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sábado, 1 de febrero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS Cap. 11: Llegando al primer año de vida.

Y aquí viene la guinda del pastel. Una de las cosas a la que no llegamos fue a recibir a mi madre, que vino a pasar la Nochebuena el 23 de diciembre y se encontró conque tuvo que esperar con sus cosuegros en nuestra casa a que nos dijeran si la fiebre que tenía nuestra hija de 11 meses era por infección de orina y se iba para casa o pielonefritis y quedaba ingresada. Afortunadamente fue lo segundo y pasamos la Nochebuena en casa. Pero como no podía ser de otra manera, y a mí me gustan “una montón” los hospitales, repetimos el día 26 con la misma protagonista, que aunque volvimos también para casa, también nos puso casi todo el día el susto en el cuerpo, porque creímos que esta vez sí se quedaba.

Me servía de alivio. Su sonrisa me hacía sentir que al menos ella vive y tiene una personalidad propia, fuerte y determinada.

Porque así es. La pequeña diablilla, se ha transformado un montón en los últimos tiempos. Llevo dos meses sin hablar de ella y en estos dos meses ha adquirido unas habilidades sociales, de comprensión y de comunicación fantásticas. Quizá diréis que es amor de padre, puede ser. Y si es así, ¡bienvenido sea! Os cuento.
La pequeña, que cumplirá en 6 días su primer año de vida ya es capaz de decir no moviendo la cabeza de un lado para otro. La he enseñado durante la comida. Al acabar la comida solía gritar, llorar o hacer pedorretas, pero al observar que ya decía no con la cabeza, sin que supiera muy bien lo que era, la estoy enseñando a decir no, con resultados muy positivos. Ya se pone de pie por sí misma, y no anda sola porque aún tiene un poco de miedo, pero agarrándose a las cosas se puede recorrer todo el salón de casa. Por supuesto, ya empiezan a peligrar un montón de objetos que antes estaban seguros, sin ir más lejos el otro día me rompió la portada de una revista que tenía encima de la mesa del salón, que yo creía tener a buen recaudo.

Otro apartado es a la hora de hacerle la papilla. Su forma de pedir algo es “Am!” Antes lo usaba tan sólo para comer, pero ahora lo utiliza siempre que quiere algo, con lo cual nos vuelve locos. Bien, siempre que le hago la papilla procuro que esté conmigo en la cocina. No hay peligro, por el momento para ella, y mientras se la hago, la controlo, el resto de la casa queda libre y le hablo, aumentando el lazo paterno-filial (o eso me creo yo, ya habrá tiempo de disminuirlo cuando me pida dinero para salir). Con eso, creo que aumenta el deseo de comerse la papilla, cosa que no siempre consigo.
Me sorprende muchas veces. Hoy mismo. Le he dicho, sin creer siquiera que lo iba a hacer y más bien diciéndolo a mí mismo: “Vamos a ayudar a mamá a recoger la cocina.” Estábamos en la otra punta del piso y en distintas habitaciones. Pues bien, cuando me dirigía hacia la cocina, de pronto veo una cosa pequeña, gateando de forma rápida en dirección a la cocina. Era la niña que había decidido que lo que decía papá tenía sentido y que realmente iba a ayudarle a recoger la cocina.
Ahora podéis comprender porqué he estado tanto tiempo sin escribir una sola letra.
Escrito en el año de Nuestro Señor de 2018, el 13 de enero, en la festividad de San Hilario.

San Hilario de Poitiers

viernes, 31 de enero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS Cap.10: Prodigios e incapacidades

Atardecer en Móstoles. Madrid
En primer lugar, pedir disculpas, pues éste debería haber ido entre el episodio 5 y el 6, pero como no hablaba del 6º mes, no me dí cuenta y se quedo para el final, creyendo yo que se refería al mes nº 11. Pues bien, después de pensarlo un poco, he decidido dejarlo en el orden en que lo voy a publicar, es decir, en el puesto nº 10. Espero que lo entendáis y que disfrutéis con él.

Almendro rosa en flor
No alcanzamos el 7º mes y el avance es meteórico.
Mi hija ya no sólo se gira por sí sola, sino que empieza a hacer sus pinitos para gatear, para quedarse sentada solita, comienza a comerse toda la papilla de cereales sin ningún tipo de protesta, parece que por fin la de verduras empieza a aceptarla sin muchas protestas y la de fruta de merienda también. Pero estas dos últimas con una “pequeña” condición. La muy bruja quiere comerlas en plato. Si se las ofreces en el tarro dice que se las coma tu tía. Ella quiere comerlas desde el plato, como una persona adulta. Así ocurrió el pasado domingo, que tocaba darle la papilla de verduras y estábamos tomándonos el aperitivo con unos amigos en una terraza. Tuve que pedirle al camarero si, por favor, podía verter el contenido del tarro en un plato. El camarero, muy amable, nos trajo un plato hondo, de donde la niña comió sin problema la mitad aproximadamente de la papilla.

Castaño en plena floración
Por otro lado, hace unos días ocurrió algo curioso. La había echado la siesta. La dejé durmiendo con el peluche abrazándole, y me retiré de la habitación, cerrándole la puerta. Pues bien, a la hora y media en que fuí a despertarla para darla la merienda, me encontré conque el peluche que había dejado en sus brazos estaba muy bien colocadito, sentado y todo, en una esquina de la cuna, tal como lo suelo dejar yo, cuando arreglo la cuna para cuando la llevo a dormir por la noche. Esa tarde solamente estábamos ella y yo en el piso, pues su madre estaba ya trabajando, ya que se le había acabado la baja. ¿Hay fantasmas en el edificio? No creo, pues ya habríamos sentido su presencia. Fue la pilla de la niña que consiguió colocar el peluche. Le dió por ahí. Desde luego, es más fácil creer la teoría de los fantasmas. No lo ha vuelto a hacer.

Estanque en Parque Liana. Móstoles
Esta semana ando bien fastidiado. El domingo, que es cuando estuvimos con esos amigos que cuento más arriba, me bañé en una piscina. Hice unos tramos, aguantando la respiración, y usando la rodilla derecha, la dañada, para ver que tal iba. Sentí tres o cuatro chasquidos, pero creí que era algo normal, dada la situación de la misma. Sin embargo, al salir de la piscina empecé a cojear. El lunes y el martes fue apareciendo un dolor progresivamente incapacitante. He llegado a tomar 7 u 8 calmantes en el día. Resultado. Desde el miércoles se han tenido que llevar a mi hija a casa de sus abuelos porque yo no me podía hacer cargo de ella. Hasta ayer, que me encontraba algo mejor, pues anteayer empecé con AINEs, al cojerla en brazos aparecía el dolor de rodilla y en tres pasos volvía a estar incapacitado. Espero que para el lunes ya esté lo suficientemente bien para hacerme cargo de ella. Esa es la esperanza que tengo en este momento. Ya se irá viendo.
Escrito en el año de Nuestro Señor de 2017, a 5 de agosto, en la festividad de la Virgen de las Nieves.

Nuestra Sra. de las Nieves

miércoles, 29 de enero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap.9: Anécdotas de bebé.

El martirio de San Lorenzo. S. XVII, mármol. Anónimo italiano
Bueno, tengo varias anécdotas que reflejar con respecto a mi hija. Quizá ese sea el problema de este blog. Las historias se escriben de una en una. No varias a la vez. Y así se tienen entradas diarias, que “enganchan” a los lectores. Yo no lo hago. Y puede que así me ocurra. El caso es que ahí van.

La Adoración de los pastores. 1580, óleo sobre tabla. Jacopo Bassano
La primera ocurrió mientras jugaba con mi hija en la cama. No me tiro al suelo por mi problema de rodilla. Prefiero llevármela a la cama, donde ella tiene un espacio grande, y yo puedo incorporarme sin necesidad de tener que adoptar la postura de rodillas que prácticamente es imposible para mí, con la lesión que tengo en la rótula. El caso es que está a punto de comenzar a gatear. Pero aún le queda algún tiempo. Lanza la cabeza por delante de los brazos. Es divertido, y preocupante, hay que tener mucho cuidado cuando lo hace y procuramos que no esté “gateando” salvo en cama, sofá y alguna superficie blanda, pues el topetazo puede ser importante.
Pues bien, cansado de que lanzará la cabeza y con el resultado de que acabará dicha cabeza hundida en el colchón, le cogí uno de sus brazos y le dije que no lanzará la cabeza que pusiera el brazo por delante, y le dirigí el brazo por delante del otro, para enseñarle a gatear. De forma inmediata, la muy tuna, comenzó a hacer lo mismo que le había indicado. Como si lo hubiera entendido perfectamente, a la primera, y supiera perfectamente lo que le había dicho. Me dejó asombrado. He ahí mi primera anécdota.

La coronación de la Virgen. Después de 1521, óleo sobre tabla. Vicente Macip
La segunda. Estaba en el salón y era el mediodía. Estaba preparando la mesa para comer. Tenía que retirar el cambiador y la cesta de sus cosas al sofá. No tenemos una casa que permita tener las cosas fijas en un sitio. Al mismo tiempo, aproveché para bajar el toldo de la terraza que da al salón, quitar la mosquitera y cerrar la puerta de la terraza. Ella estaba dormida en el carrito de paseo. Había salido con mi mujer a comprar y se había dormido a la vuelta. En esos casos la dejamos en el carrito, inclinado hacia atrás, hasta que se despierta. Es mejor que despertarla. Suele durar el sueño poco. El caso es que iba a abandonar el salón en dirección a la cocina para terminar de poner la mesa cuando, de pronto, oigo una voz, clara, suave y dulce que dice:
-Papi.
No me lo había imaginado, ni inventado. Venía la voz de mi espalda. Me volví. Mi hija estaba despierta, sentada en el carrito, mirándome fijamente, como diciéndome “aquí estoy, ¿dónde vas para allá?” Aquellos que tenéis hijos ya podéis imaginar lo que sentí en ese momento. Algo que no se puede explicar con palabras.

La Virgen con el Niño y San Juan. 1599-1600. Annibale Carracci
Otra anécdota más. Quizá  más que anécdota, debiera decir que es algo que estamos construyendo entre ella y yo, pues es un lenguaje en donde no sé quién es el que enseña a quién. Me dedico a darle la papilla. Hasta ahora la de la mañana, mediodía y merienda. La de la noche también si es posible. Cuando llega un momento en que ella no quiere más, los primeros días se retorcía, lloraba, y retiraba la cara de la cuchara que se le ofrecía. Pero en una ocasión, empezó a mirarme a los ojos. Yo me dí cuenta, y se puede decir que “le recogí el guante”. Así, cada vez que me miraba a los ojos cuando le estoy dando la papilla, empiezo a decirle: “¿Qué pasa? ¿No quieres más? ¿Estás segura?” con tomo medio serio medio triste. Le ofrezco unas pocas cucharadas más. Y si ella me sigue mirando a los ojos fijamente con semblante serio y compungido, ya sabemos los dos que la toma de papilla se puede dar por concluida. Ésto me ha ahorrado muchos lloros, esfuerzos inútiles y me ha desarrollado una pequeña “seña” entre mi hija y yo.

La Virgen con el Niño. 1565, óleo sobre tabla. Luis de Morales
Por último, quiero acabar hoy con el caso que puede hacerte un bebe de 6 meses y medio. No paro de recibir sorpresas de ella. Era una noche en que mi mujer había llegado de trabajar, llevaba poco tiempo trabajando y mi hija la recibió totalmente alterada. Se la bañó, se la dio la cena, se le dio de mamar y se la acostó. Pero no había forma de que callara y se durmiera. Estaba demasiado agitada y nerviosa. Decidimos que iría yo a la habitación, pues si iba mi mujer podría ponerse más nerviosa. Entre en el dormitorio y me dirigí a la cuna. Me incliné sobre ella que estaba dando golpes con el chupete, una costumbre que ha adquirido hace algunas semanas.
-Duérmete, que mamá ha venido de trabajar y está muy cansada. Tienes que dormirte para que descansemos y mañana podamos pasarlo bien todos. Así que ahora a dormir. ¿Vale?
Y le puse el chupete. Ella me respondió con un sonido gutural, con el chupete puesto. Me retiré del dormitorio y cerré la puerta. Al llegar a la mesa, donde estaba ya puesta la cena, me encontré con la sorpresa. En la pantalla del intérfono se veía a mi hija de lado, abrazada al muñeco, como era su costumbre, durmiendo plácidamente. Le dije a mi mujer: “¡Pero si sólo le he dicho que se duerma!” Otras veces la había mecido, la había cantado una nana, la había paseado. Esta vez únicamente le había pedido, medio ordenado, que se durmiera. Y ella lo había hecho.
Escrito a 11 de agosto del año de Nuestro Señor de 2017, en la festividad de Santa Clara.

Santa Clara

martes, 28 de enero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS Cap. 8: Se cumplen 8 meses.

El paso de la laguna Estigia. 1520-24, óleo sobre tabla. Joachim Patinir
Se cumplen 8 meses de aquel feliz evento. Aunque cuando ocurrió nos dió un susto a todos. A todos los implicados. Al padre, que rezaba para que realmente no fuera tan grave como parecía. A la madre, que según me confesó más adelante sólo pensaba en que ella estuviera bien. Y a ella, a la protagonista, que lo pasó tan mal, tan mal, que sus ansias por luchar y salir de la situación la estaban abocando más y más a esa situación.
Tan grave fue que un equipo entero de médic@s, matronas, enfermeras, auxiliares corrieron por los pasillos del hospital para llevarlas al quirófano. A mí ni me dió tiempo a ponerme la bata transparentosa que dan cuando me ví sólo en la habitación, sin nadie alrededor.  Pero la sensación de angustia creció al salir al pasillo de la planta para preguntar si esperaba o me acercaba. ¡No había nadie! Miento. Ví a una jóven en pijama verde corriendo en el pasillo paralelo al mío, que se dirigía hacia donde habían llevado a mi mujer.

La Sagrada Familia del cordero. 1507, óleo sobre tabla. Rafael Sanzio
Y todo acabó felizmente en diez minutos. Y ahora, quien provocó y sufrió al mismo tiempo todo aquello está ahora haciendo “pinitos”. Se agarra a lo que puede para intentar ponerse de pie. La posición de sentado, de sentada, ya la domina perfectamente. Y quiere más. Quiere superar obstáculos. Por el momento, los que suponemos su madre y yo cuando estamos con ella en la cama de matrimonio. Se ha vuelto exploradora. Curiosa lo ha sido siempre. Pero ahora intenta alcanzar todo aquello que le incita su curiosidad. Y así va creciendo, dando muestras de tener personalidad propia. Ya muestra sus gustos, sus disgustos, sus querencias, aquello con lo que está más tranquila, aquello que le asusta, o que le pone triste, o que le enoja. Las expresiones de su cara se han multiplicado.
Ahora toca una etapa estupenda. La de que empiece a experimentar mucha más con el mundo exterior. Con todo lo que tiene a su alrededor. Ya ha empezado a gatear de forma frecuente. Ya se desplaza sin miedo por distintos sitios y ya hay que aumentar la vigilancia y el cuidado sobre ella.
Escrito en el año de Nuestro Señor de 2017, a 19 de septiembre, festividad de San Jenaro.

San Genaro

lunes, 27 de enero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS Cap.7: Pasado el 7º mes.

Cristo con la cruz a cuestas. 1532-35, óleo sobre pizarra. Sebastiano del Piombo
Ahora, la princesita está durmiendo, y no sé si me dejará el tiempo suficiente para hablar de sus 7 meses, que lleva ya 9 días con ellos.
Se ha vuelto un terremoto de cuidado. Sabe pedir con lloros, gritos, quejas. Sabe sonreír y encantar a todos aquellos que tiene alrededor. Y ha aumentado su lenguaje cacofonético. Ha adquirido algunas malas costumbres, como hacer “pedorretas”. Y últimamente, no sé de donde le habrá venido, saca la punta de la lengua y la deja a una lado o a otro de la boca, que mantiene semicerrada. El caso es que mira con una cara de pilla, que es un encanto y que embelesa a todo aquel que la ve.
Ya sé que me dejo llevar del amor de padre, pero casi toda la gente dice igual, hace el mismo comentario. Si no fuera así, los comentarios irían por otro lado, como, por ejemplo, “que gordita está”, que no es el caso, o “que bien duerme” que no es el caso, u  otras maneras de piropear a un bebé. Pero todos dicen lo mismo. Lo despierta, resultona y “pilla” que resulta.
Ya gatea, no muy bien, pero lo hace. Como consecuencia de ello, ya ha tenido su primera caída desde altura, desde la cama. La llevamos a urgencias y después de un buen rato pasado allí y de una Rx de cráneo, todo resultó ser normal. Vigilancia 48h. y nada más. No se resintió para nada.

Cristo con la cruz a cuestas. 1565, óleo sobre lienzo. Tiziano
Ya ha empezado a extrañar a la gente. Incluso a los más cercanos. Y ha empezado a ser “madrera” y “padrera”, incluso con sus abuelos y tíos. Quiere que siempre estemos nosotros. También ha coincidido con que los dos hemos vuelto al trabajo y el cambio para ella ha sido bastante radical.
Algo que resulta curioso, sobre todo teniendo en cuenta que le ha ido perdiendo miedo al agua de la piscina, es que ahora no le gusta el agua del baño. No se siente segura. No sé si se cree que se va a ahogar o que puede pensarse, pero sobre todo cuando la inclino para aclararle la cabeza después de lavársela con champú, se pone muy nerviosa y hay días que llega incluso a llorar.
Y lo de terremoto lo digo porque, además, juega desplazándose a gatas por la cama o el sofá; dándose la vuelta con el cuerpo; retorciéndose para llegar adonde quiere o para alcanzar el objeto que le llama la atención; te da cabezazos; te coge con la mano la cara, e incluso te la llega a apretar si no le gusta lo que estás haciendo. En esto último, quien más experiencia tiene es su madre, porque le coge la mama a la hora de darle el pecho, y si no le conviene, a veces la mueve de arriba a abajo de forma que le llega a veces  a provocar dolor.
Vamos, que se nos está convirtiendo en un bichejo de cuidado. Pero, gracias a Dios, nos sigue llenando la vida de pequeñas/grandes alegrías.
Escrito en el año de Nuestro Señor de 2017, el 28 de agosto, en la festividad de San Agustín.

San Agustín de Hipona

domingo, 26 de enero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS Cap.6: Ya llegó el 6º. Mes, claro.

Alegoría de Francisco I de Medici. 1560-61, alabastro. Juan de Giambologna
 Y mi hija cumplió los 6 meses de vida.
Y con ellos una explosión de cosas por decir. Se comunica con nosotros. Es decir, reconoce quienes somos el padre y la madre, ya usa papa y mama, no siempre, para llamarnos. La verdad es que para llamar nuestra atención utiliza dos toses más un chillido como si se estuviera atragantando que es algo molesto, sobre todo si lo repite muchas veces. Ha empezado a extrañar a la gente. Antes se iba con todo el mundo. Ahora admite irse, es decir pasar a los brazos de otra gente, siempre y cuando sus padres, o sea nosotros, estemos a la vista. Si no, normalmente comienza con las toses y el chillido y acaba llorando estrepitosamente.

Autorretrato. 1498, óleo sobre tabla. Alberto Durero
Ya coge las cosas que quiere, las manipula como quiere, se las lleva a la boca, se coge los pies, se da la vuelta completa en la cama, con lo cual hay que tener mucho cuidado con ella y no dejarla sola en cana, sofás ni en otras superficies lisas y elevadas. Y hablar, cuando quiere, se pone a “relatar”, a usar los sonidos que salen de su garganta, de su boca, de sus cuerdas vocales y se lo pasa pipa. Así puede estarse media hora, o una hora. Ya usa esos sonidos como queriéndote decir algo. Ya reconoce las voces a través del teléfono. Y también la música. Hay música que le gusta más y otra menos. Hoy, por ejemplo, se ha dormido con música medieval. Después la he despertado, hemos jugado un rato, la he dado la papilla de frutas, me ha acompañado haciendo algunas cosas. Pero estaba inquieta. Ha sido volver a ponerle la música medieval y ha vuelto a tranquilizarse e incluso ponerse contenta. ¡Y era la primera vez que se la ponía!
Ya ha empezado con papillas. Está siendo muy difícil que se habitúe a ellas. No le gusta eso de comer con la cuchara. Y de comer papilla, con lo buena que está la leche materna. Sobre todo la papilla de verduras no hay quién haga tomársela. Es la más difícil. Aunque hoy, la que se ha resistido de tomar es la de fruta. Y es la que ha habido que suplementar. Así que paciencia y tiempo al tiempo.
Escrito en el año de Nuestro Señor de 2017, el 24 de Julio, fiesta de Santa Cristina.

Santa Cristina

sábado, 18 de enero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS, Cap.5: Antes que llegue el 5º mes

Adán y Eva. 1520-50, marfil. Hering Loy

Otro episodio sobre sus primeros meses. Éste seguro que servirá para que todos nos hagamos a la idea, o recordemos, como van a ser esos días en que se produce una explosión funcional en nuestro pequeñuelo.

Adoración de los Reyes Magos  El rey David recibe a los emisarios de las Doce Tribus  La Reina de Saba ante Salomón. 1510-20, tríptico, óleo sobre tabla. Pseudo-Blesius.

Le faltan 5 días para los 5 meses. Y ha avanzado un montón. Nos reconoce. Nos “cita”, no sólo con la mirada, sino con su risa, sus muecas, sus sonidos, sus lloros, sus chillidos. Sabe como llamar la atención. Y a veces nos agota la paciencia. Sí, es mi hija, de la que vengo hablando de distintas formas en las entradas anteriores.
Ha avanzado funcionalmente un mundo en este último mes. Conoce a todos los de su círculo más próximo, más familiar. Sigue sonriendo a todo el mundo, pero siempre y cuando esté segura que nosotros, sus padres, o alguien en quién ella confía plenamente esté a su lado. Coge todo con la mano y se lo lleva a la boca, para “reconocerlo”. Juega con mi mano un montón. Se aburre pronto de los juguetes que le damos (pez de plástico, rana, peluche pequeño, etc.). En la cama ya se vuelve a uno y otro lado. Aunque no gatea, levanta cabeza y pecho, repta y llega a los extremos de la cuna; y empuja con la cabeza esos extremos, como queriendo ir más allá. Da la vuelta al cuerpo, como si se tratara de la aguja de un reloj, y te la puedes encontrar con la cabeza en los pies de la cama. Lo más gracioso para mí es cuando, a primera hora de la mañana o a media mañana, antes de que empiece a llorar pidiendo ser levantada, se pasa de media hora a tres cuartos lanzando sonidos más o menos guturales, experimentando con sus cuerdas vocales y disfrutando de lo que sale de las mismas. Es una auténtica gozada ver como disfruta con ese juego vocal, y te pasarías el tiempo oyéndola, como si se tratara de una orquesta sinfónica. No ha vuelto a aprender ninguna palabra más de las anteriores. De hecho, las dice menos.
El crecimiento de la cabeza, después de las tres sesiones de fisioterapia se ha normalizado y ahora se la ve mucho más regular. Sin embargo, el día que nos saltamos la toma de la ranitidina sigue presentando los vómitos que tenía antes de introducir dicho medicamento. Aún así, sigue creciendo en el percentil que le corresponde, y se la ve bien, desarrollada. Con ello, vamos siguiendo día a día la situación clínica que parece que poco a poco está mejorando, aunque seguimos con los controles mensuales con la pediatra.
En fin, maravillados de su crecimiento y de su desarrollo psicofuncional. Y encantados como padres de tener a esta brujilla entre nosotros.
Escrito en el año de nuestro Señor de 2017, a 14 de junio, en la festividad de San Eliseo.

San Eliseo

martes, 7 de enero de 2020

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS Cap. 4: Avances del 4º mes


-¿Me toca hablar del casi cuarto mes de mi hija?
-Tú verás.
-Pues parece que sí, porque cumple mañana el cuarto mes. Lo que espero es no aburrir ni parecer un padre de esos “babosos”.
-Ni pesado, ni baboso. Más bien vago. Llevas casi el mes sin escribir por aquí, exactamente 29 días. Desde aquel famoso en que decidiste escribir sobre los “avances a los tres meses”.
-Sí, eso es verdad.
-Y esta entrada, ¿cómo la vas a titular? ¿Avances a los cuatros meses? Me puedo reír, ¿no?
-Pues sí, no está mal, así la pueden relacionar con la anterior. Y sí, te puedes reír, tronchar y hasta partir la “caja”.

-Empieza a trabajar antes que lleguen las “señoras” de la casa, que entonces no habrá quien pueda hacer esto.
-Pues déja ya de darme el coñ…
-Pshhh… ¡Qué ya hay niños en esta casa!
-Pero ahora no están.
-Pero lo podrán leer más adelante. No ves que esto de internet se queda grabado Dios sabe dónde, y per secula seculorum.
-¿Me vas a dejar o no?
-Vamos, arranca y me callo. ¡Ah! No, ahí está la llave y ya llegan las señoras. Lo tendrás que dejar en borrador.
-Bueno, ya veremos. De momento, descansaremos de decir chorradas.
Tras haber bañado a la bebé, y mientras la madre la está amamantando, retomo el blog.
Mañana cumple los 4 meses. Y en este último mes los avances psicomotores son muchísimos. Reconoce al padre y a la madre. Sonríe, llora según esté a gusto o no con las situaciones. Sabe reconocer los sentimientos de las personas con las expresiones de las caras. El lenguaje gestual se ha multiplicado. Coge los objetos, se los lleva a la boca, los muerde, aunque aún no tiene dientes. No ha dicho nuevas palabras, pero emite un montón de nuevos sonidos, y muchas veces, estando sola, se lía a decir una retahíla de sonidos conexos pero ininteligibles que parece que estuviera calentando la voz o ensañando para comenzar a hablar de un momento a otro. Imita algunos gestos de la cara, básicos, como la sonrisa, la apertura ocular, el cierre de los labios. Y ha empezado a imitar algún movimiento de los miembros superiores. Si se le pone en decúbito prono, es capaz de levantar la cabeza y el tronco y mirar hacia delante. Por supuesto, gira la cabeza hacia el sonido o la voz que le llama la atención, gira la vista y sigue a la persona que le llama la atención y dependiendo del tono de voz que tengas (lo cual hace que haya que tener cuidado con ellos) puede ponerse alegre o comenzar a llorar de formar incoercible.

Total, un auténtico avance psicomotor. Por supuesto, se gira a un lado y otro, aunque todavía no da la vuelta completa. Casi gatea, digo casi porque aún no hemos hecho la prueba, pero quizá le falte ya muy poco para ello. Sigue tan espabilada como antes. Lo mejor es que parece que va comiendo mejor.
Mantiene el reflujo. Si por cualquier razón se nos pasa la toma de ranitidina, tenemos de nuevo los episodios de reflujo. Sigue tendiendo a mirar hacia la izquierda y tumbarse a ese lado, con lo cual la cabeza va adoptando un ligero aplastamiento izquierdo. Seguimos estimulándole sobre todo desde el lado derecho. Parece que va dando efecto. En fin, que no tenemos tiempo para aburrirnos.
Escrito en el año de Nuestro Señor de 2017, a 18 de mayo, en la festividad de San Juan I, papa y mártir.

Juan I. Papa y mártir.

domingo, 29 de diciembre de 2019

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 3: "¡Estoy malita! ¡Estoy malita!"


Me he dado cuenta que si primero escribo, mejor dicho, "pego" las entradas correspondientes a las del primer año, las que se correspondan a las fechas actuales saldrán con retraso y no se podrán leer según corresponda.

Por tanto, y pidiendo disculpas por el posible lío que pueda provocar en aquellos que se decidan a seguir este blog, les tengo que anunciar que iré mezclando unas y otras. Como, además, también anunciaré por aquí cuando cuelgue un nuevo episodio de mi podcast "Píldoras de medicina", puede que la complicación será aún mayor. Por todo ello mis más sinceras disculpas. Pero estoy seguro que también les puede dar vivacidad y variedad al mismo. Y sin más, y aunque no toque empezaremos con la anécdota de hoy.



Hoy es una anécdota graciosa, no va seguida de ninguna reflexión ni de ninguna moraleja. Es simplemente una "gracieta" de un padre para su hija, si es que ésta se atreve a leer lo que escribí de ella años antes que empezara a leer.

Muy bien, pues pónganse ustedes en situación. Desde mi cama tengo una posición privilegiada para ver la puerta del cuarto de baño. Era sábado de madrugada, seis o siete -ya sé que a muchos padres les sonará la situación- y la niña se había despertado con tos. Su madre se había levantado esta vez y la estaba viendo en el cuarto de baño, intentando sonarle las narices.

De pronto la veo salir corriendo a saltitos, con su pijama y su muñeco de apego muy sujeto, y yendo al salón muy rápidamente, gritando asustada: "¡Estoy malita! ¡Estoy malita!" La situación era cómica y a mí me dio por reír.


¿Por qué? Porque su madre le había dicho que lo que le hacía toser eran mocos que tenía en las narices o en la garganta, o que quizás estaría teniendo un pequeño catarro. Ella le preguntó si eso significaba si estaba malita y su madre le contestó que sí. Ni su madre ni yo habíamos previsto una reacción tan exagerada, y, por supuesto sin sentido. Hubo que tranquilizarla y decirle que el estar malita no significaba que estuviera muy mala y que no estaba tan malita como para preocuparse.

Y ahí di gracias a Dios por la ingenuidad y credulidad de los niños. Pasó de estar muy preocupada a estar totalmente tranquila.

Y así acaba la enésima pequeña anécdota de esos adorables pequeñuelos.

Hasta la próxima ocasión, queridos amigos. Nos vemos en la red. 



miércoles, 18 de diciembre de 2019

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 2: Los avances de 3 meses


Parece mentira todo el tiempo que ha pasado y que parezca que fue muy poco tiempo, casi como un sueño. Pero estas pocas letras me ayudan a reconocer que fue verdadero y ocurrió. Aquellos que tengáis hijos pequeños, un pequeño consejo: ¡No os los perdáis!


Hoy cumple 3 meses mi hija. Y con ocasión de esta celebración, deseo escribir una nota sobre las cosas que han ido ocurriendo en estos 3 meses y sobre ella, pero desde el punto de vista científico y sin entrar en detalles personales de si es guapa o es fea.
Lo que ocurre es que este blog se titula reflexiones desde la intimidad, y no sería así si no se llevara parte de los sentimientos de éste que escribe. Así ha ocurrido en algunas de las entradas anteriores y así será en ésta.
Porque lo primero que voy a escribir en ella es que vengo encontrando en mi hija una ansiedad y una intranquilidad que no me gustan. Tanto su madre como yo somos nerviosos, y a mí no me gustaría que mi hija “heredara” esa característica de nosotros. Pero claro, todos diréis que tiene todas las papeletas para ser también nerviosas, tanto por genética como por ambiente.
El caso es que en sueños presenta agitación, durmiendo llora. Incluso me he encontrado entrando en su habitación para intentar parar su lloriqueo y me he encontrado conque se encontraba soñando. Y le he puesto el chupete, la he tranquilizado, y sin dejar de dormir, he conseguido que dejara de llorar y de estar nerviosa y ansiosa.


Desde el primer momento ha sido muy despierta, muy atenta a todo, muy “adelantada” para su edad cronológica. Estaba al tanto de todo, quería saber todo lo que pasaba a su alrededor y no quería que se le pasara nada. Y creo que ha empezado a reconocer a la gente con anterioridad a lo que dicen los manuales de pediatría, aunque eso no lo puedo asegurar, pues en esos momentos no he estado muy al tanto de fijarme en ello.
Lo que si puedo decir es que ha emitido sonidos desde antes del mes de vida. Que al mes y medio ya pronunciaba la palabra “hola”, por supuesto, sin saber lo que decía. La siguiente en decir ha sido “agua”, a los dos meses. Y de dos a tres meses han aparecido “ajo” y por empeño de su madre, se ha conseguido que pronuncie su nombre, con la dificultad que supone, “Raquel”. Por supuesto, no sabe lo que significan ninguna de estas palabras, pero su pronunciación ya es un avance importante.
No hablemos de los gestos. Los entiende perfectamente. Cuando pones buena o mala cara, la comunicación no verbal la domina casi a la perfección, con lo que hay que tener cuidado y procurar no mostrar emociones ambiguas delante de ella, pues queda descolocada y su reacción es ponerse triste o llorar. Recordemos que es un bebé ansioso. Uno que me dedica muchas veces es que al dirigirme a ella es tras un gesto serio se ríe acercándose ambos brazos y manitas a la cara, tapándose con ellas la boquita, que abre riéndose.
Bueno, pues ese es el avance de mi hija hasta hoy, en el que cumple los 3 meses de vida.
Escrito en el año de nuestro Señor de 2017, a 19 de abril, en la festividad de San León.

San León IX, papa (1002-1054)

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 1: Los auténticos progenitores



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Tras pensarlo durante algún tiempo, creo que lo mejor es dar un relato lo más cronológico posible. Y como tengo las entradas correspondientes a su primer año, aquí os las iré dejando, poco a poco, para poder disfrutarlas. Y mientras, ir coleccionando nuevas aventuras de mi "progenie".

También decir que al provenir de un blog distinto, siempre acababa éste con la fecha en que lo publicaba. He decidido dejarla. Eso nos dará idea de cuando está escrito y de lo que sentía este sencillo bloguero en esos momentos.
Un saludo, y nos vamos viendo en la red.

Loba con sus lobeznos


Hace mucho, mucho tiempo que no me acerco por estos lares. Y tanto es así que ha nacido mi hija. Nació un 19 de enero. El 19 de enero pasado. Por cesárea urgente. Vino a lo grande, queriendo emular a su padre. Ahora estamos todos muy contentos, con las molestias típicas de los primeros quince días, los cuales cumplirá esta noche, pero felices por tenerla entre nosotros. Nos llena su cara redonda, sus mofletes, sus ojazos, su boquita que tan pronto se abre ocupando toda la cara como se mantiene pequeña como una pequeña intumescencia bajo la naricilla. Todos la queremos un montón. Y disputamos quien la quiere más. Todos según entiende el querer a una personita así.
Ha habido tal cúmulo de sentimientos, tal vorágine de sensaciones distintas, que es imposible expresarlas en unas cuantas líneas. Y ahora, pasado este tiempo más. Imposible encontrar cinco minutos de sosiego para poder escribir con serenidad sobre ella, y menos aun que llegue  la madre y espíe lo que escribes, como en este momento.
Es verdad que tener un hijo te cambia la vida. En muchos sentidos. Pero no en el sentido exagerado emocionalmente que te cuenta mucha gente. Te cambia la vida porque quieres a la personita de forma distinta a como has querido hasta entonces. De forma más responsable. Te hace ser más persona. De alguna manera te madura. Ahora, eso sí, te madura siempre y cuando te sientas realmente el padre de esa persona. Si eres como los típicos “guerreros medievales” que solo querían a sus hijos como números de descendientes, pues se sigue siendo el mismo personaje, sin que cambie no solo “tu vida” sino tu carácter, ni tu persona. En resumidas cuentas, aquello de “por mi hija/o, mato”, lo dicen aquellos que se sienten culpables porque no dan el cariño a sus hijos y los tratan como meras “propiedades”, tal como hacían los antiguos guerreros medievales. En realidad, no matan por sus hijos, matan por su orgullo herido.
El sentirse progenitor, que de eso es de lo que se trata, es mucho más el sentimiento de esa loba que cuida de sus lobeznos y que los traslada de cubil antes que el lobero descubra dónde están escondidos y pueda matarlos. Ése es el auténtico sentido de progenitor, el que protege a su descendencia. No el que mata por ella. El ser que mata es, pura y simplemente, destructor. El que protege es el auténtico progenitor, el auténtico padre, la auténtica madre.
Vocabulario:
  • Lobezno: Cachorro de lobo.
  • Cubil: Madriguera en la tierra, utilizada normalmente por fieras.
  • Lobero: Hombre que caza lobos por la remuneración señalada a quienes matan estos animales.
Escrito en el año de nuestro Señor de 2017, el 3 de febrero, en la festividad de San Blas.

San Blas

sábado, 14 de diciembre de 2019

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Introducción.


Mientras me decido a arrancar nuevamente la serie de "La Cultura de los Pueblos", que la habíamos dejado hace ya largo tiempo en el final de los episodios dedicados a la etnia massai, hoy comienzo una nueva serie de entregas sobre los niños pequeños, más bien sobre mi hija pequeña.

Todas las personas con las que hablo me comentan, teniendo en cuenta su experiencia, que no deje pasar en lo posible estos años, que son los mejores (mi hija tiene casi 3 años). Pues después crecen y ya nada vuelve a ser igual.



Había comenzado una serie en otro blog distinto a éste, sobre las sensaciones que experimenté como padre primerizo y lo feliz que me hacía ver, no ya los adelantos, sino las anécdotas que me ocurrían con mi bebé. Quizá en algún momento me decida a trasladarlos aquí. La razón de hacer otro blog distinto a éste con ese objetivo era dejar éste única y exclusivamente para los temas de cultura que fuera desarrollando. Sin embargo, debido a que aquél terminó cerrándose, después de darle muchas vueltas, he decidido abrir aquí una ventana para escribir esos pensamientos y sensaciones que me vienen a la cabeza. La serie se denomina "Esos Adorables Pequeñuelos" porque, a pesar de que sea personal, también pretende transmitir experiencias que pueden ser comunes a un montón de padres.

No pretendo que mi progenie sea la más alta, la más lista, la más trabajadora, la más inteligente. Lejos de todo ello mi intención. Sólo pretendo compartir el sentimiento paternal que pueda mostrar a través de estas líneas.


Algo que me dijo mi mujer, y que hoy me hace que comience esta serie, es que más adelante, cuando mi hija tenga uso de razón, pueda leer estas páginas, y vea que su padre no sólo era esa persona que estaba a su lado en una serie de circunstancias y que la cuidaba, sino, además, pueda apreciar lo que la quería.

Para acabar sólo me queda saludar a todos aquellos padres y madres que disfrutan en el momento actual de esa "maravilla de la naturaleza" del crecimiento de un retoño humano.

Una última nota. Cualquier foto que salga con niños, ni será mi hija, ni hijos cercanos de amigos o conocidos. Estará obtenida de forma legal y será una generalización de los comentarios del texto. Todo por bien de nuestros niños y del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).

Queridos amigos. Nos volvemos a ver en la red.