domingo, 14 de agosto de 2016

LCP XXXI: EL UKULI BULA (2ª parte)

Hombres de la tribu Hamer preparándose para el Ukuli-Bula

Queridos amigos de La Cultura de los Pueblos. Nos quedábamos en la entrada pasada justo en el momento en que el grupo de maz habían realizado la flagelación ritual de las hermanas del ukuli, del aspirante a maz, del aspirante a ascender al estatus de adulto dentro de la tribu Hamer. Y por mucho que esta acción fuera ritual, vimos que los latigazos eran reales y que las heridas eran reales, por lo que las mujeres Hamer demostraban un auténtico valor al, no solo prestarse, sino animar a los maz a realizar dicho ritual. Pero ahora comenzaba el turno del ukuli.

Ukuli con la piel de oveja
En un primer momento, todo el grupo de maz se reunirá en torno al ukuli, y procederán a desvestirlo, dejándolo como Dios lo trajo al mundo, sin ningún tipo de ropa. Después le colgarán una piel de oveja que le cubrirá, a modo de mandil, la parte anterior del cuerpo.

Una vez hecho esto, el ukuli se sienta sobre una piel de buey extendida sobre el suelo, frente a él estará un maz que es elegido previamente, y ambos estarán rodeados por el resto de los hombres, que asegurarán el secreto de la ceremonia. En ese momento, el maz instruirá al ukuli e intercambiarán objetos: un haz de 8 látigos, 7 brazaletes de metal y 1 de madera, y otro tipo de utensilios. Al final de la instrucción el maz pintará, embadurnará, todo el cuerpo del ukuli de carbón.

Ha llegado el momento culminante en que el ukuli debe demostrar su valía. Los hombres, los maz, forman una fila y se dirigen a las reses que están preparadas para el rito del salto. Las colocan apiñándolas unas al lado de las otras, formando una fila. Normalmente solía haber ocho animales, actualmente suelen ser tan sólo cuatro o cinco. La primera es una vaca, que recibe el nombre de uongo garro. Después de ella, el resto son bueyes. Pues bien, el ukuli se coloca en el extremo de la fila de reses en que se encuentra la vaca. Está totalmente desnudo, pues se le ha quitado el mandil de piel de oveja. Sólo está cubierto por el carbón con que le ha embadurnado su padrino, su maz. Ahora él es el protagonista. Debe saltar, apoyando en primer lugar el pie en el lomo de la vaca, la fila de bueyes que tiene frente a él. Puede ir pisando los lomos de los bueyes, pero no tiene que caerse entre ellos. Tiene que recorrerlos sin escurrirse. Los saltos se repetirán hasta que el ukuli consiga su objetivo. Hasta que el ukuli consiga saltar todos los bueyes.
Ukuli iniciando la carrera para realizar el salto del toro. 
Ukuli realizando el salto del toro, con los maz sujetando a las reses.

Una vez que esto se ha producido, los asistentes forman filas compactas y avanzan rítmicamente con cánticos, celebrando la hazaña del ukuli. Celebrando que el ukuli ha pasado la ceremonia del "salto del toro". Celebrando que ya se ha iniciado a la etapa adulta. Que ya ha entrado a formar parte de los hombres del poblado. Ya pueden regresar a sus casas. La ceremonia ha acabado.

La ceremonia ha acabado. Ha acabado para todos, menos para el ukuli. En realidad, el ukuli solo ha pasado al estado de Cherkali. Debe pasar 4 días embadurnado de hollín, del carbón con que le ha pintado su padrino, su maz. Y después de esos 4 días, debe pasar otros 4 días embadurnado de mantequilla. Al acabar ese periodo de 8 días es cuando sí, realmente, se le puede llamar ya maz. Es cuando sí, realmente, ha pasado al estatus de adulto dentro de la tribu Hamer. Es cuando ha terminado su periodo de iniciación y comienza su etapa de madurez.
Silueta de Ukuli recortada en el atardecer africano del río Omo

Pero nadie ha dicho que el periodo de madurez sea más sencillo que el anterior. Posiblemente la familia ya le tiene escogida esposa, mujer, y el recién estrenado maz se tiene que enfrentar a la primera decisión importante de su vida: aceptar o no a la mujer que le tiene preparada su familia. Si la acepta, formará una familia. Si la rechaza, la familia comenzará a buscarle otra muchacha. Y mientras tanto, el maz disfrutará de la vida en soltería junto a otros maz que estén en su misma situación. Sencillo, ¿no? Casi idílico para el maz ¿no? Alguna pega tenía que tener esta libertad. Durante este periodo de libertad de cargas familiares, el maz solamente le está permitido comer carne, miel y leche, y beber café y agua. Una dieta estricta para que el muchacho maz no se acostumbre demasiado a la soltería. ¿No creen?

Dejaremos a nuestro recién estrenado maz que disfrute de su nuevo estatus y nosotros volveremos a encontrarnos en la red en la próxima entrada. Hasta entonces, un abrazo.

2 comentarios:

  1. Muy respetables sus costumbres pero es de alto riesgo que él no pueda elegir directamente su compañera. Al fin y al cabo así han sobrevivido.

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    1. Gracias por tu aportación, Cinetra. La opción que tiene el joven Hamer, como has visto, es rechazarla y esperar que elijan a otra más acorde a sus "gustos". Me imagino que poco a poco se habrán ido adecuando los gustos del joven con los de la familia, y no lo olvidemos, con los de la muchacha elegida.
      Aún así, tal como señalas muy sabiamente, son sus costumbres y con ellas han sobrevivido durante mucho tiempo en un ambiente muy hostil.
      Un fuerte abrazo.

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