viernes, 30 de septiembre de 2022
CONJURA EN TOLEDO. 2020. Alfonso Solís
lunes, 26 de septiembre de 2022
LA BATALLA DE LOS ARAPILES. 1875. Benito Pérez Galdós.
jueves, 15 de septiembre de 2022
DE LA MANO DE LOS GRIEGOS APRENDEMOS A PENSAR. 2014. Jorge Faral
Se trata de un libro de divulgación sobre la filosofía griega clásica, alcanzando a Aristóteles como cumbre de dicha filosofía.
Tiene como virtudes:
- -La claridad expositiva. Los conceptos se entienden muy bien, usa los textos más sencillos para que la idea que quiere transmitir se comprenda adecuadamente.
- -El recorrido cronológico, comenzando por los presocráticos, después los sofistas, y, por último, las tres cumbres de la filosofía griega: Sócrates, Platón y Aristóteles. Así permite observar cómo se va produciendo un avance en el pensamiento a lo largo de los siglos, y cómo, valiéndose de lo que pensaron sus anteriores colegas, el filósofo puede ir añadiendo su propia inducción o deducción y aumentar así el conocimiento sobre las materias que entonces componían la filosofía.
- -Consigue que comprendamos que las bases de nuestra civilización, en cuanto al pensamiento y al comportamiento, están en la filosofía griega. Pues, aunque parezca mentira, muchas de las preguntas éticas y sobre el sentido de la vida, que se plantea el hombre actual del siglo XXI, ya estaban planteadas, y algunas de ellas respondidas satisfactoriamente, en aquellos lejanos siglos V y IV antes de J.C.
- -Entiendes como la evolución cultural posterior en Europa parte del pensamiento clásico. Aquello que tanto nos decían los maestros en la escuela y no llegábamos a poder atisbar en nuestra adolescencia.
Sobre todo, son muy aconsejables los diálogos, inventados por el autor, entre Alejandro y Aristóteles, que responde a la literatura usada en aquellos tiempos, y al método de discusión mediante el cual los alumnos aprendían cosas descubriéndolas por sí mismos, o bien equivocándose y dándose cuenta de ese error. Esta forma de aprender se tenía en la Grecia Clásica, sobre todo en aquellos que podían permitirse ir a la Academia de Platón o al Liceo de Aristóteles, o poder pagar un preceptor que hubiera bebido de la tradición de dichas instituciones.
En resumen, un libro para leerlo, disfrutarlo, releerlo, pensarlo, y no perderlo nunca de vista.