viernes, 2 de diciembre de 2022

EL 7 DE JULIO. 1876. Benito Pérez Galdós

 

Esta vez me ha tocado dudar entre varias portadas. Por fin he escogido una que refleja una de las acciones, previas al 7 de julio, que dieron lugar a éste. Se trata del asesinato, el 30 de junio de 1822, del teniente Mamerto Landáburu por parte de tres granaderos de la Guardia Real, a la que éste pertenecía, cuando intentaba mediar entre la multitud que asediaba el Palacio Real, y la Guardia, que estaba dispuesta a cargar contra la misma. Se corrió la voz de que lo hacía debido a sus ideas liberales y unos cuantos soldados exaltados le maltrataron, golpearon y cuando Landáburu buscó refugio hacia la columnata de Palacio, le alcanzaron y le asestaron varios tiros que acabaron con su vida. Según describe Galdós en esta novela, y al contrario de lo que se ve en la ilustración, los disparos fueron realizados por la espalda. Una vez que se supo, fue la gota que colmó el vaso y que decidió a la Milicia Nacional a defenderse mediante las armas de la Guardia Real, de la cuál se sospechaba que estaba preparando un levantamiento.

Este levantamiento se produjo el 7 de julio de 1822. No pasó de ser una asonada, pues no sólo salió mal, sino, además estaba mal organizado, mal dirigido y fue peor ejecutado.

Galdós, en esta novela, nos presenta los dos cuerpos militares que se enfrentaron: la Guardia Real, cuerpo de ejército regular; y la Milicia Nacional, que, aunque estaba constituida por voluntarios, supo defender el régimen constitucional frente a los Guardias sublevados.

Un nuevo personaje aparece en escena. El primo asturiano de Soledad, con el cual está ella prometida, que representará el bando realista, y que romperá con ella por nuevas calumnias vertidas por el simpar, y sin corazón añado yo, maestro de escuela D. Patricio Sarmiento. Es curioso como Galdós consigue que te caiga mal alguien que, teóricamente, defiende las libertades. Es como si quisiera decir a su lector que las conductas personales van más allá y pesan más en la balanza de la vida, que los ideales que puedan defender tal o cual persona.

Salvador Monsalud sigue siendo protagonista y protector de Soledad y D. Urbano, sin que lo sepa este último y, aunque durante toda la novela se muestra juicioso y con la cabeza bien asentada, habrá un hecho que, al final, volverá a hacer salir todo la impetuosidad e indecisión de su personalidad. También aquí Galdós parece decir al lector que, por muy juicioso que alguien se haya vuelto, ello puede deberse a la ausencia de los estímulos para desviarse del camino correcto, y no a una honrada y correcta transformación.

Por último destacar que en esta novela de "El 7 de julio", Galdós despliega todo su conocimiento del Madrid decimonónico y esta ciudad entra como protagonista de su narración, al igual que Paris es la protagonista, por ejemplo, de "Los tres mosqueteros", por poner un caso de literatura coetánea, aunque harto distinta, del relato detenido y detallado de los sucesos del siglo XIX que Galdós nos hace en sus Episodios Nacionales.

En fin. Auténticas joyas.

jueves, 24 de noviembre de 2022

HISTORIA DEL IMPERIO ROMANO. 391-395. Amiano Marcelino

 

Amiano Marcelino fue un militar romano del siglo IV d.C. que nos transmitió una visión directa del ambiente que se respiraba en el Imperio Romano, dentro de sus altas instancias, y de cómo la mayoría de los poderosos fundaban su posición social en la violencia, la rapiña y la adulación hacia aquellos que estaban por encima hasta que llegaba el momento de conspirar para echarles abajo.

Uno de los grandes valores es que habla de hechos vividos por él, o que los ha experimentado muy cerca en el tiempo o en el espacio, por lo que puede valorar mucho más adecuadamente los mismos, dando detalles o teniendo en cuenta aspectos que, a historiadores más lejanos en el tiempo, por muy honestos que quieran ser, se les escapa. De ahí que sus libros conocidos, que abarcan desde el reinado de Constancio, cuando ya gobernaba sólo el Imperio, hasta la batalla de Adrianópolis, hechos que van del 350 al 378, son una fuente de información de gran valor histórico.

Una de las cosas a destacar en la obra de Amiano Marcelino es que, a la manera de los escritores clásicos, mezcla el relato de los acontecimientos en un periodo de tiempo determinado con la descripción de las zonas y regiones donde ocurren los hechos narrados, la enumeración de los pueblos que viven en esas zonas y sus costumbres y características más llamativas, así como los fenómenos naturales observados durante ese tiempo.

Y es en estos casos cuando Amiano describe los fenómenos naturales y sus causas, cuando nos llevamos grandes sorpresas. Las explicaciones del desarrollo de los distintos procesos de la naturaleza tienen tanto parecido con las actuales teorías que se dan a los mismos por parte de los sabios del siglo XX y XXI que descubrimos que los "antiguos" no eran "tontos". Vivir en tiempos anteriores a nuestro milenio no significa ser ignorantes de muchas de las causas de las cosas, tal como algunos creen.

jueves, 17 de noviembre de 2022

EL GRANDE ORIENTE. 1876. Benito Pérez Galdós

 

Dos advertencias antes de leer este libro. Es "El grande oriente" no "El gran...". La segunda, se trata de una logia auténtica, que cobró importancia en los tiempos en que sitúa Galdós la narración de esta segunda serie de Episodios Nacionales, y que actualmente, por lo que he encontrado buscando la portada que iba a enseñar en la entrada, sobrevive al paso de los años.

Una vez dichas estas dos cosas, paso al comentario de la novela.

El Grande Oriente es el nombre de una logia o asociación masónica, de liberales moderados que intrigan desde 1819 para restablecer las libertades democráticas frente al régimen absolutista encarnado por Fernando VII.

Frente al Grande de Oriente, se describe otra asociación, esta vez de exaltados o extremistas, denominada "Los Comuneros", que pretenden los mismo que los masones, pero mediante vías más expeditivas. El asalto violento al poder, y la instauración por la fuerza de las armas de la Constitución y de los ideales liberales. Por sus formas, mucho más cercanos a la Revolución Francesa de 1792 que a la Constitución de Cádiz de 1812.

El acontecimiento histórico que describe aquí Galdós es el asesinato de Vinuesa, el cura de Tamajón, héroe de la guerra de la Independencia, en 1808, y que por sus ideas absolutistas y su cercanía a la camarilla del rey, al ser confesor de Fernando VII, intriga y conspira para derrocar la Constitución de 1812 que había sido restaurada por el levantamiento de Riego en 1820. Estamos en el año 1821.

El gobierno descubrió la conjura, detuvo a los implicados, entre ellos al cura Vinuesa, y también a un conocido de la retirada de José Bonaparte. El marido de Dª Pepita, protectora a su vez de Salvador Monsalud. Se trata de D. Urbano Gil, que tiene una hija llamada Soledad. Hago esta digresión porque van a ser los protagonistas de esta y la próxima novela, junto a otro personaje de mucha peor catadura.

Este personaje al que me refiero es un maestro de escuela, D. Patricio Sarmiento, el cual va a representar la facción extremada de la España liberal. Aglutina en su personaje todas las maldades que surgen en las posiciones extremadas que adoptan ciertos individuos, y todas las bajezas de un hombre cuyo ingenio sólo sirve para calumniar, sospechar y procurar el daño a su prójimo. Galdós sabe describir tan bien este tipo de individuos, sin que aún haya hecho algo reprobable, que lo hará, que consigue que lo odies. Sus acciones van siempre encaminadas al mal y a la violencia.

Vinuesa, debido a una algarada de los Comuneros, morirá en prisión. La cárcel es asaltada por dichas turbas y llegando a la celda de Vinuesa, le asestan dos recios golpes en la cabeza con un martillo de cantero, suficiente para dejarle sin vida. Pero, por si las moscas, el resto de la multitud le agujerea con las navajas que llevan consigo. D. Urbano conseguirá salvarse gracias a Salvador Monsalud, que también aparece en esta novela, teniendo una relación con la hija de D. Urbano, Soledad, que ambos califican como de hermanos, pero que dará mucho que hablar al malpensado D. Patricio.

Soledad es el personaje desdichado, sufriente, pero que, sin embargo, mantiene una dignidad que la eleva por encima del resto de los participantes en la trama de la novela de Galdós.

Aquí, las urdimbres de la trama ficticia y de la real se mezclan de una manera prodigiosa. Se puede observar que el genio de Galdós sigue creciendo, literariamente, sin parar.

viernes, 11 de noviembre de 2022

LA CANCIÓN DEL BOSQUIMANO. 2021. José Vicente Alfaro

 

Se trata de una novela corta, ambientada durante la I Guerra Mundial, en un lugar exótico, el desierto del Kalahari. Y se centra en una etnia, los bosquimanos, o Sam como ellos mismos se llaman. Pero de fondo José Vicente Alfaro ha introducido, con su irrefutable maestría, uno de los hechos más graves de la historia colonial en el continente africano: el genocidio del pueblo Herero. El pueblo Herero habitaba las tierras del sudoeste africano y fue masacrado por parte de la potencia colonial alemana a principios del siglo XX. Ahora, a principios del siglo XXI, cien años después, se va tomando conciencia de dicho genocidio.

El autor consigue un cuadro que, debido a lo corta de la novela y al planteamiento argumental de la misma, muestra a grandes trazos parte de la cultura Sam, pero no entra en profundidad sobre ella.

Es de agradecer las notas finales en las que nos cuenta el genocidio de los hereros y la evolución de la población bosquimana a lo largo del siglo XX y principios del XXI.

jueves, 3 de noviembre de 2022

LA SEGUNDA CASACA. 1876. Benito Pérez Galdós

 

Siguen en esta novela las andanzas de D. Juan de Pipaón, pillo redomado que alumbró el absolutismo de la primera época de Fernando VII, la que va de 1814 a 1820. Aquí, gracias a su protector durante todo este trayecto, y llegados ya al año de 1819, decide pasar de creyente a ultranza y servil absolutista, a defensor sin par de las ideas liberales, introduciéndose en una de las sociedades masónicas que pululaban en aquel entonces en Madrid y en España. Las peripecias de su entrada en dicha sociedad, su encuentro con su amigo de juventud Salvador Monsalud, que no le cree en su papel de defensor del liberalismo, y la relación con la antigua novia de Salvador, Jenara, y con su abuelo, el Señor Baraona, forman el cuadro de la trama que Galdós hace que continúe en esta novela.

Como se puede ver, no se trata de la experiencia de un sólo personaje, como era el  de Gabriel de Araceli en la primera serie. Aquí, Galdós está intentando contar una historia desde el punto de vista de distintos personajes, y que sean ellos los que lleguen a sus propias conclusiones. Conclusiones que serán presentadas por Galdós como acertadas o no, pero de forma tan sutil que no cortan ni alteran el sentido de la trama en ningún momento.

Se describe en esta novela el ambiente masónico que se vivía en Madrid en la segunda década del siglo XIX y las intrigas, tanto palaciegas como liberales para conseguir el poder unos u otros. Por otro lado, Galdós deja claro que los conciliábulos masónicos no son tanto por adoptar dichas creencias o reglamentos, sino la asociación de todos aquellos que quieren que vuelva a instaurarse la Constitución de Cádiz de 1812.

Por último, aquí se describe el levantamiento de Riego, que tiene más de mítico que de real, pues estuvo a punto de fracasar. De hecho, si hubiera sido por las tropas que encabezó Riego y la campaña que este realizó, les hubiera bastado un soplido a las fuerzas absolutistas para echarlo a las mazmorras. Pero los auténticos hacedores del trienio liberal en España, de 1820 a 1823, fueron otros, que precisamente levantaron tropas desde norte, pero que la bruma de la Historia ha hecho que desaparezcan y que sólo quede el mítico alzamiento de Riego para la defensa de la Constitución.

Un secreto: Riego no moviliza sus tropas para reinstaurar la Constitución. Riego compartía el sentir de la mayoría de la soldadesca de no querer ir a América a luchar, y poder morir allí o durante el viaje. Por lo cual Riego subleva a los soldados con el objeto de no abandonar la península, no para defender unos ideales que le venían grandes, como posteriormente se vio.