domingo, 18 de julio de 2021

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 25: Lo poco agrada y lo mucho cansa.

Lo de hoy se refiere a un dicho, a un refrán que es posible que hayan oído bastante: "Lo poco agrada y lo mucho cansa." Y a mi hija, con cuatro años ya, reaccionando a la primera vez que oía esa expresión, o al menos, que se le pedía que se fijara en ella.

En fin. Se trataba de una mañana de sábado, en que desde que se había levantado, estaba retozando, con un comportamiento muy alegre, por toda la casa. No hacía más que ir de su madre a mí y de mí a su madre, interrumpiéndonos, molestándonos, preguntándonos cosas, riendo, gritando. Todo lo que se puede esperar en un niño de cuatro años que esté muy contento y alegre. ¿Y por qué estaba contenta? Pues porque ese día iba a ir al Parque de Atracciones para subir una y otra vez a sus atracciones preferidas.


Tan emocionada estaba que no paraba en todo el tiempo. E incluso, cuando su madree empezó a arreglarse, ella siguió igual. Se le pidió varias veces que se comportara para poder vestirla en condiciones y poder ir a gusto, pero nada. La niña seguía saltando, chillando y corriendo por toda la casa.

Cuando oí que su madre ya se estaba enfadando, se me ocurrió una idea. Me acerqué a ella y le dije:

-Escucha -primero intenté fijar su atención- papá te va a decir una frase a ver si la entiendes.

-Vale. -contestó ella.


-Lo poco agrada y lo mucho cansa. -esperé a ver su reacción, se quedó quieta- ¿Lo has entendido?

-No. -me dijo con cara de interrogación.

-¿Quieres que te lo explique?

-Sí.

-Pues que si haces una cosa que gusta poco tiempo, caes muy bien. Pero si esa misma cosa la estás haciendo todo el tiempo, la gente ya no le gusta y la hartas. ¿Has entendido?

-Sí.

-Me alegro.

Y ahora viene lo que sí es importante en toda esta historia. Una vez que me retiré y la dejé junto a su madre, ya no la oí pegar gritos, ni chillar, ni la vi correr. Después cuando se lo pregunté a mi mujer, por si había sido únicamente impresión mía, me confirmó que sí había ocurrido.

La niña entendió la frase mejor que muchos adultos y la aplicó al instante. Con lo que se pudo arreglar a tiempo para pasar un día de diversión en el Parque de Atracciones. Y es que a veces los niños, con su ingenuidad e inocencia nos pueden dar lecciones a los adultos. ¡Ya te digo!

Nos vemos en la red.

sábado, 10 de julio de 2021

LA CORONA DE HIERBA. 1991. Colleen McCullough

 


"La corona de hierba". La segunda novela de la serie "Masters of Rome" escrita por la profesora de universidad Colleen McCoullough. He de reconocer que la conocía más por la novela romántica que le dió la fama aquí en España, y creo que fue a partir de una serie televisiva protagonizada por Richard Chamberlain y Rachel Ward, me refiero a "El pájaro espino". En fin, que no la podía relacionar con la serie de libros que narran el final de la república romana y las causas que terminaron por convertirla en un imperio, es decir, en una nación, estado, país o como quiera que lo llamemos, dirigido por un sólo hombre.


En esta segunda entrega, podemos apreciar en un primer momento los años de retiro del protagonista de la novela anterior, Cayo Mario; junto al esfuerzo de su alter ego, Sila, para convertirse en "el primer hombre de Roma" y superar las acciones de su mentor. Al mismo tiempo asistimos al nacimiento y los primeros años del más famoso de los personajes que dio a la historia la civilización romana: Cayo Julio César. Y el libro llegará hasta la muerte de Cayo Mario.

Los personajes están perfectamente descritos, hasta en sus detalles psicológicos más minuciosos y la prosa es rápida, sin dejar nada a la imaginación del lector. De ahí que, aunque es un libro largo, se lee sin esfuerzo y cuando quieres darte cuenta has llegado al final del mismo. Y no sólo eso, te deja el buen sabor de boca para comenzar el tercer libro de la saga.


sábado, 19 de junio de 2021

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 24: La tormenta

Regreso a esta serie porque de vez en cuando, surge una anécdota que da gusto contar, escribir y que uno, dentro de sus fantasías, espera que sea leída por su hija cuando ésta tenga "uso de razón" como se decía antes, o, al menos, sea lo suficientemente madura como para valorar estas pequeñas historias que reflejan el cariño que sus progenitores tienen hacía ella.

El caso es que en estas fechas, tras un principio de junio con mucho calor, estamos sufriendo unos días de lluvias y tormentas muy fuertes en toda la Península Ibérica. Y ha ocurrido que esta noche comenzó, sobre las cuatro de la madrugada a diluviar. Lo primero que ocurrió y que dio paso a esa lluvia intensa, fue un relámpago seguido de un trueno enorme y "áspero", es decir, con gran estrépito y esa sensación que transmiten algunos truenos de que "puede caerse el firmamento".

El caso es que su madre y yo nos despertamos asustados, e inmediatamente fuimos a cerrar las ventanas que estaban abiertas. En el intervalo de tiempo entre nuestro despertar y el cierre de las ventanas, algunas de las puertas de casa dieron portazo, por el viento que recorría la casa.

Pues bien, después de cerrar la ventana del dormitorio, al salir al pasillo, me la encuentro en la puerta de su habitación, restregándose un ojo medio dormida. "Lástima", pienso, "se habrá despertado con miedo por el trueno". Menudo pensamiento, lógico pero equivocado. Su exclamación fue:

-¡Con el ruido de las puertas no puedo dormir!

Señores, no se había asustado del trueno, ni de los relámpagos que siguieron al gran trueno. No. Lo único que le pasaba es que "no podía dormir" por los portazos de las puertas.

Me reí, le revolví el pelo con una sonrisa y le dije:

-¡Sí señor! ¡Así me gusta mi niña!

¿Qué otra cosa podía hacer ante su reacción de indiferencia a la tormenta?

Un saludo, nos vemos en la red.



sábado, 8 de mayo de 2021

MEDIO SOL AMARILLO. 2006. Chimamanda Ngozi Adichie


Siempre había tenido curiosidad por saber dónde estaba Biafra. Fuí de aquellos niños que crecieron con la leyenda de que en un lugar de África, los niños se morían de hambre porque no tenían qué comer. Pero nadie nos explicaba la causa. Yo, en mi infantil mente, me imaginaba un desierto sin una mata de hierba, pedregoso y en él, muchos hombres, mujeres y sobre todo niños pasando hambre.

Posteriormente, en los estudios de bachillerato, al tratar la nutrición humana surgió una palabreja muy complicada, Kwasiorkor, una enfermedad que afectaba a aquellos niños de África, concretamente de Biafra, que únicamente tenían para comer hidratos de carbono, y la falta de proteínas les provocaba una delgadez extrema con un tripa similar a un balón de fútbol.

Más adelante descubrí, al gustarme siempre las historias africanas, la causa del hambre en Biafra. No fue un desierto, de hecho la zona de Biafra se corresponde en parte con el delta del río Níger, río de los más importantes de África y que da nombre a dos países, Níger y Nigeria. La causa no fue una sucesión de malas cosechas en unas tierras cercanas al desierto. No. La causa era la guerra, el enfrentamiento entre una población que quería independizarse de otra que quería mantener la zona unida a Nigeria, principalmente porque habían encontrado yacimientos de petróleo y eso constituía el principio de un crecimiento y una riqueza que, por desgracia, no se ha visto reflejada en el nivel de vida de los habitantes de Nigeria. Pero que me salgo del tema (¿o no?).

Pero no ha sido hasta leer este libro cuando he llegado a comprender lo que supuso la guerra de Biafra para los habitantes de la región, lo que significaban esos vientres hinchados y las penurias que se llegó a pasar. Porque Chimamanda Ngozi Adichie plasma la vida de unos personajes que son golpeados sin piedad por la guerra. Los secundarios reflejan las distintas suertes que corren cada uno de los individuos que dirigen la guerra, luchan en ella, o, simplemente, les toca esa maldita suerte de vivir en la zona en conflicto.

No se van a ver grandes batallas. De hecho sólo hay un enfrentamiento, cuando uno de los personajes principales es reclutado para el ejército, que no pasa de una simple escaramuza. Pero ahí está la maestría y calidad de la pluma de Chimamanda. Sin usar ningún enfrentamiento, creando unos personajes que no protagonizan ninguna batalla, ninguna gesta heroica, consigue describir la guerra en toda su crudeza y salvajismo, en todo su sinsentido. La calidad literaria es tal que, en las primeras páginas, ya te encuentras imbuido en las peripecias de uno de los personajes principales, y no decae el interés en ningún momento. Su prosa es tan vigorosa que pueden pasar las horas sin darte cuenta, leyendo los hechos que narra la autora.

Pero la novela trata también de la mujer, algo que no es de extrañar viniendo de una de las autoras defensoras del feminismo más conocidas dentro del ámbito de la literatura africana. No en vano, su ensayo "Todos deberíamos ser feministas" es uno de los de mayor calidad sobre el tema.

En la novela nos presenta la historia de dos hermanas, a las que la guerra golpea de manera distinta. Tienen distinto carácter, y sabe meterse en la mente de cada una de ellas y contarnos, desde el punto de vista femenino, que a veces es el más humano, lo que supone la guerra para las poblaciones que la sufren. Y una cosa que es de agradecer, no hay soflamas feministas ni escenas sexuales morbosas. Hasta en ese aspecto la autora sabe presentar toda la sensualidad femenina sin la procacidad u obscenidad que se puede leer en otras novelas supuestamente "feministas" y que lo único que hacen es describir lo más crudamente posible la acción, pero sin conseguir que el sentimiento aflore y se adueñe de la escena, elevándola a la categoría de arte, como sí lo consigue Chimamanda.

Pero lo más importante, como digo más arriba, es que la autora nos describe el horror que supone una guerra, el sinsentido de la misma, y a aquellos que realmente la sufren.

Totalmente recomendable en todos los sentidos.

domingo, 25 de abril de 2021

LA ASERTIVIDAD: EXPRESIÓN DE UNA SANA AUTOESTIMA. 1996. Olga Castanyer


Hoy el libro va de autoayuda. Y aunque pueda creerse que ha quedado retrasado, pues fue publicado en 1996, a finales del siglo pasado, puedo asegurar que tiene plena actualidad. De ahí que ya lleve la friolera de 41 (si no más) ediciones.

Y es que los "trucos" de la asertividad, su definición y sus posibilidades, si funcionan, no pueden variar en tan sólo 25 años, por mucho que nuestra sociedad avance a velocidad de AVE o de jet supersónico.

La autora define la asertividad, dejando claro lo que es y lo que no es. Y también deja bien claro para que sirve. No es un truco mágico para que todo te salga bien. Ni tampoco es adoptar una actitud resignada, como si no se pudiera nada frente al destino cruel que nos toca vivir a cada uno de nosotros. Pero la precisión de la definición se la dejo a la autora.

Después nos lleva a descubrir los "puntos débiles" que nos pueden hacer menos asertivos, y que, por tanto, debemos cuidar. También explica las distintas reacciones que podemos tener a los comportamientos que nos llevan a adoptar actitudes que nos desgastan en demasía y que podríamos resolver de mejor manera usando tan solo un poco de esa asertividad que nos falta.

Y por último, nos hace un repaso de cómo podemos enseñar asertividad a nuestros hijos, y evitarles algunos de los problemas que nosotros, personas poco asertivas, venimos arrastrando a lo largo de nuestra vida, y que serían mucho más llevaderos con algo de esa asertividad que nos falta.

En resumen, un buen libro para leer y aplicar sus enseñanzas.