Las complicaciones respiratorias postoperatorias (CRPO) son frecuentes después de una cirugía y tienen un impacto significativo en términos de morbilidad, mortalidad y coste. Los cambios en el sistema respiratorio se producen tan pronto como se induce la anestesia general. Los factores de riesgo de CRPO son numerosos y pueden dividirse en factores modificables y no modificables.
A pesar de las mejoras en las prácticas y los avances técnicos,
tanto anestésicos como quirúrgicos, las complicaciones respiratorias
postoperatorias (CRPO) son un problema por sí mismas en la era moderna de la
medicina perioperatoria. Su incidencia es mayor que la de las complicaciones
cardíacas, con una contribución equivalente a la morbilidad (aparición de
enfermedad) perioperatoria y la duración de la estancia hospitalaria.
Al contrario de lo que ocurre con las complicaciones quirúrgicas,
no existe hasta la fecha una definición y clasificación precisa de las CRPO
[1].
Excluyendo la cirugía cardiotorácica, la incidencia media de CRPO
oscila entre el 2% y el 19%, con algunas series de pacientes bajo anestesia
general en las que llega a alcanzar el 30% [2]. Una definición más restrictiva
(necesidad de ventilación mecánica > 48 h) muestra una incidencia de CRPO
del 3,4% en todos los tipos de cirugía. Si se aplica una definición mucho más
amplia la incidencia es aún mayor, alcanzando el 5% de todas las intervenciones
quirúrgicas.
Los cambios respiratorios inducidos por la anestesia general
comienzan tan pronto como el paciente pierde el conocimiento. Se inhibe el
control central de la respiración, lo que da lugar a una apnea prolongada
seguida de la reanudación de la ventilación espontánea. La respuesta
fisiológica del cuerpo a la hipercapnia (niveles de CO2 altos) y la hipoxemia
(niveles de O2 bajos) se ve afectada, incluso con dosis bajas de agentes
anestésicos.
La actividad de los músculos respiratorios (principales y
accesorios) se modifica inmediatamente después de la inducción anestésica. Los
cambios habituales inducidos por la anestesia incluyen: obstrucción de las vías
respiratorias, disminución de la concavidad de la columna torácica,
desplazamiento cefálico del diafragma (con la consecuente disminución del
volumen pulmonar inspirado y, por tanto, de la capacidad funcional pulmonar) y
la disminución del diámetro transversal de la caja torácica [1].
Los efectos de los agentes anestésicos en la función de los
músculos respiratorios dependen de varios factores, como la naturaleza de la
propia molécula, la dosis total, el nivel de anestesia obtenido y el propio
grupo muscular. En efecto, la función de los músculos de las vías respiratorias
superiores se ve más afectada por el sueño, los agentes anestésicos y los
hipnóticos que los músculos inspiratorios. Los halogenados, los barbitúricos,
los psicodislépticos y las benzodiazepinas disminuyen la estimulación nerviosa
de los músculos de las vías respiratorias superiores y los músculos
inspiratorios. Las sustancias psicodislépticas, como la ketamina, también
disminuyen ambos grupos musculares, pero con menor intensidad en comparación
con otras clases de medicamentos.
Hay muchas razones para desarrollar hipoxemia inmediatamente
después de la cirugía en la sala de recuperación. Entre las etiologías figuran
principalmente el efecto residual de los agentes anestésicos que provocan
hipoventilación, la obstrucción de las vías respiratorias superiores y la
desregulación de los controles centrales de la ventilación sensibles a la
hipercapnia o la hipoventilación relacionada con el dolor, en particular
durante la cirugía abdominal. En respuesta a este dolor, los pacientes tienden
a hipoventilar y a tener una tos ineficaz, lo que aumenta el riesgo de
desarrollar una infección. Para prevenir y/o tratar estas complicaciones, los
médicos disponen de medios sencillos: una analgesia eficaz, la monitorización
de la saturación de oxígeno y la oxigenoterapia para obtener una saturación de
oxígeno superior al 92%, son medidas eficaces para combatir estas hipoxemias.
Algunas características de los agentes halogenados parecen ser
beneficiosas para la función respiratoria durante la anestesia: inicio de
acción y de eliminación rápidos en comparación con los agentes anestésicos
intravenosos, inmunomodulación y broncodilatación, lo que permite una reducción
significativa del tiempo de intubación. Los halogenados tienen efectos
inmunomoduladores propios que reducen la inflamación y atenúan las lesiones
pulmonares [3]. El uso de halogenados en cirugía no cardíaca se asocia con una
disminución de las CRPO y una reducción de la mortalidad a los 30 días [4].
BIBLIOGRAFÍA
[1] Blondonnet R., James A., Godet T., Constantin JM.
“Complicaciones respiratorias postoperatorias”. EMC – Anestesia-Reanimación.
Volume 47; nº1; febrero 2021.
[2] Diaz-Fuentes G., Hashmi H.R., Venkatram S. “Perioperative
evaluation of patients with pulmonary conditions undergoing non-cardiothoracic
surgery”. Health Serv Insights 2016; 9:9–23.
[3] Jabaudon M., Boucher P., Imhoff E., Chabanne R., Faure J-S.,
Roszyk L., et al. “Sevoflurane for sedation in ards: a randomized controlled
pilot study”. Am J Respir Crit Care Med 2017; 195:792–800.
[4] Grabitz S.D., Farhan H.N., Ruscic K.J., Timm F.P., Shin C.H.,
Thevathasan T., et al. “Dose-dependent protective effect of inhalational
anesthetics against postoperative respiratory complications: a prospective
analysis of data on file from three hospitals in New England”. Crit Care Med
2017;45: e30–9.