domingo, 31 de enero de 2021

PADRES APOSTÓLICOS. Siglos I-II. Editorial Ivory Falls Books. 2ª parte.


Nos habíamos quedado en la entrada anterior hablando de la "Didaché", término con el que se denomina el conjunto de normas o acciones y actitudes, recogidas a partir de la predicación de los apóstoles, que era necesario cumplir, o mejor dicho, los comportamientos que debía mostrar aquella persona que quería formar parte del grupo de los cristianos. Era algo así como un catecismo para aquellos que querían bautizarse y así profundizar en su vida de fe y creencia en Jesucristo.

San Bernabé

Pues bien, detrás de este "ejemplo de vida cristiana", esta edición de Ivory Falls Books nos muestra la epístola de Bernabé. Bernabé es el compañero de viajes de San Pablo, en la primera etapa en la que este último recorre Siria y Asia Menor. Después vuelven a Jerusalén para asistir al que ha pasado a ser conocido como el "primer concilio de la cristiandad" y en el cual se van a enfrentar dos posturas muy distintas: Los dogmáticos, encabezados por Santiago, la cabeza visible, según los historiadores, de la Iglesia de Jerusalén, que abogaban por el mantenimiento de las normas y reglas judías dentro del grupo de los cristianos (hasta cierto punto, Jesús era judío, había venido a intentar "rescatar" al pueblo de Israel, y por tanto, se podía argumentar que debía cumplirse con los ritos judíos). Del otro lado se pone San Pablo, con una visión mucho más universal, mucho más integradora y mucho menos rigorista. Parece mentira que éste sea el mismo Saulo de Tarso que hasta hace unos años perseguía con saña a los cristianos, porque los consideraba unos herejes del judaísmo, que no merecían otra cosa que persecución y muerte. Pero nos volvemos a ir del tema.


El caso es que tras este concilio, más bien conciliábulo, en el que se reúnen los pocos "dirigentes" que eran, en ese momento, de los seguidores de Cristo, Bernabé se separa de Pablo. Sus caminos serán distintos. Pablo, siguiendo la costa del Levante Mediterráneo, llegará a Roma, donde sufrirá martirio, será decapitado por su creencia en un sólo Dios y por confesar que Jesús de Nazaret es su hijo. Bernabé, en cambio, desaparece de la historia de "Los Hechos de los Apóstoles", y según los historiadores, se dirigirá a Chipre, donde morirá también por su fe en Cristo.

La epístola de Bernabé tiene dos partes. La primera se dedica a demostrar que Jesús de Nazaret ha sido la culminación de la historia de la Salvación del pueblo judío. Y hace un repaso de todo lo acontecido en el Antiguo Testamento, llegando al Nuevo y enlazando ambos. Está dirigida a aquellos cristianos provenientes de la fe judía, a los que crítica sus dudas acerca de la autenticidad del relato de Jesús como el Mesías esperado por el pueblo judío.

La segunda parte de esta carta se dedica a enumerar una serie de preceptos, muchos de ellos inspirados en el Antiguo Testamento, y que podría constituirse como un añadido a la Didaché de la que hablábamos la semana pasada.

Tras la epístola a Bernabé viene el texto conocido como "El pastor de Hermas". Pero como se va alargando la entrada, lo dejo para la próxima, que será ya la última de esta "minitrilogía" sobre los escritos de los Padres Apostólicos.


Termina el libro que nos brinda la editorial Ivory Falls Books con una epístola y unos fragmentos. La epístola está dirigida a Diogneto, y fue encontrada en Constantinopla a mediados del siglo XV. Aquí el texto, cuyo autor es muy discutido, muestra el estilo de preguntas y respuestas. Respuestas a dudas y cuestiones que plantea, o hace el escrito que se plantee, el tal Diogneto. Parece ser que la fecha de producción de esta epístola es de aproximadamente primera mitad del siglo II. En la misma vemos como se da un repaso a los distintos cultos paganos y su inconsistencia, al sin sentido del culto judío en espera de un Mesías, el cuál ya se ha encarnado como Jesús de Nazaret, y por fin muestra a Dios como un Dios benigno y amante de los seres humanos.

San Papías

Unas pocas palabras sobre los textos con que acaba este libro de los Padres Apostólicos. Los fragmentos de Papías. Éste parece haber nacido alrededor del 70 d.C. y muerto sufriendo martirio alrededor del 150 d.C. Puede haber sido discípulo de Juan el presbítero, no confundir con San Juan Evangelista, y ser compañero de San Policarpo. Sus fragmentos nos muestran sus opiniones sobre Dios y cómo se comprendían en su época ciertos aspectos de la vida de Jesús y de la liturgia cristiana.

Aunque queda todavía la entrada de "El pastor de Hermas", no me resisto a escribir en este momento la conclusión. "Los Padres Apostólicos. Siglos I-II" que nos presenta la editorial Ivory Falls Books es una inmersión en el mundo de hace 1900 años, en cómo veían la vida y se la planteaban aquellos primeros seguidores de lo que luego será una de las creencias mundiales más importantes y con gran influencia en el devenir de la historia. Nos muestra sus pensamientos, sus razonamientos y aquellos que les movía a lo largo de su vida, hasta incluso dejarse matar por sus ideas. Creo que, aunque en algunos momentos nos resulte pesado, vale la pena "bucear" en esos "mares" del tiempo.

Queridos amigos, nos vemos en la red.

domingo, 24 de enero de 2021

PADRES APOSTÓLICOS. Siglos I-II. Editorial Ivory Falls Books. 1ª parte.

 


Hoy toca viajar al principio de nuestros 2.000 años. Iremos al siglo I y II de nuestra era. Y voy a hablar de una serie de escritos que no los conoce casi nadie, salvo aquellos que se dedican a su estudio. Se trata de unos textos que proceden de los llamados Padres Apostólicos. Estoy seguro que a muchos les sonará más eso de los "Padres Fundadores" de los Estados Unidos de América, que el título de "Padres Apostólicos". Una pena, pues son algo así como los "Padres Fundadores" de la cultura occidental. Sí, ahora se me echarán encima todos aquellos que digan que me olvido de la civilización grecorromana, que es la auténtica base de nuestra cultura. Pues no y sí, no me olvido de dicha cultura grecorromana, sobre todo si aceptamos extremos como la esclavitud, la guerra, las diversiones donde corra la sangre a raudales (gladiadores, lucha con fieras, cacerías, etc.), Y sí, sí me olvido porque creo que nuestra civilización actual tiene mucha más base en los principios que empujaron a ese puñado de hombres y mujeres de principio de nuestra era, que en los principios grecorromanos. Pero me estoy desviando del libro.


Los Padres Apostólicos son precisamente los discípulos de los Apóstoles de Jesús de Nazareth. Aquellos más punteros, que se convirtieron en obispos de distintas ciudades, entre ellas Roma, y que sucedían a dichos Apóstoles y representaban a Jesús en la tierra. Cuidaban de las comunidades nacientes, pocos años antes instituidas. Se puede decir que fueron la segunda generación de dirigentes cristianos que trataron de mantener viva en todo momento las creencias y las doctrinas que les fueron transmitidas por los Apóstoles.

San Clemente I, de Roma

Uno de ellos es Clemente de Roma. Existe una tradición que hace de él un seguidor de San Pedro, y de los más fieles, tanto es así que es el propio San Pedro, antes de morir en la colina Vaticana, el que le nombra su sucesor, y tiene que empeñarse en ello, pues Clemente parece ser que fue renuente a aceptar el obispado de Roma, y más que el obispado, aceptar ser digno sucesor de San Pedro. Otros lo identifican con Clemente de Filipos y con Clemente de Alejandría. Sin embargo, parece ser que predomina el parecer de que Clemente era romano, de una familia acomodada, incluso perteneciente a la nobleza. Cuando oye las predicaciones de San Pedro, se convierte, abandona la vida de riqueza que lleva y se vuelve un seguidor incondicional del apóstol. Por fin, acaba sus días durante la persecución que llevó a cabo Domiciano contra los cristianos.

Clemente posee una carta a los Corintios y una segunda carta que es más bien una homilía y que no se tiene claro si es suya o no. En la carta a los Corintios les recrimina el que haya habido divisiones entre ellos, por creer en unos estafadores que, diciendo que predicaban las doctrinas de Jesús, se levantaron contra el obispo de Corinto y sus ayudantes. Como vemos, ya en esta primera época había disensiones en el seno de lo que podríamos considerar como Iglesia naciente o Iglesia primitiva, pues durante este tiempo la primacía de la sede romana no estaba en absoluto definida.

San Ignacio de Antioquía

Después de Clemente nos encontramos a Ignacio de Antioquía. Fue discípulo del apóstol San Juan, y fue condenado, durante la persecución que se dio en tiempos de Trajano, a morir devorado por las fieras en Roma. Por tanto, custodiado por los soldados romanos que fueron a prenderle, inicia camino desde Antioquía, en Siria, a Roma, en la actual Italia. Durante su camino va siendo asistido por los grupos cristianos de las poblaciones por las que va pasando, y va escribiendo una serie de cartas a los creyentes de las ciudades de Éfeso, Magnesia, Trallia, Filadelfia, Esmirna, la propia Roma, y al obispo de Esmirna, Policarpo. En estas cartas se destacan dos cosas. La fe de Ignacio en la existencia del más allá, junto a Cristo resucitado, y el honor que siente al mantenerse fiel a Cristo y no traicionarlo, aunque ello le cueste la vida. Si uno lo lee de forma detenida puede pensar dos cosas: o que está ante un demente, o ante un Santo, capaz de dar la vida por sus creencias. Tanto es así que en una de sus cartas pide a sus hermanos en la fe que no le ahorren ni un segundo del suplicio (iba a ser devorado por las fieras) dándole una muerte más rápida, que no se apiaden de él, pues el morir sufriendo como lo hizo Jesús de Nazareth para él constituye un honor.

San Policarpo de Esmirna

Policarpo de Esmirna, también es obispo, mártir y también tiene una epístola, dirigida a los filipenses. Policarpo constituye el eslabón entre el apóstol Juan e Ireneo de Lyon, permite la transmisión de la doctrina lo más "pura" posible, para que posteriormente Ireneo pueda "luchar" frente a las tendencias que iban surgiendo a final del siglo II y que hacían dudar de distintas afirmaciones sobre la divinidad o humanidad de Jesús que se venían haciendo desde la época de la predicación apostólica. Por otro lado, es el mismo Policarpo al que va dirigida la carta de Ignacio de Antioquía, que veíamos más arriba.

Tras la carta de Policarpo a los Filipenses, la editorial Ivory Falls Books añade un escrito titulado: "Carta de la Iglesia de Esmirna a la de Filomelio". En esta carta, se describe, de forma detallada, y se podría decir que hasta morbosa, el martirio que padeció Policarpo en Esmirna, cuando ya era un anciano, por no declarar al César como Dios y mantenerse firme en sus creencias en Jesús de Nazareth. Muere en la hoguera, después de haber sufrido tortura. Rayaba la edad de 80 años.

Lo que sigue a esta carta no es otro texto de un obispo mártir. Se trata, ni más ni menos, que de la "Didaché". Y aquellos que no estén familiarizados con el término preguntarán, ¿qué es la Didaché? Pues bien, se trata de la enseñanza de Jesucristo transmitida a los pueblos de la tierra por los Apóstoles. Consiste en un escrito, que llegó a alcanzar la categoría de libro del Nuevo Testamento, que se recomendaba para instruir a los catecúmenos, a aquellos que se acercaban a la predicación de los apóstoles y terminaban queriendo formar parte de ese grupo que tenía creencias como la existencia de un solo Dios, que su Hijo se hizo hombre para librar al hombre de la mayor esclavitud: el pecado; y que resucitó después de haber sido ejecutado por los romanos mediante la tortura de la crucifixión.


Pero no nos llamemos a engaño. La Didaché, a pesar de todo el peso doctrinal que posee, de la forma en que define los distintos usos de la liturgia de aquel momento, y de que termina haciendo una referencia a esos últimos tiempos en que vendrá nuevamente Jesús de Nazareth, no sustituye ni una coma de los evangelios, tal como hoy los conocemos. Me atrevería a decir más. La Didaché sería una orientación para la vida de un cristiano, pero la auténtica esencia del cristianismo está, en todo momento y en todo lugar, en los evangelios.

Hasta aquí, los textos más sencillos de leer, más atrayentes, en los que nos vamos a sentir más cómodos leyéndolos. Nos sorprenderemos de lo cercanos que nos suenan. Nos llamará la atención, si reflexionamos un poco, la poca diferencia que muestran respecto al ser humano de hoy en día. ¿A qué me refiero? Si leemos atentamente, e intentamos imaginarnos a esos hombres y mujeres de los primeros siglos de nuestra era, veremos que sus formas de pensar, de razonar no son tan distintas como las nuestras. Ellos explicaban la vida de una manera, discutían, disentían, se enfrentaban, se separaban, llamaban a la unidad, intentaban enseñar lo que creían verdadero e incluso eran capaces de dar la vida por sus creencias. Nosotros, en el mundo de hoy explicamos la vida de otra forma, pero nuestros comportamientos son muy similares a ellos. Quizá nos falte la pasión. La pasión que les llevaba a sentirse felices por entregar su vida a un ideal. ¿O quizás no?

Hasta aquí por hoy. No ha acabado el libro. Nos queda una segunda parte. Pero esa será la cuestión que nos permita hacer una nueva entrada, la próxima.

Mientras tanto, queridos amigos, nos vemos en la red.



sábado, 16 de enero de 2021

LA DOCTORA COLE. 1996. Noah Gordon

 


El libro que os traigo hoy a colación supone el final de una trilogía, de las que están tan de moda ahora (me refiero al hecho de realizar tres libros con un desarrollo de la argumentación a través de ellos, no al estilo de la trama). Sin embargo, este libro es el heredero del primero, del cual ya se ha hecho una película y hasta un musical. Ese primer libro de la trilogía de Noah Gordon es "El médico", que se publicó en el año 1986 y, que siguiendo la estela de novelas históricas como "Los pilares de la tierra", nos presenta la peripecia de un joven que quiere ser médico y que posee un don, y que para conseguir su sueño viaja, en los principios del siglo XI, desde Inglaterra hasta Persia. Pero me estoy yendo del tema de hoy.

"La doctora Cole", como tercer libro de la saga, nos presenta a una protagonista (los dos libros anteriores los protagonistas habían sido hombres) dedicada a su trabajo como médico y colaboradora de una clínica abortista, a principios de los años 90 del siglo XX. Tras su divorcio, se ve inmersa en la crisis de los cuarenta y quiere dar un giro a su vida. Decide dejar su puesto de trabajo en el hospital en el que estaba ejerciendo en Boston, y trasladarse a practicar la medicina de familia a Woodfield, un pequeño pueblo de una zona montañosa (no de alta montaña) en Massachusetts, en dónde, además del pueblo, da atención a granjeros que se encuentran dispersos en la geografía de media montaña de la zona.

Casa de campo en Woodfield, Massachusetts

El libro comienza con la experiencia vital de la doctora. Su traslado al pueblo significa mucho más que el traslado a un nuevo puesto de trabajo. Tiene que comenzar desde cero, no solamente en cuanto a la consulta, sino en cuanto a la vivienda, a la adaptación a la gente, en cuanto a la hora de hacer amigos, etc.

Durante ese tiempo, Noah Gordon, de forma lenta, va introduciendo todas las características de la zona, haciendo hincapié en todo momento en la diferente vida que ha decidido llevar la protagonista de su libro. Después, una vez instalada más o menos estable, se inicia la auténtica trama. Y se llega a un hecho trágico que dará un vuelco a su situación, y a su forma de ver las cosas, o, al menos, eso nos hace creer el autor. 

Parque de Woodfield

Es un libro en el cual Noah Gordon se distancia de los dos anteriores, "El médico" y "Chamán". No sólo porque Gordon decide escribir un relato contemporáneo, sino además por su temática. Usa los mimbres de sus dos novelas anteriores, la medicina y la práctica clínica diaria en una consulta de medicina rural, para presentarnos un tema distinto. Se mete en la piel de la protagonista. Va más allá, psicológicamente hablando, que en sus dos novelas anteriores, en las que usaba más los acontecimientos y los comportamientos de los protagonistas para hacer una descripción de los mismos. De esa forma, el lector puede conocer, en todo momento, el interior de la protagonista, lo que piensa, lo que siente.

Y es importante este enfoque, pues el tema que subyace en todo el libro, y que se descubre al final del mismo, es el auténtico deseo que mueve a la protagonista, sin que ella se dé cuenta, a tomar todas las decisiones y cumplirlas. Ese tema, ese deseo deberás descubrirlo tú, querido lector, si te decides a leer esta novela.

Un saludo, queridos amigos, nos vemos en la red. 



sábado, 9 de enero de 2021

TORMENTA ROJA. 1986.Tom Clancy.

Bueno. Éste es mi primer post del año 2021, después de pasar el año 2020 que nos ha traído tantos acontecimientos negativos a todos nosotros. Hoy empiezo una idea que tenía desde hace algún tiempo, pero que nunca la había puesto en marcha: hablar de los libros que acabo de leer. Quizá no lo había hecho porque esos libros no son muy comerciales, algunos hasta pueden estar pasados de moda, pero, sin embargo, hay algo que hace que los lea. Suelo moverme entre los distintos géneros, novela, ensayo, religioso, fantástico, juvenil, incluso documentos de distintos organismos. El caso es que lo que va a salir por aquí no son libros de moda, más bien puede que sean libros "de modé". Pero que para mí ha habido una razón para leerlos. Y empiezo.

El primer libro del que voy a hablar se titula "Tormenta Roja". Está escrito por Tom Clancy en 1986, y se trata de una novela que podría catalogarse en el género de política-ficción o acción-ficción. ¿Por qué digo esto? Bien. Tom Clancy se caracterizó en su carrera por novelas de acción y espionaje. Uno de sus títulos más prestigiosos es "La caza del Octubre Rojo", del que posteriormente se hizo una película protagonizada, nada menos, por Sean  Connery, Sam O'Neill y Alec Baldwin.

El argumento de "Tormenta Roja" gira en torno a un supuesto enfrentamiento entre la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Por supuesto, el tema actualmente está "pasado", pues hace ya 29 años que cayó el "telón de acero" y más de 30 años aproximadamente que desapareció la URSS. Sin embargo, eso no quiere decir que la capacidad de Tom Clancy para meternos en situación a través de su estilo no merezca la pena el echarle un vistazo. Hay que reconocer que ha envejecido mal, pues un enfrentamiento entre un mundo desaparecido (el soviético) y otro que se ha transformado totalmente (EE.UU.) al desaparecer su principal enemigo, junto con la práctica ausencia actual de la OTAN como protagonista de noticiarios, hace que sean difíciles de entender las circunstancias que refleja la novela.


¿Qué nos encontramos en ella? En primer lugar, una trama complicada. Aquellos que les gusten los libros corales, protagonizados por varios personajes, tienen aquí un título imprescindible. Tanto de un lado como de otro de la "línea del frente" existen los suficientes protagonistas, y con las suficientes diferencias en su carácter y devenir de la trama que hace que alguno de ellos te enganche y mantengas el interés por la obra.

Sí es necesario reconocer que, después de un primer capítulo repleto de acción, los siguientes, al ir presentando a los personajes poco a poco, en las distintas situaciones en las que desarrollan sus tramas, se hagan algo pesados, incluso lentos en el discurrir. Sin embargo, conforme se avanza en la novela, se puede encontrar uno que ese mismo hecho permite que, poco a poco, se vuelva más rápida, con más acción, con más "suspense". En suma, con mayor interés en cómo va a resolver Tom Clancy el final de la trama.


Otra de las grandes virtudes de esta obra es lo bien que se encuentran descritos los distintos "aparatos" (barcos, aviones, tanques, helicópteros, submarinos) que discurren por sus páginas. Es un repaso completo a todo el arsenal armamentístico que existía a disposición de los dos bloques en el año de su publicación, 1986. Por otro lado, la descripción de las tácticas, las estrategias, las operaciones de uno y otro bando, están tan bien explicadas que hace que uno termine entendiendo, aunque sea de forma básica, el cómo se llevan a cabo las distintas acciones de los ejércitos en combate, tanto si es en una guerra declarada, como es el caso de la novela, como si son operaciones puntuales realizadas de forma subrepticia. Por último, la inteligencia militar y su funcionamiento, hasta dónde se podía llegar entonces, están también ampliamente tratadas y Clancy presenta a varios de sus protagonistas haciéndose cargo de dicha inteligencia y ejecutando acciones de espionaje y contraespionaje.

Creo que es un libro en el que, si vences los primeros capítulos, la trama te engancha de tal forma que hace que quieras saber el final del mismo. Pero para eso, querido amigo, tendrás que leerlo.

Hasta la próxima. Nos vemos en la red.