lunes, 18 de enero de 2016

LCP XI: EL VALLE DEL OMO

Río Omo

Queridos amigos de "La Cultura de los Pueblos". Dejamos atrás al entrañable pueblo sam, para viajar a otra zona de nuestro planeta. No abandonamos África. Nos dirigimos hacia el norte, desde el árido desierto del Kalahari hasta un valle. Un valle que se encuentra en la confluencia de tres naciones, Etiopía, Kenia y Sudán del Sur. Pertenece geográficamente al suroeste de Etiopía; pero, sin embargo, es una zona habitada desde hace cientos de años por una serie de tribus cuyo contacto con el ser humano "civilizado" ha sido escaso. Sólo en las últimas décadas ha comenzado a mantener una relación con nuestra civilización y a partir de ahí han aparecido los problemas. Pero comencemos por el principio.

Recorrido río Omo hasta su
desembocadura en el lago
Turkana
Este valle al que me refiero está surcado por el río Omo, del cual recibe el nombre. Recorre de norte a sur la región suroeste de Etiopía, que era una de las más aisladas del país. Desemboca en el norte del lago Turkana, en la frontera con Kenia, y en su margen occidental, marcado por el río Kibish, se encuentra la frontera con Sudán del Sur.

Vittorio Bottego
El río Omo es un gran río que en Europa era conocido ya desde el siglo XVII, pero que, como todo lo relativo a estas regiones del África Oriental, no se sabía adonde llegaba, dónde desembocaba. Las teorías más populares señalaban al Océano Índico como destinatario de sus aguas; una segunda teoría era que el río Omo era un afluente del río Nilo; y una tercera que vertía sus aguas en el recién descubierto por aquellas fechas lago Rodolfo, que es el actual lago Turkana. Pues bien, tuvieron que pasar casi dos siglos y medio hasta que en 1896, la expedición dirigida por el explorador italiano Vittorio Bottego y patrocinada por la Sociedad Geográfica Italiana confirmara como auténtico fin y desembocadura del río Omo el lago Turkana, confirmando al mismo tiempo que este río era la gran fuente de la que se nutrían las aguas de dicho lago.

Menelik II
A partir de finales del siglo XIX, Menelik II, Negus de Etiopía -que ese es el título que ostentaba el monarca de Etiopía- integró la región del Omo a su reino. Sin embargo, la zona continuó aislada y ajena al devenir histórico y político de Etiopía. Cuando en los años setenta y ochenta del siglo XX los antropólogos se interesan por esta región y comienzan los estudios de los distintos grupos étnicos que la forman, se encuentran con una gran sorpresa. Existe tal diversidad de grupos étnicos-culturales que intentar sistematizarlos es algo así como resolver un intrincado rompecabezas de miles de piezas. El tamaño reducido de los grupos; la evolución independiente de los mismos; las relaciones entre ellos bien amistosas o bien conflictivas, los desplazamientos de los grupos, todo ello hace que los pueblos del río Omo constituyan uno de los grupos culturales más apasionantes en los que nos podamos sumergir.

Y a ello nos dedicaremos en las próximas entradas.


sábado, 9 de enero de 2016

RESPUESTA A UNA AMIGA


Lo importante es el camino y no la meta.

Pones esta afirmación en tu entrada y no sé hasta qué punto te das cuenta de lo profunda que es. Y no sé hasta qué punto el resto de los que la lean se darán cuenta de lo profunda que es.


Pues la pregunta es: ¿el camino merece la pena para la meta que queremos conseguir? ¿las penalidades, tristezas, desengaños, esfuerzos, ilusiones, esfuerzos, fracasos a los que nos sobreponemos a lo largo del camino nos sometemos merecen realmente la pena para la meta que queremos alcanzar?

Cuidado. Esta no es una pregunta triste, pesimista, negativa, aunque pueda parecer lo contrario. Pero sí es una pregunta selectiva, que sirve para dejar atrás a aquellos que piensan que las metas se consiguen solamente con una sonrisa, con un pequeño esfuerzo, con un "viva la Virgen" como decían en mi pueblo antaño. Las metas que realmente merecen la pena precisan de esfuerzo. Y esas metas precisan de personas que las merezcan. No de espíritus mediocres que se sientan tristes porque "se les ha muerto el canario" o porque "tiene que trabajar en la otra punta de la ciudad". No.


Las metas auténticas se las merecen aquellas personas que realmente saben de penalidades y esfuerzos. De tener un hijo que llora por hambre y no tener que darle de comer -cualquier refugiado sirio actual-, o de una abuela que tiene que explicar a su nieto por qué su padre ha empezado a beber más de lo normal -después de llevar más de dos años de parado, y sin encontrar un puñetero empleo-. A esos, a esos auténticos héroes de nuestros días, a esos auténticos olvidados de nuestros días, es a los que hay que ayudar y facilitarles el camino, no la meta.

Por lo demás, totalmente de acuerdo contigo,

Un abrazo.

martes, 29 de diciembre de 2015

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD

Es una expresión que siempre me ha resultado curiosa. Que poco a poco ha ido tomando cada vez más fuerza en nuestra sociedad consumista. Que se ha ido resumiendo en nuestra civilización occidental en las comidas de empresa con los compañeros de trabajo; en las reuniones familiares de parientes que quizás, el resto del año no se ven e incluso se ignoran; en el deseo de parabienes entre amigos lejanos que se envían fotos a través de Whatsapps -pues ya no hace falta siquiera realizar el esfuerzo de comprar una tarjeta navideña, escribir cuatro frases y echarla al correo-, Y que se ha ido representando por un señor barbudo y canoso, barrigón, con un traje de lana rojo, con terminaciones blancas y cinturón blanco, que intenta meterse por una chimenea inexistente en nuestros edificios actuales para dejar regalos la noche del 24 de diciembre. 

Cristo como Sol Invicti
Mosaico romano s.III d.C. 
Pues bien. Llega la resaca del 25. Los platos por fregar. La basura por bajar. Los cartones de los juguetes de los niños por recoger y el terrible dolor de cabeza de los que se hayan pasado con la bebida la noche anterior. Incluso en alguna reunión familiar, habrá habido algún altercado y habrán acabado las cosas mal. Y el famoso "espíritu navideño" se habrá ido a freír espárragos, pues bien es sabido que los niños, los locos y los borrachos son los únicos que dicen la verdad; o que creen decirla. En suma, un cuadro muy "edificante" de una celebración que hunde sus orígenes en unas creencias de las que la sociedad occidental está renegando. Las creencias cristianas. Sí, ya lo sé. Los eruditos me dirán: "Sr. Jesús, tenga usted en cuenta que la fecha del 25 de diciembre la puso la Iglesia el solsticio de invierno para juntar su celebración con la del sol invicti de los romanos." Habría mucho que discutir, pero de acuerdo, acepto la corrección. Y la acepto, porque no van por ahí los tiros de este post de hoy. Como tampoco van, como pudiera parecer por lo comentado hasta ahora, por el materialismo que ha inundado las fiestas navideñas desde el último tercio del siglo XX hasta nuestros días. No. Me refiero al significado de la expresión "el espíritu de la Navidad".

¿Llegamos a entender nosotros, ciudadanos "de un lugar llamado mundo -occidental, siglo XXI, lejos de lugares de conflicto-", lo que significó la primera Navidad? ¿Llegamos, por tanto, a entender lo que realmente estamos celebrando, el hecho que ha dado lugar a esta celebración a lo largo de los últimos 20 siglos -si somos puristas 16 siglos-?

Intentemos situarnos. Si partimos de la tradición, tenemos el portal de Belén. José, María, Jesús recién nacido, el buey, la mula, los pastores que llevan sus cosas para adorar al niño, etc. Quieren que "desbrocemos" la tradición, igual que hicimos con la de los "Reyes Magos" hace aproximadamente un año, ¿se acuerdan?


Empecemos. En primer lugar, fuera buey y fuera mula. Son introducidos muy posteriormente, cuando la piedad popular de la Edad Media considera que al ser un establo dónde dio a luz la Virgen María, perfectamente podría haber en él un buey y una mula. Y como en la Edad Media, la población de las aldeas solía compartir vivienda, incluso habitación dormitorio con sus animales de labor, que mejor que asegurar una "calefacción natural" para el recién nacido Niño Dios. Bien, buey y mula fuera.

Los pastores, que le adoran y le llevan presentes, o sea regalos. Permitidme la expresión: ¡Y una leche! El evangelio de S. Mateo no habla de pastores en absoluto, sólo cuenta el episodio de los Magos. Y el de S. Lucas, que es el que cuenta el de los pastores sólo dice que volvieron al pueblo y difundieron la noticia. Os transcribo el pasaje:


2:15 Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado". 
2:16 Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. 
2:17 Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, 
2:18 y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.

Asi que eso de regalitos al niño, tradición, pero nada más. Otra tradición a desmontar. Y aquí alguién puede que me apedree. Tanto en la Biblia de Jerusalén como en la Biblia Septuaginta no he encontrado el pasaje de "parió sin dolor". No dice en ningún sitio, según afirma la tradición cristiana, que la Virgen María pariera sin dolor. En este caso vuelve a ser S. Lucas quién habla de ello, porque S. Mateo no hace ninguna referencia. Os lo vuelvo a transcribir:

2:6 Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; 
2:7 y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

Luego el parto debió ser tan normal como el de cualquier otra mujer, con sus dolores, sufrimientos, temores y tantas otras cosas más. Y además, no en un sitio normal, pues una vez nacido, tuvo que acostar al niño en un pesebre, lo cual indicaba que estaban en un establo, pues "no había lugar para ellos en el albergue". 


Otra tradición que se cae. No se rechaza a la pareja de Nazaret porque la población belenita es "mala". No es que no se quiera dar cobijo a una embarazada porque la maldad ha "anidado" en el alma de los habitantes de Belén. Simplemente no hay ningún sitio libre, y el único libre es un establo, y antes que quedar a la intemperie, José decide que es el mejor sitio para pasar la noche y allí les llega el momento del nacimiento de Jesús.

Y ahora, después de desmontar todas las "tradiciones" que se han ido acumulando sobre el nacimiento de Jesús, volvamos a nuestro mundo y a la pregunta que hacía antes. ¿Entendemos el acontecimiento que en realidad celebramos el 25 de diciembre? (Quede claro que me importa un rábano que sucediera el 25 de diciembre que el 14 de abril). Imaginemos por un momento:


El día del nacimiento de Jesús, una pareja de jóvenes, él 24 años aproximadamente, ella 15 años más o menos. Ella se encuentra embarazada de ocho meses y pico. Habían realizado un viaje de unos 170 km. a lomos de un burro, para registrarse por orden de una autoridad que estaba a miles de kilómetros de distancia. Habían hecho el trayecto por caminos de piedra y tierra, lodo y fango. Llevaban lo puesto y un hatillo, una especie de bolsa de viaje, con lo necesario (por favor, visualicen la escena). Llegan al pueblo al anochecer. Esta lleno de gente, pues es el destino de multitud de viajeros. Van preguntando por varias fondas y en ninguna encuentran habitación, ni siquiera hueco. Al final, alguien les dice que si quieren, en un establo pueden guarecerse de la noche, el joven mira a su esposa y ésta le asiente levemente mientras en su cara aparece un rictus de dolor. El joven acepta y guiado por el posadero se dirige al establo. 

Allí se acomodan lo mejor posible. Sin embargo, los dolores son cada vez más continuos, y la joven no puede aguantar le pide ayuda a él y el muchacho no sabe que hacer. Nunca se ha visto en esa situación. Si se va, la deja sola, abandonada en un establo. Si se queda, no puede ayudarla. Ella le pide un abrazo. Y así, a cada contracción, a cada grito, nota como sus manos se contraen en sus brazos, como sus dedos se clavan en su piel, y él la abraza intensamente, no puede hacer otra cosa. Al final, nota un esfuerzo inmenso por parte de ella. Ella, con dolor inmenso, empuja y nota que de su interior sale un cuerpo, se desliza un ser. Llama a su pareja, que se desase por un instante, se gira y mira su entrepierna. Entre restos de sangre ve un niño. Le coge, le agita y el niño empieza a llorar, y le pone en el regazo de la joven madre. 

La madre mira al niño feliz, le abraza a su pecho y abrazada a él, mira a su joven marido y sonríe. Con solicitud, limpian al niño de los fluidos del parto y lo envuelven en unos trapos limpios que han conseguido guardar para la ocasión. Buscan a su alrededor un sitio donde poder poner al niño para mientras poder limpiar a la madre. Lo único que ven es el pesebre lleno de paja para las ovejas, y el mullido de las pajas les parece el mejor sitio para que pueda descansar ese rato. Una vez que la madre quede lavada y limpia volverá a cogerle en sus brazos y podrán disfrutar de su presencia.


Queridos amigos. Feliz Navidad.

sábado, 26 de diciembre de 2015

EN BELÉN NO HABÍA CAMPANAS...

En Belén no había campanassss.
En Belén no había alegríaaaa.
En Belén un Niño llorabaaa.
Mientras su Madre sufríaaa.
Y sin embargo, en Belén
era Dios el que nacíaa.
Y sin embargo, en Belén
era Dios el que nacíaa.

En 2015, en Belén si hay campanas.
En 2015, en Belén si quiere haber alegría.
Pero, en Belén, en 2015, aún existe el llanto.
Pero, en Belén, en 2015, aún existe el sufrimiento.


viernes, 18 de diciembre de 2015

LCP X. EL DESTINO DEL PUEBLO SAM


Mapa de la tierra de los bosquimanos, BotsuanaDe los 100.000 sam que viven en el sur de África, alrededor de 60.000 se encuentran en Botswana. Dada la frecuencia de su aparición en distintos medios de comunicación, documentales y libros de referencia, cabría pensar que están protegidos y viven en consonancia con el entorno que les rodea. Nada más lejos de la realidad.

En el centro de Botswana existe la Reserva de Caza del Kalahari Central. Cuando se creó en 1961, pretendía ser un santuario para la fauna del desierto del Kalahari, y protegería el territorio de los sam que vivían en aquella zona, garantizando la continuidad de su cultura. Y todo fue así hasta los años 80 del pasado siglo. ¿Qué ocurrió?

An uncut diamond in Gaborone
La misma historia que nos podemos encontrar en muchos otros lugares. Aparece la codicia, en este caso en forma de diamantes. En los años ochenta se descubre la existencia de vetas diamantíferas en la zona de la Reserva. Y para explotarlas es necesario el uso de maquinaria pesada. Se produce el choque de intereses. La población sam vive de la misma tierra que ahora pretenden remover, perforar, destruir. Con la destrucción de la tierra, desaparece el hábitat de la zona que suponía la vida y la supervivencia, durante miles de años, del pueblo sam. Surge el conflicto.

El gobierno de Botswana envía a sus ministros a hablar con los sam. Se pretende que salgan de la zona. Es necesario, se les explica, para que puedan optar a un mejor desarrollo. No consiguen convencerlos.

Bushmen at Gope before being evicted
Por fin, el gobierno se decide a desalojar a los “molestos” sam. Los desalojos se producen en tres ocasiones: 1997, 2002 y 2005. Se cierran escuelas, centros de salud y se destruye el suministro de agua. Se les conduce a reasentamientos, nuevas “reservas” en dónde vegetar. Surgen los estigmas de la civilización moderna: paro, alcoholismo, depresión, SIDA.

Ante la situación, un grupo de bosquimanos, un grupo de sam, reaccionan. Llevan ante los tribunales al gobierno de Botswana. Ocurre en 2002, las primeras vistas orales comenzarán en 2004. Como resultado, el 13 de diciembre de 2006 consiguen una victoria histórica: Los jueces dictaminan que la expulsión es ilegal e inconstitucional y que los sam tienen derecho a vivir en la zona de la reserva.

A pesar de que el gobierno no apela la sentencia, trata de poner las máximas trabas al cumplimiento de la misma. Llega a establecer incluso la necesidad de una licencia para cazar en la Reserva, tanto para nativos como para foráneos. A los sam se les pide una licencia que deben renovar todos los meses. Sin embargo, los cazadores extranjeros, acompañados de divisas que aportan al país, son bienvenidos. Se llega incluso a negar el acceso a un pozo de agua a los sam que viven en el interior de la reserva, lo que los lleva nuevamente a los tribunales.

Kalahari Bushman in Botswana
Nuevamente la sentencia es a favor del pueblo sam. En enero del 2011 el Tribunal de Apelaciones de Botswana falla a su favor y condena el trato “degradante” del gobierno de Botswana a los bosquimanos. A pesar de ello, y oyendo al activista bosquimano Jumanda Gakelebone: “mi gente aún está luchando por el derecho a seguir viviendo según su antiguo modo de vida”.

Pero, por desgracia, la infravaloración del pueblo sam está arraigada en el resto de la sociedad. Según recoge en un artículo publicado en febrero pasado Robyn Dixon: “si un chico hace algo malo se le dice: No te comportes como un bosquimano. Si va sucio, se le dice: Eres tan sucio como un bosquimano.” Robyn recoge incluso la emisión de una noticia de radio en dónde se narraba que había ocurrido un accidente de tráfico en el cual habían muerto cuatro personas y un bosquimano. No se consideraba al sam como ser humano.

Bushwoman in Kalahari reserve
Es triste que quizá la salvación de los sam venga precisamente de la pérdida de la hegemonía mundial de Botswana en la producción diamantífera. Botswana produjo 3.600 millones de dólares en diamantes el pasado 2014, siendo superada por Rusia con 3.700 millones. Las autoridades se han dado cuenta que su prosperidad no puede basarse única y exclusivamente en la extracción de diamantes, que deben diversificar su economía, pues el nivel de vida que han tenido hasta ahora, debido en gran parte a la producción diamantífera, se está viendo mermado. De hecho, se prevé déficit presupuestario para 2016, cosa que no había ocurrido en el último lustro.

Esperemos que esto, junto con la presión de distintos organismos internacionales, permita al pueblo sam continuar con su vida, tal como ellos quieran, en la tierra de sus ancestros. 

Para concluir, podemos citar las palabras de Gakelebone: “La manera de vida de los sam es suya. Si ellos la escogen así, ellos la han escogido.”