domingo, 8 de agosto de 2021

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 26: El ascensor

Interior de un ascensor. (No es el que protagoniza el relato)

Y ahora dirán ustedes, ¿a qué viene hablar de un ascensor? Porque la narración que viene a continuación tiene tres actores principales: mi hija, el ascensor del edificio dónde vivimos, y yo.

El caso es que mi mujer se llevaba a mi hija a que pasara la tarde con su tía, y así me dejaba unos ratos libres, para poder dedicarme a alguna cosa alternativa al diario de siempre. Salieron de casa y cuando llegaron al garaje, mi mujer se dio cuenta que se le había olvidado el móvil. Envío a mi hija por el ascensor, que está al lado de mi puerta para que me lo pidiera.

Cuando yo oí el timbre de la puerta, me dije: "Ya está. ¿Qué se le habrá olvidado ahora?" Pero al abrir descubrí a mi hija.

-Subo a por el móvil, que se le ha olvidado a mamá.
Después de una ligera búsqueda, encontramos el aparato y se lo di a la niña.
-¿Puedes ir tú sola?
-Sí. Si sólo es el ascensor.
-Vale.

Me gusta que tenga iniciativas propias y que se sepa valer por sí misma. Y no me dí cuenta que para bajar al garaje tenía que meter un código después de pulsar el botón correspondiente.

Al rato, alguien daba unos golpecitos a la puerta. Me extrañó. Miré por la mirilla y no vi a nadie. Me imagine que era ella. Aún así pregunté.
-¿Quién es?
-Soy yo.
Abrí la puerta y allí estaba ella.
-¿Me ayudas? No he podido meter el código.
-¡Claro, hija, como no!

Y la acompañé y di a los botones. Me despedí de ella y aquí hubiera acabado la cosa si ella no hubiera contado a su madre, al llegar al garaje su aventura.

Nuestro código está formado por números que se repiten. Pues bien, sí que los había dado, pero no recordó repetirlos. Conclusión. El ascensor le subió a varios pisos más arriba. ¿Qué hizo ella? Ni corta ni perezosa, volvió a dar el botón que llevaba a nuestro piso porque sabía que era la mejor solución. Volver a casa, y pedirle a papá que le ayudara a poner el código, que ella lo había puesto, pero no había funcionado bien.

No sé qué les parecerá a ustedes, pero yo me sentí orgulloso. No había tenido miedo; tenía iniciativa para buscar una solución lógica; y sabía ya, sin nadie decírselo, solamente de vernos a su madre y a mí, que había que poner un código después del botón del garaje para poder bajar al mismo.

En fin. Sé que poco a poco va creciendo (muy rápido en algunos momentos) y que ese tipo de cosas las tiene que adquirir conforme crece. Pero, a pesar de ello, no deja de sorprenderme.

Un abrazo. Nos vemos en la red.
 

domingo, 25 de julio de 2021

FAVORITOS DE LA FORTUNA. 1993. Colleen McCullough

 

Y la tercera entrega de la saga de la república romana narra una de las etapas menos conocidas de la historia de Roma. El tiempo en que Sila se mantuvo como dictador de la república romana. ¿Se le podría llamar el primer emperador de Roma? Veamos cómo lo muestra la autora.

En primer lugar "elimina" toda la oposición a su persona. Algo común a los emperadores. En segundo lugar, establece su dominio sobre toda la península de Italia, la península Ibérica, el norte de África, Grecia, Macedonia, parte de los Balcanes, y parte del Asia Menor (la actual Turquía). Es un territorio al que se le puede llamar efectivamente como Imperio. En tercer lugar, modifica todas las leyes, estableciendo una Constitución propia. Eso sigue siendo de dictador. Pero en esas leyes, intenta recuperar todos los modos de gobernar que se tenía en la república romana antigua. Eso es más de restaurador que de emperador. Y por fin, deja su cargo justo cuando dijo que lo iba a dejar, junto con todas sus prerrogativas, que incluso incluían la elección de los dos cónsules de Roma, que era el puesto político máximo de la república romana, y deja establecido que éstos serán elegidos mediante unas elecciones "democráticas". Eso también es de restaurador.

Es muy importante el tratamiento que da la autora al personaje de Sila. Desde su primera descripción, en que muestra una persona sin ningún tipo de escrúpulos, un degenerado, que se relaciona con lo peor de la sociedad romana, hasta, al final de su vida convirtiéndole en un auténtico ejemplo de patricio romano, que se preocupa por dejar la república romana saneada económica y políticamente hablando, y se retira a disfrutar de los últimos meses de su vida lejos de todas las intrigas de la Roma a la que ha dedicado su vida. Como podemos apreciar, la autora nos pinta un cuadro muy detallado de toda la vida de Sila, incluyendo sus sentimientos, pensamientos, pasiones y, en resumen, su perfil psicológico.

Y también en este tercer libro aparecen y se desarrollan otros personajes que serán los siguientes protagonistas de la vida política de Roma. Marco Licinio Craso, Cneo Pompeyo Magno y, como no, Cayo Julio César. Si algo hay que destacar en este sentido es el personaje que nos muestra de Pompeyo. Lo pinta como ambicioso, caprichoso y, en cierta medida, tonto y "paleto", en el sentido más peyorativo de este último calificativo. Los papeles los reparte: Julio César es el inteligente, Craso es el rico, y Pompeyo el paleto. Como en una película de hace tiempo: "El bueno, el feo y el malo".

Pero por encima de todos ellos sobrevuela la auténtica protagonista de este libro: la Fortuna. Descubrimos como hay personas que llevan adelante todos sus planes porque dicha fortuna les favorece y otras personas caen en desgracia, sólo por giros del destino. Y la ambición. Cualquiera de los tres tienen ambición, y si creemos que ahora la gente es insensible ante el sufrimiento humano, no tenemos nada más que leer este libro para ver que es algo no de ahora, sino que viene sobrevolando toda la historia de la humanidad. Los más crueles suelen ser los que se llevan el gato al agua, los que se salen con la suya.

domingo, 18 de julio de 2021

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 25: Lo poco agrada y lo mucho cansa.

Lo de hoy se refiere a un dicho, a un refrán que es posible que hayan oído bastante: "Lo poco agrada y lo mucho cansa." Y a mi hija, con cuatro años ya, reaccionando a la primera vez que oía esa expresión, o al menos, que se le pedía que se fijara en ella.

En fin. Se trataba de una mañana de sábado, en que desde que se había levantado, estaba retozando, con un comportamiento muy alegre, por toda la casa. No hacía más que ir de su madre a mí y de mí a su madre, interrumpiéndonos, molestándonos, preguntándonos cosas, riendo, gritando. Todo lo que se puede esperar en un niño de cuatro años que esté muy contento y alegre. ¿Y por qué estaba contenta? Pues porque ese día iba a ir al Parque de Atracciones para subir una y otra vez a sus atracciones preferidas.


Tan emocionada estaba que no paraba en todo el tiempo. E incluso, cuando su madree empezó a arreglarse, ella siguió igual. Se le pidió varias veces que se comportara para poder vestirla en condiciones y poder ir a gusto, pero nada. La niña seguía saltando, chillando y corriendo por toda la casa.

Cuando oí que su madre ya se estaba enfadando, se me ocurrió una idea. Me acerqué a ella y le dije:

-Escucha -primero intenté fijar su atención- papá te va a decir una frase a ver si la entiendes.

-Vale. -contestó ella.


-Lo poco agrada y lo mucho cansa. -esperé a ver su reacción, se quedó quieta- ¿Lo has entendido?

-No. -me dijo con cara de interrogación.

-¿Quieres que te lo explique?

-Sí.

-Pues que si haces una cosa que gusta poco tiempo, caes muy bien. Pero si esa misma cosa la estás haciendo todo el tiempo, la gente ya no le gusta y la hartas. ¿Has entendido?

-Sí.

-Me alegro.

Y ahora viene lo que sí es importante en toda esta historia. Una vez que me retiré y la dejé junto a su madre, ya no la oí pegar gritos, ni chillar, ni la vi correr. Después cuando se lo pregunté a mi mujer, por si había sido únicamente impresión mía, me confirmó que sí había ocurrido.

La niña entendió la frase mejor que muchos adultos y la aplicó al instante. Con lo que se pudo arreglar a tiempo para pasar un día de diversión en el Parque de Atracciones. Y es que a veces los niños, con su ingenuidad e inocencia nos pueden dar lecciones a los adultos. ¡Ya te digo!

Nos vemos en la red.

sábado, 10 de julio de 2021

LA CORONA DE HIERBA. 1991. Colleen McCullough

 


"La corona de hierba". La segunda novela de la serie "Masters of Rome" escrita por la profesora de universidad Colleen McCoullough. He de reconocer que la conocía más por la novela romántica que le dió la fama aquí en España, y creo que fue a partir de una serie televisiva protagonizada por Richard Chamberlain y Rachel Ward, me refiero a "El pájaro espino". En fin, que no la podía relacionar con la serie de libros que narran el final de la república romana y las causas que terminaron por convertirla en un imperio, es decir, en una nación, estado, país o como quiera que lo llamemos, dirigido por un sólo hombre.


En esta segunda entrega, podemos apreciar en un primer momento los años de retiro del protagonista de la novela anterior, Cayo Mario; junto al esfuerzo de su alter ego, Sila, para convertirse en "el primer hombre de Roma" y superar las acciones de su mentor. Al mismo tiempo asistimos al nacimiento y los primeros años del más famoso de los personajes que dio a la historia la civilización romana: Cayo Julio César. Y el libro llegará hasta la muerte de Cayo Mario.

Los personajes están perfectamente descritos, hasta en sus detalles psicológicos más minuciosos y la prosa es rápida, sin dejar nada a la imaginación del lector. De ahí que, aunque es un libro largo, se lee sin esfuerzo y cuando quieres darte cuenta has llegado al final del mismo. Y no sólo eso, te deja el buen sabor de boca para comenzar el tercer libro de la saga.


sábado, 19 de junio de 2021

ESOS ADORABLES PEQUEÑUELOS. Cap. 24: La tormenta

Regreso a esta serie porque de vez en cuando, surge una anécdota que da gusto contar, escribir y que uno, dentro de sus fantasías, espera que sea leída por su hija cuando ésta tenga "uso de razón" como se decía antes, o, al menos, sea lo suficientemente madura como para valorar estas pequeñas historias que reflejan el cariño que sus progenitores tienen hacía ella.

El caso es que en estas fechas, tras un principio de junio con mucho calor, estamos sufriendo unos días de lluvias y tormentas muy fuertes en toda la Península Ibérica. Y ha ocurrido que esta noche comenzó, sobre las cuatro de la madrugada a diluviar. Lo primero que ocurrió y que dio paso a esa lluvia intensa, fue un relámpago seguido de un trueno enorme y "áspero", es decir, con gran estrépito y esa sensación que transmiten algunos truenos de que "puede caerse el firmamento".

El caso es que su madre y yo nos despertamos asustados, e inmediatamente fuimos a cerrar las ventanas que estaban abiertas. En el intervalo de tiempo entre nuestro despertar y el cierre de las ventanas, algunas de las puertas de casa dieron portazo, por el viento que recorría la casa.

Pues bien, después de cerrar la ventana del dormitorio, al salir al pasillo, me la encuentro en la puerta de su habitación, restregándose un ojo medio dormida. "Lástima", pienso, "se habrá despertado con miedo por el trueno". Menudo pensamiento, lógico pero equivocado. Su exclamación fue:

-¡Con el ruido de las puertas no puedo dormir!

Señores, no se había asustado del trueno, ni de los relámpagos que siguieron al gran trueno. No. Lo único que le pasaba es que "no podía dormir" por los portazos de las puertas.

Me reí, le revolví el pelo con una sonrisa y le dije:

-¡Sí señor! ¡Así me gusta mi niña!

¿Qué otra cosa podía hacer ante su reacción de indiferencia a la tormenta?

Un saludo, nos vemos en la red.