domingo, 25 de abril de 2021
LA ASERTIVIDAD: EXPRESIÓN DE UNA SANA AUTOESTIMA. 1996. Olga Castanyer
domingo, 18 de abril de 2021
HILDEGARDA DE BINGEN: UNA CONCIENCIA INSPIRADA. 2012. Régine Pernoud.
He señalado en negrita aquellos fragmentos que creo más importantes. Y creo que la reflexión nos llevará a tener muy claro dónde estaba el discernimiento de Hildegarda. No es necesario más discursos, ni palabras ampulosas. Con la sencillez de reservar el trato más importante al que cualquier mortal de su época podía aspirar, al reservarlo al pobre, Hildegarda nos demuestra el porqué se la considera actualmente Doctora de la Iglesia.
domingo, 11 de abril de 2021
SAN JOSÉ. PADRE DE JESÚS EN UNA SOCIEDAD SIN PADRE. 2011. Leonardo Boff
Un libro muy actual. Tanto es así, que parece escrito más tarde, no hace 10 años. Quería leer algo de Leonardo Boff, y he de reconocer que me ha gustado, aunque ha habido algunos momentos en que ha resultado difícil, pues usaba términos y expresiones propias de un erudito de filosofía, por lo que ciertos fragmentos del libro resultan arduos. Sin embargo, los razonamientos y planteamientos de final del mismo están de rabiante actualidad, me atrevería a decir que cada vez más.
En un primer momento, Leonardo recorre toda la figura de San José. No deja palo sin remover. El San José de los evangelios; el de los textos apócrifos; las distintas teorías, más o menos, históricas sobre la persona del carpintero de Nazareth; lo que dicen de él los Santos Padres (los Padres de la Iglesia Católica); los estudios que han empezado a profundizar en su figura en los últimos dos siglos y medio.
Y presenta a San José como la culminación de la hipóstasis, la figura teológica que hace comparar a la Familia Divina (Padre, Hijo y Espíritu Santo) con la Sagrada Familia de Nazareth (San José, Jesucristo y la Virgen María). En esa atribución de papeles, a la Virgen María correspondería el Espíritu Santo; Jesucristo es el Verbo Encarnado, por tanto, el Hijo; y a San José le asigna Leonardo Boff la figura del Padre, a quién se asemejaría en su cuidado a lo largo de su infancia y adolescencia, en la realización de una labor silenciosa y oculta a la vista de la mayoría del mundo, la enseñanza de la Ley y los Profetas a Jesús, su hijo, y la asunción de la paternidad legal de Jesús según las leyes judías que los regían en ese momento.
Por lo que hablamos en el párrafo anterior, San José pasa a ser la personificación de la figura del Padre en la Tierra. Ésta es la tesis principal de este libro, que se convierte en un estudio riguroso de la figura de San José y de su importancia silenciosa dentro de la Sagrada Familia de Nazareth.
Totalmente recomendable para leer y para reflexionar.
sábado, 3 de abril de 2021
LA ABADÍA. 2016. James Martin, SJ
Siempre me han intrigado las siglas. Y unas de las que más, el SJ que había detrás de alguno de los autores de los libros que ojeaba en bibliotecas o librerías. Muchos años después me enteré que SJ correspondía a Sacerdote Jesuíta, a un miembro de La Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola en el siglo XVI.
James Martin es uno de ellos. Y tiene otras singularidades. Es estadounidense, con lo cual, en sus libros se aprecia una espiritualidad lejos de las tradiciones de la Iglesia Católica europea. allí la sociedad es mucho más diversa en cuanto a credos, y la Iglesia Católica no es, ni con mucho, tan predominante como aquí en Europa, y no digamos en España, aunque cada vez menos.
Por eso, cuando encontré que se trataba de la primera novela escrita por esta persona, me decidí a comprarla y leerla. El que crea que se trata de un thriller policíaco, estilo "La abadía de los crímenes", va muy desorientado. Es un relato sencillo, que parte de tres personajes totalmente distintos, que han sufrido distintas pérdidas a lo largo de su vida, y cuyas vidas se entretejen, pero sin llegar a mayores, como en la vida misma.
Sobre todo, lo que destaca desde la mitad de la obra, y así lo señala el escritor en boca de uno de sus personajes, es la presencia de Jesucristo, de Dios, en medio de la vida de estas personas. Pero se nos va presentando poco a poco, sin milagros, sin apariciones, sin estruendos ni estridencias. Todo sencillo, humilde, como el Jesús del que no conocemos nada. Me refiero al Jesús de antes de la predicación, al Jesús de los años ocultos.
Y es una novela que también la puede leer un ateo, un agnóstico o un creyente de cualquier religión. No impone una manera de pensar. Sólo muestra distintas formas de enfrentarse a la vida, y una de ellas es admitir la presencia del amor del Padre que fue predicado por Jesús de Nazaret. Se trata por tanto de una novela que debe leerse sin complejos, y que, sin embargo, no es apta para los acomplejados del mundo actual.