgaste"; y el sitio no era tal por mar, pues la flota inglesa ayudaba a llenar de víveres a la sitiada Cádiz.

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