viernes, 11 de noviembre de 2022

LA CANCIÓN DEL BOSQUIMANO. 2021. José Vicente Alfaro

 

Se trata de una novela corta, ambientada durante la I Guerra Mundial, en un lugar exótico, el desierto del Kalahari. Y se centra en una etnia, los bosquimanos, o Sam como ellos mismos se llaman. Pero de fondo José Vicente Alfaro ha introducido, con su irrefutable maestría, uno de los hechos más graves de la historia colonial en el continente africano: el genocidio del pueblo Herero. El pueblo Herero habitaba las tierras del sudoeste africano y fue masacrado por parte de la potencia colonial alemana a principios del siglo XX. Ahora, a principios del siglo XXI, cien años después, se va tomando conciencia de dicho genocidio.

El autor consigue un cuadro que, debido a lo corta de la novela y al planteamiento argumental de la misma, muestra a grandes trazos parte de la cultura Sam, pero no entra en profundidad sobre ella.

Es de agradecer las notas finales en las que nos cuenta el genocidio de los hereros y la evolución de la población bosquimana a lo largo del siglo XX y principios del XXI.

jueves, 3 de noviembre de 2022

LA SEGUNDA CASACA. 1876. Benito Pérez Galdós

 

Siguen en esta novela las andanzas de D. Juan de Pipaón, pillo redomado que alumbró el absolutismo de la primera época de Fernando VII, la que va de 1814 a 1820. Aquí, gracias a su protector durante todo este trayecto, y llegados ya al año de 1819, decide pasar de creyente a ultranza y servil absolutista, a defensor sin par de las ideas liberales, introduciéndose en una de las sociedades masónicas que pululaban en aquel entonces en Madrid y en España. Las peripecias de su entrada en dicha sociedad, su encuentro con su amigo de juventud Salvador Monsalud, que no le cree en su papel de defensor del liberalismo, y la relación con la antigua novia de Salvador, Jenara, y con su abuelo, el Señor Baraona, forman el cuadro de la trama que Galdós hace que continúe en esta novela.

Como se puede ver, no se trata de la experiencia de un sólo personaje, como era el  de Gabriel de Araceli en la primera serie. Aquí, Galdós está intentando contar una historia desde el punto de vista de distintos personajes, y que sean ellos los que lleguen a sus propias conclusiones. Conclusiones que serán presentadas por Galdós como acertadas o no, pero de forma tan sutil que no cortan ni alteran el sentido de la trama en ningún momento.

Se describe en esta novela el ambiente masónico que se vivía en Madrid en la segunda década del siglo XIX y las intrigas, tanto palaciegas como liberales para conseguir el poder unos u otros. Por otro lado, Galdós deja claro que los conciliábulos masónicos no son tanto por adoptar dichas creencias o reglamentos, sino la asociación de todos aquellos que quieren que vuelva a instaurarse la Constitución de Cádiz de 1812.

Por último, aquí se describe el levantamiento de Riego, que tiene más de mítico que de real, pues estuvo a punto de fracasar. De hecho, si hubiera sido por las tropas que encabezó Riego y la campaña que este realizó, les hubiera bastado un soplido a las fuerzas absolutistas para echarlo a las mazmorras. Pero los auténticos hacedores del trienio liberal en España, de 1820 a 1823, fueron otros, que precisamente levantaron tropas desde norte, pero que la bruma de la Historia ha hecho que desaparezcan y que sólo quede el mítico alzamiento de Riego para la defensa de la Constitución.

Un secreto: Riego no moviliza sus tropas para reinstaurar la Constitución. Riego compartía el sentir de la mayoría de la soldadesca de no querer ir a América a luchar, y poder morir allí o durante el viaje. Por lo cual Riego subleva a los soldados con el objeto de no abandonar la península, no para defender unos ideales que le venían grandes, como posteriormente se vio.

viernes, 28 de octubre de 2022

BAJO EL CIELO DE LOS CELTAS. 2016. José Vicente Alfaro

 

He de confesar que las primeras páginas me resultaron, u olieron, a historia narrada con los principios y la visión actual. Y estuve a punto de dejar su lectura. Hubiera sido una equivocación tremenda.

Sin embargo, una vez que se fueron enlazando las historias de los diferentes personajes, me encontré con una novela sólida, bien estructurada, y en que la narración se va complicando conforme avanza y es al final de la novela cuando comprendes porque ciertos hechos, aparentemente incongruentes, son presentados por José Vicente Alfaro, Al inicio, e incluso al final de la misma.

Hay un personaje, Anghus, que sorprende su inclusión en el mundo de una narración ambientada en sociedades de la Edad del Bronce, y que hay que agradecer al autor dicha inclusión. Pues nos demuestra la posibilidad de la supervivencia de individuos que presentan algún déficit manifiesto en sus facultades, porque, si se piensa bien, todos presentamos déficits en alguna de nuestras facultades, por mucho éxito que se pueda tener en la vida.

La localización geográfica e histórica (es decir, en el tiempo) es correcta, incluso hasta precisa, pues las distintas culturas que aparecen en la novela (celtas, germanos, griegos) no se interrelacionan de forma fantasiosa como en otros relatos (no me resisto a nombrar un libro que ví hace años: "César contra Alejandro") sino que, siendo lo que cuenta José Vicente Alfaro totalmente verosímil, no por eso deja de ser interesante y, en algunos momentos, dramático.

Por otro lado, es de agradecer las notas, intercaladas hábilmente, sobre la civilización celta, incluidos los textos de autores clásicos que son las fuentes donde podemos hallar a día de hoy información sobre dicha cultura.

Es un libro agradable de leer y que al mismo tiempo sirve de divulgación de la cultura celta.

jueves, 20 de octubre de 2022

MEMORIAS DE UN CORTESANO DE 1815. 1875. Benito Pérez Galdós

Esta novela viene de la mano de un personaje que Galdós caracteriza muy bien como el típico trepa, que no le importa la corrupción del régimen que dice defender, siempre y cuando le beneficie a él, que intenta ascender en la escala social de todas las maneras posibles, que llega a formar parte incluso de la camarilla del rey y que por eso se cree que es alguien con influencia, cuando, en realidad, es un ser servil, tal como tildan a los de su calaña la otra parte de la sociedad española decimonónica, que asciende haciendo favores, despreciando al más débil que él y que, sin embargo, no consigue la posición real que cree tener, pues cuando es necesario, se prescinde de él sin ningún tipo de miramiento.

El protagonista se llama Juan Bragas, amigo de Salvador Monsalud, que ya apareció en "El equipaje del rey José" en sus primeras páginas, y que aquí se muestra relator de su historia a lo largo de 2014 y 2015, que acaba en un hilarante baño en el lago de la Casa de Campo. Pero quizá me he adelantado demasiado. D. Juan Bragas, consciente que su apellido hace que la risa salga nada más mentarlo, lo cambia por D. Juan de Pipaón.

Esta novela es un panegírico, una oda al absolutismo de Fernando VII, que se instauró en 1814 mediante "El manifiesto de los persas" y los acontecimientos del 4 de mayo de dicho año, en Madrid y que acabaron con la suspensión de la Constitución de Cádiz y la restauración de la monarquía absolutista, totalmente calcada de los reinados del siglo XVIII. Pero, sin embargo, las ideas ya no eran las mismas. Muchos se habían dejado convencer o se habían convencido de que las ideas liberales, traídas a España por los ejércitos Napoleónicos, eran mucho más naturales, y, por tanto, más justas, que el dominio absoluto de un hombre por mor de su nacimiento o por gloria de Dios.

Aunque lo que prima en esta novela, siendo un elogio de la monarquía absolutista por parte del narrador, es la suave ironía y la crítica más mordaz que aplica Galdós a este sistema de gobierno, pues saca a la luz todos los fallos, defectos y corrupciones a las que se llega. Hay un capítulo muy destacado: D. Gabriel Araceli, el protagonista de la serie de novelas anteriores, por petición del narrador, lee y crítica el manuscrito de sus memorias. Y el discurso que le suelta a D. Juan de Pipaón deja bien claro que la lucha del pueblo español contra el ejército francés no tenía por objetivo la instauración de un régimen tan corrupto y tan de espaldas al pueblo. Por supuesto, la respuesta de Pipaón a esto, en una persona tan cínica como él, es la indiferencia ante dichas críticas, suponiéndolas, incluso, originadas de una envidia a su persona. Nada más lejos de la realidad.

jueves, 13 de octubre de 2022

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 28: La textura de los alimentos


Todo ocurrió en un mediodía soleado de Santiago de Compostela. Un rato antes había estado lloviendo. Como llueve en Santiago. Una llovizna fina, que empapa, pero no daña. Casi no la notas. Y cuando quieres darte cuenta, ahí está. Ha oscurecido la calle, te ha mojado la ropa y el pelo. Para cuando abres el paraguas o te pones la capucha del chubasquero, ya es demasiado tarde.

Pero después sale el sol. Empieza a secarte con sus rayos. También lo hace suavemente, así, sin hacerse notar. Al poco rato te sientes vivificado. Hasta agradeces que alguna nube cubra el lugar donde estás, pues ya alguno de los rayos del sol te molesta. El astro rey impone su ley. Pero el agua, convertida en vapor y elevada los cielos, intercede por los seres humanos que nos encontramos debajo de ese derroche de energía que constituye nuestra estrella más cercana.

De pronto, una vocecita, a tu izquierda, rompe la singularidad del momento.

-¡No me gusta! -con cinco años sabe ya de sobra expresar su malestar frente a aquello que no le apetece. Si se trata de una nueva comida, como era en ese momento, mucho más aún.

-Pruébalo. -la anima su madre- Verás como está bueno. Si es parecido a los berberechos que tanto te gustan. -ante la nueva negativa de mi hija, su madre insiste- A ver, ¿por qué no te gusta?

-No me gusta su textura. -dice la niña con decisión y convencimiento.

El padre, que soy yo, como digno representante de mi género, como el león al que ya le está molestando el juego continuo de los cachorros, o el gorila de espalda plateada que está cansado de las múltiples correrías de sus retoños algo más crecidos, responde, entre curioso y sarcástico:

-¡Sabrás tú lo qué es la textura!

Sin pensárselo dos veces, y de forma inmediata, la niña, la leoncilla, la pequeña cachorra de humano responde:

-¡Sí! La forma en cómo se siente en la boca.

Su madre y yo nos miramos. Hacía mucho tiempo que alguien no me dejaba parado ante una definición tan clara, precisa y categórica. A mi mujer le pasa tres cuartos de lo mismo. Ante la derrota profunda a mi intelecto, no tengo más remedio que reconocer su razón. Le digo a mi mujer, aún no repuesto de la sorpresa:

-¡Anda! Cuando quieras, vuelve.