sábado, 16 de junio de 2018

LCP Cap. 81: LA LECCIÓN DE UN MAESTRO


Conforme he ido realizando la documentación que me ha servido para poder mostraros, en forma de relato literario, las costumbres del pueblo Maasai, me fui acordando de una serie de RNE. Esta serie se emitía normalmente los jueves por la tarde, durante mi infancia, y en multitud de ocasiones me enfrenté al dilema de elegir entre, escuchar LA AVENTURA DE LA VIDA a través de un pequeño transistor que tenía en la habitación de mi casa que utilizaba para estudiar, o bien, ver en la televisión, en aquellos tiempos en blanco y negro, a los payasos de la tele, Gaby, Fofo, Miliki y Fofito.

¿Por qué cuento ésto? Pues porque en esta época tecnificada, una de las ventajas es que puedes obtener pequeñas joyas del pasado. O, al menos, así las considero yo. El caso es que me acordé que en uno de los programas de LA AVENTURA DE LA VIDA, se hablaba de los Maasai. El Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, con su voz intensa y profunda; con su saber expresar, y transmitir, por las ondas radiofónicas la riqueza y maravilla de la vida natural; con sus experiencias, en suma, como guía de viaje y reportero, que fue, durante los años 60 del siglo pasado; conseguía que, con un poco de imaginación, nos metiéramos en la vida y en las vicisitudes del pueblo Maasai.

Busqué el programa, dentro de los podcast de RTVE y lo encontré. Lo he preparado como vídeo de YouTube y le he colocado imágenes que os sonarán, porque corresponden a todo nuestra andadura con Makutule y Lengwesi. Le añadí alguna del Dr. Félix Rodríguez de la Fuente, y el resultado es el que váis a ver, pues esta entrada está dedicada a ese programa, realizado en las cercanías del verano del 74, y que tanto nos cuenta sobre los orgullosos Maasai. De hecho, su título es ese: Los orgullosos maasais. No podía dejar de compartir esta joya de los archivos de la radio pública.

Se trata de una auténtica lección de antropología por uno de los mejores, sino el mejor, de los divulgadores de la naturaleza del s. XX. El Dr. Félix Rodríguez de la Fuente nos narra, con su pasión por el hombre y el medio natural, todo lo referente a la etnia masai que vive en las altiplanicies de Kenia y Tanzania. A pesar de la fecha, no ha perdido ni un ápice de frescura y vigencia.

Por ello aquí os la dejo. Espero que la disfrutéis. Yo lo hago cada vez que la escucho.


jueves, 7 de junio de 2018

LCP Cap. 80: RETAZOS DE LOS MAASAI


Queridos amigos de CulturaySerenidad, y, por ende, de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS. Nos quedan unos detalles del pueblo Maasai que no querría dejar pasar, aunque no me ha sido posible (o no he tenido la habilidad suficiente) reflejarlos en el relato de Makutule y Lengwesi. Son los siguientes:

Comparten con los pueblos Hamíticos ciertas costumbres como el abstenerse de beber leche al comer carne, el afeitado de las cabezas de las mujeres, la extirpación de los dos incisivos centrales inferiores, el uso de interminables saludos y bendiciones, y se consideran el pueblo escogido de Dios, de Ngai. De hecho, estas coincidencias junto con el gran peso del Laibón en su organización social, que se comportaría tal como lo hacen los jueces del pueblo de Israel, en el Antiguo Testamento, han hecho que algunos estudiosos mantengan que se trataría de la tribu perdida de Judá.

El Laibón se ocupa de ser el médico, consejero espiritual, experto en rituales y adivino. Los laibones tienen amplios conocimientos en cuanto a la prevención y a la curación de las enfermedades del ganado, más aun que el que pueden tener para los humanos, hecho este último que vimos en los capítulos en que Makutule es instruido por Obago en distintas maneras de curar las enfermedades de los Maasai. Hay quién los distingue, dentro de cada clan, en tres tipos: los que traen la lluvia, los adivinos y el Laibón Mayor.

Mokompo, laibón maasai. Foto cortesía de Stuart Butler

Los Maasai acostumbrar a reunirse en comunidad para rezar, lo cual no quita que sea fácil escuchar en su vida diaria expresiones y oraciones que indican su fe religiosa en el día a día. Una de sus características es que Ngai, Dios, puede ser masculino o femenino. Así una canción dice "aiyai de Naamoni" (Ella a quien yo oro), mientras otra reza "ingumok de Olasera" (Él, de muchos colores).

Para los Maasai no existe el más allá, por lo que no le ven sentido el rezar u honrar a sus muertos. Cuando un maasai anciano está muy enfermo, y ve que ya no va a sanarse, sino que posiblemente morirá, se produce en el poblado un gran alboroto.

Anteriormente, solía quemarse el enkang y desplazarse la comunidad a otro lugar. Pero actualmente, con las fronteras entre Kenya y Tanzania y con las restricciones a dichos movimientos de las leyes se ha pasado a otro comportamiento.

En el poblado, a la puerta de la choza donde está el moribundo, se agolpan las mujeres, llorando, haciendo las veces de plañideras. Mientras, la familia del anciano va preparando unas parihuelas y aquello que le pueda permitir vivir durante 24 horas al anciano. 

Una vez todo dispuesto, arranca del enkang la comitiva, encabezada por los familiares del moribundo, que va en las parihuelas hechas al efecto, seguido por las plañideras, y el resto del poblado. Cuando ya están lejos del poblado, en un sitio en el que esté al resguardo de la brisa nocturna, abandonan al moribundo con los pocos enseres que le han llevado. Y se vuelven hacia el poblado, hacia el enkang. No suele darle tiempo a la enfermedad del anciano a acabar con su vida. El sol, el hambre y las fieras salvajes acabarán con él, estas últimas incluso a veces antes que la comitiva que lo acompañaba haya llegado de vuelta al poblado. Así, dura, es la muerte del anciano maasai.

jueves, 31 de mayo de 2018

LCP Cap. 79: LA MUJER EN LA SOCIEDAD MAASAI



Las mujeres también responden al sistema de grupos de edad, como los hombres. Sólo que en ellas el recorrido es más corto. La primera etapa es la de la niñez, que dura hasta la circuncisión, que se llevará a cabo cuando la muchacha haya alcanzado la pubertad. Este ritual de iniciación, la circuncisión femenina, al que dedicamos un capítulo completo tiempo atrás, no es tan vistoso y ceremonial como el del hombre, pero es más cruento. Una vez haya pasado la iniciación, ya está en disposición de casarse con un hombre. Normalmente con uno bastante mayor que ella.

Como la promiscuidad sexual está permitida, las mujeres se casan muy jóvenes para evitar el nacimiento de hijos fuera del matrimonio. De hecho, tanto si el hijo es legítimo como ilegítimo (es decir concebido con otro hombre distinto de su marido) se considera que pertenece al marido y a la familia de éste.

Porque la sociedad Maasai es fuertemente patriarcal y la mujer está sometida al dominio del hombre. Tanto es así que después de la boda, a la mujer se la va a considerar como un bien patrimonial del hombre. De ahí que el marido pueda tener varias mujeres, todo depende de la riqueza que posea. Todas las mujeres tendrán el mismo estatus. Ninguna predomina sobre la otra. Y dentro de ese grupo familiar poseen una serie de derechos.

Entre sus derechos como esposas se encuentran el ordeño de un número determinado de animales, de su única competencia y la asignación de cabezas del ganado familiar a sus hijos. Ésta es la otra razón por la que es bueno para la mujer maasai traer hijos al mundo inmediatamente después de la boda.


Pero ocurre algo curioso. Desde que la mujer quede embarazada, el hombre no mantendrá relaciones sexuales con ella hasta que el bebé haya nacido. La mujer da a luz en su propia cabaña, a la que el hombre, en épocas históricas, no podría entrar hasta años después del parto. Otra curiosidad es que el padre tampoco puede comer en la casa del bebé hasta que éste dé sus primeros pasos.

Una vez que se produce el nacimiento, éste es celebrado por toda la comunidad mediante una fiesta. En esta fiesta se sacrifican dos bueyes y se danza alegremente. Antes de todo esto, como rito de introducción en la comunidad, un anciano de la misma bendecirá al niño de forma muy especial. Le escupe en su cabeza o pecho. De esta forma, el nuevo bebé forma ya parte de la comunidad y es aceptado por todos.


¿Qué ocurrirá con estos niños? Pasan la infancia jugando en el poblado, en el enkang. Suelen vestir únicamente con cinturillas y collares de cuentas y el bullicio que arman cada mañana sirve para animar a todo el poblado. La crianza es comunitaria. Cualquier persona del poblado puede reprender a los niños y castigar a los desobedientes. Se les enseña a respetar a los ancianos, y a seguir las costumbres. En el caso de las niñas aprenderán las tareas domésticas, y los niños, tal como vimos al principio con Makutule y Lengwesi, aprenderán a su vez a cuidar y proteger el ganado. Conocerán los distintos rituales y también su cultura, que les será transmitida por los mayores.

Todavía quedan algunos retazos sobre los que hablar de las costumbres y creencias del pueblo Maasai. Pero ellos constituirán, como podéis imaginar, el contenido de la próxima entrega de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS. Hasta entonces, queridos amigos, pasad un buen tiempo. Y no os olvidéis. Nos vemos en la red.


jueves, 24 de mayo de 2018

LCP Cap. 78: EL MATRIMONIO MAASAI


Hasta ahora, Makutule y Lengwesi, nuestros principales protagonistas, han vivido la experiencia de los distintos rituales de iniciación que los convertían, sucesivamente, en morani, el Emorata, y en maasais adultos, el Eunoto. A partir de este último, pasarán a tomar esposa, a casarse. Pero, ¿cómo es el matrimonio en el pueblo Maasai?

Los matrimonios, dentro de la etnia Maasai, suelen estar decididos generalmente por el padre, y suele hacerse durante la infancia de los niños, incluso a veces antes del nacimiento. En el caso del sexo femenino, ellas suelen casarse con hombres muy mayores respecto a las muchachas y que tienen ya varias mujeres.


Si no se da ninguno de esos antecedentes, suele celebrarse una feria de matrimonios, dónde los jóvenes buscan pareja. Se busca pareja en otros clanes, para evitar la consanguinidad y los problemas que suele conllevar.

Para comunicar su intención de casarse a la candidata correspondiente, tanto Makutule como Lengwesi tendrán que hacer sonar delante de ella sus campanillas, que llevan al efecto, tantas veces como ganados tenga su padre. Antes de casarse, nuestros protagonistas deben haber alcanzado cierta riqueza, que se traduce en el ganado que poseen por sí mismos, o del que pueden disponer. Normalmente, aunque la dote se suele discutir, suele contar, al menos, con tres vacas, un buey y dos ovejas.

Campanilla Maasai de hierro con cuero

Hasta aquí hemos hablado desde el punto de vista del hombre Maasai. ¿Pero qué ocurre con la mujer, con el sexo femenino? Aunque ya dimos algunas pinceladas en capítulos anteriores, vamos a explicarlo un poco más en profundidad.

Pero para eso necesitáremos un tiempo un poco más largo que el de parte de una entrada. De ahí que la próxima entrada la dedicaremos a ellas. Hasta entonces, queridos amigos, nos vemos en la red.


jueves, 17 de mayo de 2018

LCP Cap. 77: EL EUNOTO, Y EL PASO A LA CONDICIÓN DE ANCIANO ENTRE LOS MAASAI


En la entrada anterior, número 76 de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS, veíamos como se desarrollaba el Eunoto. El Eunoto, la ceremonia más importante en la vida de un guerrero maasai, supone la transición a maasai adulto y, a partir de ese momento, la asunción de una serie de responsabilidades que hasta entonces competían tan solo a sus progenitores.

Dejábamos a Makutule y Lengwesi en el momento más importante de la ceremonia y prometíamos seguir con ella. Pues bien, aquí está la continuación de dicho ritual, que comenzamos justo en el momento culmen del mismo.

Las madres se disponen a cortar, y cortan el cabello de sus hijos. Las trenzas, cuidadas de forma tan minuciosa, llevadas tan orgullosamente por los morani, desaparecen de sus cabezas.


Este acontecimiento simboliza que abandonan, de alguna forma, la condición única de guerreros, abandonando además el vínculo que les unía a sus madres, para comenzar una nueva vida. La vida social del poblado Maasai, con responsabilidades como la familia, los hijos y el ganado. Como colofón a este ritual, un anciano les dará el primer consejo de adultos, que suele ser siempre el mismo, y no por ello, tópico, sino muy importante:

"Ahora que eres un adulto, arroja tus armas y en su lugar emplea la cabeza y la sabiduría"

A partir de este momento, Makutule y Lengwesi han sido declarados oficialmente adultos. Además de guerrear, o, más bien, en lugar de guerrear, deberán asumir las tareas de proteger su casa, velar por el suministro de agua al poblado, y defender al rebaño del ataque de fieras salvajes o de ladrones de ganado.

Pero nos hemos olvidado de Ikoneti, el patriarca. El padre de estos dos muchachos a los que hemos ido siguiendo en su maduración hasta convertirse en maasais adultos. Para Ikoneti, y para todos los padres de los morani que celebran el Eunoto, también habrá una ceremonia propia. Ese mismo día se celebrará un ritual por el que se convertirán en responsables de la comunidad, en ancianos de la misma.

Durante los cuatro días anteriores, Ikoneti cambiará de vivienda y asumirá el nombre de sus hijos. Al cuarto día se vestirá con una piel negra de ternero, se adornará con cuentas de colores, y lucirá una capa de piel de hiena, leopardo, colobo o mono azul. Además lucirá pendientes y collar de cuentas negras y sujeto con una cadena, se colgará un recipiente cilíndrico para el tabaco.

De esta guisa, volverá a su casa y lo hará apoyándose en un bastón, indicando que se ha vuelto un hombre más viejo, más anciano. En una mano llevará una cola de algún animal para espantar moscas y en la otra, una calabaza de cerveza de miel.

De esta manera, Ikoneti ha pasado al grupo de los ancianos del poblado. A medida que han pasado los años, se han tenido más en cuenta la comunidad sus opiniones. Pero no es hasta este momento, en que su grupo de edad pasa a considerarse anciano, cuando sus opiniones van a tener un peso importante en toda la comunidad.

Grupo de ancianos en una de sus reuniones. Cortesía de John Ageddes.

Los ancianos son los que toman, de forma igualitaria y reunidos en consejo, todas las decisiones importantes para el poblado. De ahí la importancia del Eunoto, no solo para los morani, sino para todos aquellos que alcanzan la condición de ancianos.

La jubilación o el retiro de los maasai les llega a los sesenta y cinco años. Desde ese momento se dedican a descansar, beber y jugar, sobre todo a un juego muy popular entre ellos y que es similar a las damas. El nombre de este juego es "eskeshui".

Sin embargo, aún nos queda algunos detalles más que contar de los maasai. Pero eso, queridos amigos, será en una próxima entrada de LA CULTURA DE LOS PUEBLOS.

Hasta ese momento, disfrutemos de la nueva condición de cada uno de nuestros protagonistas. Nos vemos en la red.