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Ambulancias Sermas. Fotografía diario 20minutos. |
Hace ya algunos días que nació mi hija. Vino a lo grande, queriendo emular a su padre. Ahora
estamos todos muy contentos, con las molestias típicas de los primeros
días, pero felices por tenerla
entre nosotros. Nos llena su cara redonda, sus mofletes, sus ojazos, su
boquita que tan pronto se abre ocupando toda la cara como se mantiene
pequeña como una pequeña intumescencia bajo la naricilla. Todos la
queremos un montón. Y disputamos quien la quiere más. Todos según cada uno
entiende el querer a una personita así.
Ha
habido tal cúmulo de sentimientos, tal vorágine de sensaciones
distintas, que es imposible expresarlas en unas cuantas líneas. Y ahora,
pasado este tiempo más. Imposible encontrar cinco minutos de sosiego
para poder escribir con serenidad sobre ella, y menos aun que llegue la
madre y espíe lo que escribes, como en este momento.
Es
verdad que tener un hijo te cambia la vida. En muchos sentidos. Pero no
en el sentido exagerado emocionalmente que te cuenta mucha gente. Te
cambia la vida porque quieres a la personita de forma distinta a como
has querido hasta entonces. De forma más responsable. Te hace ser más
persona. De alguna manera te madura.
Ahora, eso sí, te madura siempre y
cuando te sientas realmente el padre de esa persona. Si eres como los
típicos "guerreros medievales" que sólo querían a sus hijos como números
de descendientes, pues se sigue siendo el mismo personaje, sin que
cambie ni "tu vida", ni tu carácter, ni tu persona. En resumidas
cuentas, aquello de "por mi hija/o, mato", lo dicen aquellos que se
sienten culpables porque no dan el cariño a sus hijos y los tratan como
meras "propiedades", tal como hacían los antiguos guerreros medievales.
En realidad, no matan por sus hijos, matan por su orgullo herido.
El
sentirse progenitor, que de eso es de lo que se trata, es mucho más el
sentimiento de esa loba que cuida de sus lobeznos y que los traslada de
cubil antes que el lobero descubra dónde están escondidos y pueda
matarlos. Ése es el auténtico sentido de progenitor, el que protege a su
descendencia. No el que mata por ella. El ser que mata es, pura y
simplemente, destructor. El que protege es el auténtico progenitor, el
auténtico padre, la auténtica madre.
Vocabulario:
- Lobezno: Cachorro de lobo.
- Cubil: Madriguera en la tierra, utilizada normalmente por fieras.
- Lobero: Hombre que caza lobos por la remuneración señalada a quienes matan estos animales.
Escrito en el año de nuestro Señor de 2017, el 3 de febrero, en la festividad de San Blas.